viernes, 19 de septiembre de 2014

Las Ranas de Aristófanes en Mérida

Las Ranas, de Aristófanes en Mérida

Sobre el escenario toda una declaración de principio. Velos iluminados representan el inframundo. Un decorado minimalista por que no están los tiempos para grandes escenografías, y un aviso para navegantes. El peso de la obra recae sobre la dirección de actores, sin coartadas ni distracciones de cara a la galería. La misión era difícil. El texto repleto de referencias, riqueza de personajes mitológicos, lugares atenienses, etc., que se hacen ligeros y digeribles, merced a la adaptación. El Dios Baco (excelente Pepe Viyuela), es un inmortal timorato, glotón y bravucón que trata con desprecio a su criado Jantias (Miriam Diaz Daroca), un siervo que a la larga demuestra ser más astuto que él. Durante su viaje a la laguna Estigia encontrará a un Hércules un tanto perjudicado y un coro de ranas que le hacen la vida imposible a pesar de no aparecer en escena. La presencia de la cantante Beht  dinamiza (y moderniza) la puesta en escena sirviendo de transición o explicación con breves intervalos de su voz rota, disfrazada como una ranita o duendecillo verde de San Patricio. El viaje de Baco al Hades, vestido con piel de león y acompañado de una clava para salvar al teatro, ocupa una primera parte con altibajos cómicos. A destacar una Mirian Diaz Daroca cada vez más acertada y que se lleva las simpatías del público. Un pequeño fallo en el micrófono durante el duelo final de los autores griegos (Eurípedes y Esquilo) de concepciones tan distintas sobre teatro, y algún defecto de sonido que impedía entender las letras de Beth, son el saldo negativo de una obra a ritmo de musical. Homenaje vocacional a la poesía y el teatro, y que juega con las similitudes de situaciones sociales de hace 2500 años, pero exportables a nuestros días. Pepe Viyuela compone un Baco mundano, que adquiere la luz de la razón cuando se encuentra envuelto en los vapores de él mismo. Bajo el barniz de la comedia subyace un mensaje extrapolabe a todas las épocas del hombre, que nos habla de escasez en la honorabilidad y en los valores (no sólo económicos). Sorprende la familiaridad con que se refería el autor a los dioses en una época, donde solían invitarte a una degustación de cicuta en caso de no ser respetuoso con los mismos. Momentos desternillantes como el encuentro con el coro que transporta el sudario y su insufrible cancioncilla, o la incursión de Baco (o Dionisos) en la barca de Caronte, sirvieron como homenaje al creador de la comedia griega que, amén de un gran dramaturgo, era un conservador de armas tomar. Esta parábola, planteada como un juego de muñecas rusas (el teatro dentro del teatro) llega al público fácilmente en esta versión. La escatología ya estaba presente en el texto original, y es que Aristófanes aparte de satírico, también podía llegar a ser obsceno y vulgar, mixturando lo poético con lo incisivo. De ahí que no es de extrañar la pregunta que el criado Jantias (sobresaliente Mirian Diaz Daroca) le hace al acuclillado Baco, que dice estar "haciendo una libación", cuando le solicita la esponja para el aseo íntimo. Baco le dice que le ponga la esponja sobre el corazón.  Jantias le contesta ¿Es ahí donde tienes el corazón, Baco?



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