sábado, 1 de agosto de 2015

Segundo Festival Internacional de Música de Mârvao. Concierto Inaugural



                          Orquesta Gulbenkian
   
Director Christoph Popper 
Sinfonia nº 3 "Escocesa" de Felix Mendelssohn
Obertura "Ines de Castro" de Vianna da Motta
Concierto para Orquesta y Violin de Max Bruch 
Solista: Clara Jumi Kang

Por segundo año, la aventura iniciada por el germano Christoph Poppen, enamorado de este nido de águila alentejano, mixtura la belleza del paisaje y la medieval ciudad, con la calidad de los intérpretes y obras seleccionadas. Debido al enorme éxito en la pasada edición de esta iniciativa, la respuesta del público ha inundado las calles empedradas del laberíntico Mârvao. 
 

El programa de este año era ecléctico y selecto. Desde la profesionalidad de la Gulbenkian, pasando por las voces de Ex-Hilliard Ensemble, el Signum Quartett, La Orquesta y Coro Divino Sospiro, etc, incluso una proyección de película-ópera en la estación de Beira. Para esta gala de apertura se habían seleccionado obras como la Obertura “Inés de Castro” del portugués Vianna da Motta, la Sinfonía nº 3 “Escocesa” de Felix Mendelssohn y el Concierto para Orquesta y Violín de Max Bruch. Los aficionados hubieran agradecido algo más de información en los Programas de Mano, acerca de las obras que se iban a interpretar, donde únicamente se citaban los compositores. 

La fría noche alentejana, con pequeños sobresaltos del viento en las partituras, recogió los acordes de la Gulbenkian en un escenario de excepción: el patio del castillo. Christoph Poppen dirigió con firme batuta los tres movimientos del Concierto nº 1 para Violín de Max Bruch; una de las más populares del repertorio romántico germano; solicitando en todo momento la complicidad de la prodigiosa violinista Clara Jumi Kang (rostro de porcelana, manos de alabastro), que mantuvieron un diálogo certero y emocionante a lo largo de la obra. 

 
Felicitar a todos los ejecutantes de la Orquesta Gulbenkian, quienes en la última pieza debían de tener los dedos amoratados por el frío. Clara Jumi Kang posee una digitación quimérica y certera. Navega sobre el mástil con limpieza, pero con sentimiento, con técnica, pero con un corazón que arranca a esta partitura romántica lo mas intenso de su notación poética. Una interpretación excepcional, arropada por la calidad de la Orquesta Gulbenkian que aportó instantes mágicos. 
 

Después, un poema sinfónico: la Obertura “Inés de Castro”, obra que fue concluida por José Vianna da Motta durante sus estudios en Alemania. Es una visión de la trágica historia narrada en el canto tercero de la elegía épica “Os Luisiadas” de Camoens. 
 




De clara inspiración en los poemas sinfónicos lisztianos, (con influjos claros del Tristan e Isolda wagneriano) y cabeza de puente de la doctrina del “aportuguesamiento”, Vianna ofrece en esta partitura movimientos introducidos por epígrafes del poema genésico. Con una instrumentación insinuante y colorística, se nos introduce en la leyenda de Inés de Castro y Pedro I. Hay reminiscencias beethovianas en la Obertura (uso de la trompeta) o la reaparición final del uno de los temas (allegro), que concluye con una atmósfera casi optimista. Extraordinaria la orquesta en este paseo por las curiosas frondas románticas de esta obra sobre Inés de Castro y Pedro I, cuyos cuerpos descansan en el Monasterio de Alcobaça, aguardando el reencuentro en el fin de los tiempos. 
 
Dentro de esta programación lusogermana, seleccionada por Poppen, se interpretó la Sinfonía (de larguísima gestación) nº 3 de Felix Mendelssohn; conocida como “La Escocesa”, que fue compuesta durante un viaje a Gran Bretaña, pese a que claramente no hay ninguna referencia melódica al folklore escocés (excepto en el scherzo, donde aparecen ciertas reminescecias de estas tierras). Añadir que Mendelssohn tenía aversión por cualquier música folklórica. Los movimientos fueron desgranados por los músicos con maestría y técnica para regalar al público la última de las obras sinfónicas del autor alemán. 
 
Un paisaje cromático hermoso, una pintura musical de la percepción del germano sobre Escocia, recreada magistralmente en la sabia batuta de Christopher Poppen. Un pasaje lento llevado por las violas y el oboe desde el Andante con Moto, para desembocar en el viaje que la trompa realiza hacia la culminación de la Orquesta (con similitud de coro) hacia el triunfal La Mayor del epílogo. No cabe duda de que Mârvao es un enclave histórico privilegiado. Y lo es más aún con esta romántica aventura del Festival Internacional de Música, que ningún melómano o viajero deberían perderse. Eso sí, aunque se desarrolle en el mes de Julio, acompáñenlo de ropa de abrigo. Lo agradecerán. Felicitaciones a la organización.

 Fotografias: F. Collado
 




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