lunes, 24 de noviembre de 2014

Mas Grandes que el Amor. Dominique Lapierre





La noticia leída por Dominique Lapierrre en un diario de Nueva York sobe el hogar abierto por la Madre Teresa de Calcuta en Manhattan, para acoger los enfermos de Sida, es la señal de salida para una de las aventuras humanas, médica y científica, más apasionantes de la historia. Quizás el libro más importante de su amplia trayectoria de divulgación. Es la narración, a ritmo trepidante, de cómo llamó a las puertas de los laboratorios de investigación; reconstruyendo paso a paso; la aventura diaria de estos luchadores contra lo desconocido. Es la crónica humana de héroes anónimos en las calles de la India, vestidos de batas blancas o del sari de las misioneras de la Madre Teresa, de los primeros enfermos, enfrentándose a un miedo desconocido en el horizonte del hombre, de su valor y sufrimiento. Es la cronología, narrada de forma magistral dentro de ese género denominado literatura periodística, de la lucha del hombre contra la adversidad y el reconocimiento de la generosidad, el sacrificio y la intuición humana, en este combate contra un  enemigo desconocido. La caza del agente provocador de aquellos extraños y desconcertantes síntomas en personas sanas, supuso un desafío extremo para los investigadores. En esos momentos, aquella enfermedad; hoy en día convertida en crónica gracias a las investigaciones y sacrificios de aquellos hombres y mujeres; era un completo y letal enigma que desafiaba al portador de la misma, en una eterna paradoja: el virus necesita un huésped para sobrevivir, pero al tiempo lo destruye. Durante esta conmovedora lectura, también se mezclan factores como la ética, el poder de las multinacionales farmacéuticas, la envidia y el orgullo que también parasitan profesiones tan profundamente humanas como las que se implicaron en esta aventura. Una enfermedad que los iluminados calificaban como peste. El desconocimiento y la especulación periodística llevaron a denominarla el “cáncer rosa”, debido a que las primeras víctimas formaban parte de la comunidad homosexual o a encontrar un teórico “paciente cero”.  La falsedad de esta asignación ha quedado demostrada, al descubrirse que se trató de una manipulación informativa oportunista. La pluma magistral y experimentada de Lapierre, alterna en capítulos apasionantes los distintos factores que colaboran en la lucha contra el retrovirus. 

Los luchadores de a pie, en las calles, en los hogares y hospitales, el apasionamiento de los investigadores, dispuestos a toda costa a aliviar a la humanidad de ese dolor, los intereses crematísticos, el enfrentamiento entre franceses y estadounidenses por la patente. Luces y sombras en un drama humano que se lee con apasionamiento. En estas páginas una muchacha de la casta de los intocables, descubre que puede ayudar a los demás sin sentirse una paria, un milagroso e infalible doctor chino, queda perplejo ante un enigma que le supera. La mezcla de historias confluye en un hechizante tour de force contra el sufrimiento que hace a todos los protagonistas más grandes que el amor. La maestría en el campo del reportaje novelado le venía de largo al periodista, que conoció a su colaborador en otras obras (Larry Collins) durante el servicio militar. Esta cooperación ha dado; juntos o por separado; algunos de las mejores obras de esta emocionante especialidad literaria. Desde la intrahistoria de la salvación de París durante la 2º Guerra Mundial en ¿Arde París?, pasando por la biografía de El Cordobés (O llevarás luto por mí), la denuncia dramática (Era Medianoche en Bhopal) a la historia de los habitantes del miserable barrio de chabolas de La ciudad de la Alegría, de cuyos beneficios en derechos de autor destinó la mitad para ayudarlos. No olvido al  autor a los desheredados de este país, a los que siguió ayudando con obras de irrigación y colectas. Como no se olvida este libro tras su lectura, dejando un poso en el espíritu, un cierto amargor por no sentirse parte de estos héroes que combaten en dolor, y un dulce sabor, porque ellos existen pese a todas las adversidades y siguen  surgiendo personas Más Grandes que el Amor.


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