La Mirada Infinita. Manuel Barrero

Nos encontramos sin duda ante la obra mas completa de aproximación a uno
de los artistas más evasivos, escurridizos y autónomos de la historia del
cómic. Dibujante que nunca se sometió a estéticas o géneros y creció como
artista independiente. Este es un riguroso estudio; no exento de amenidad y
humorada; sobre el historietista más evanescente, independiente y huidizo que
se pueda imaginar. Barry Winsord-Smith,
posee una elegancia mágica en sus trazos, influidos por los Prerrafaelistas
como Edgard Burne-Jones, o las
fascinadoras líneas de Dante Gabriel
Rossetti. Posee una obra poco extensa en comparación con otros dibujantes,
pero su influencia y estilo han superado la mayor capacidad de trabajo (o de sumisión
a la editorial) y son referentes ineludibles para cualquier amante del noveno
arte. Este trabajo recoge su vida y obra de modo ameno, y es difícil desertar
una vez comenzado. En su infancia, el dibujante comenzó a interesarse por los cómics de Harold R. Foster (Principe
Valiente, Tarzán) no es mal comienzo inspirarse en uno de los príncipes de
la historieta, pero Barry también reconoce influencias del ilustrador William
Heath Robinson, que pueden rastrearse en su temática mitológica. Lector incansable
de John Steinbeck, su aproximación al teatro; fomentado por el movimiento de
los “Jóvenes Airados”; como Allan Sillitoe, autor de la aclamada: La
Soledad del
Corredor de Fondo, que quizás influencia al dibujante para su posterior
independencia ,y defensa de su trabajo frente a las imposiciones. Seducido por
el Pop Art, vivió en un Londres invadido de chicas con impermeables
multicolores, que escuchaban a los revolucionarios The Beatles, leían a Burroughs y Kerouak. Nadó en la corriente
contracultural que inundaba el país. En algunos de sus primeros trabajos, se
pueden encontrar influencias del Art Nouveau, especialmente de Alphonse Mucha,
pero el artista pronto se decantó por seguir el estilo de Jack Kirby, a quien
llegó a conocer y con el que cruzó escasas palabras. Esta proverbial timidez le
llevaría a tener exiguo trato con un vecino suyo llamado ¡John Lennon¡ En sus
primeros cómic-book de superhéroes (Dr. Strange, Daredevil) comienzan a
perfilarse los estilemas que después le llevarían al Olimpo de la ilustración,
cuando la suerte acercó a su pluma, un personaje que habitaba una era remota antes
del hundimiento de Atlantis: Conan de Cimmeria. Las editoriales descubrieron un
artista capaz de fabricar atmósferas de un lirismo decadente, dentro de unos
decorados abigarrados de influencia modernista. El encuentro del joven
dibujante inglés y el héroe arquetípico nacido de la mente del tejano Robert E,
Hodward, conseguiría plasmar en viñetas la poética truculenta y primordial de
una Era imaginaria y matriz. El personaje de Conan
el Bárbaro, significó para Barry
Winsord-Smith, la entrada en el universo de los grandes, a través del otro universo
paralelo del autor de las novelas. De esta época nacen de la fértil pluma del británico
joyas como Red Nails (Uñas Rojas) o
la mítica: La Torre
del Elefante. Epítome de la creación de un cosmos personal, que presentaba
al completo la técnica que le convertirá en uno de los mejores ilustradores del
cómic. Un dibujo lleno de detalles, de un manierismo desgarrador, intrincados
diseños que crean atmósferas irreales. Este autor nos ha dejado una serie de
obras maestras para el mundo de las viñetas: La
Canción de Red
Sonja, The musketeers, The Paradoxman, pero su creación pictórica; menos
conocida; es también excelente convirtiéndole en un gurú de la poética mitológica,
donde la perfección del trazo, se aúna con una creatividad desbordada, paisajes
etéreos y personajes fantásticos. Barry Windsor-Smith es uno de los grandes y
en este libro, de forma amena y erudita, se nos regala un acercamiento al hombre y a su obra. Imprescindible para conocer una de las personalidades más controvertidas
del mundo de la ilustración.
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