Título
V.O.: The Mill and the Cross Año de producción: 2011
Distribuidora:
Aquelarre
Género:
Drama
Director:
Lech Majewski Guión: Michael Francis Gibson
Música:
Józef Skrzek Fotografía: Lech Majewski, Adam Sikora
Intérpretes:
Michael York (NicolaesJonghelinck), Rutger Hauer (Pieter Bruegel), Charlotte
Rampling (Mary)
Los primeros veinte minutos de esta narración,
ejercen de involuntaria criba sobre el espectador. Los amantes del blockbuster y el cine predigerido,
huirán despavoridos ante estos planos pictóricos sin palabras, que narran con
precisión quirúrgica; sin necesidad del verbo; la cotidianidad histórica y
humana del entorno, o describen los personajes, los oficios, con una maestría exquisita.
La luz de Vermeer en los interiores. Luz cenital y cruda, nebulosa, en los
exteriores, y una declaración de intenciones acerca del plano, de la secuencia
como metanarración, utilizando tonos cálidos en la paleta cromática, como si de
un lienzo naciente se tratara. El director Lech Majewski, (The mill and the cross, Metaphysics, Angelus, Prisioners of rio) introduce a los
protagonistas del cuadro "Camino al Calvario", de Pieter Bruegel el Viejo, en
la pantalla. Una historia que transcurre a ritmo de adagio, que carece de
precipitación, se recrea en la luz y las sombras, en las angulaciones y
movimientos de la cámara, dentro de un bucolismo teñido de tristeza y
melancolía. La ocupación española de Flandes (1564), de matices bárbaros y
sangrientos, con mercenarios felones, es el telón de fondo de un film, que
nos presenta el amor a la pintura como
eje. Simbolizado en un viejo molino y la realización del cuadro por parte del
Bruegel (Rutger Hauer).

El mismo
argumento tiene una concepción pictórica. Son cuadros individuales, unidos por
el nexo común de la realización de la obra de Bruegel. El Molino y la Cruz , también tiene el
merito de rescatar en un sobrio y correcto papel; a Rutger Hauer, el antaño
replicante-poeta de Blade Runner. Revisita un rostro vinculado a papeles como Portero de Noche o Stardust memories, la etérea Charlotte Rampling, que aún conserva la belleza y atmósfera mórbida de antaño. Otro actor recuperado es Michael York (La isla del Doctor Moureau, La
Fuga de Logan), señero e imperturbable en su rol de
coleccionista de arte, que posee en su salón el cuadro de Bruegel: La Torre de Babel. Rompiendo
las convenciones narrativas, casi con ausencia de guion, Majewski pergeña un
producto que no deja indiferente ( en todos los sentidos), con varias capas de
lectura, jugando con la profundidad de campo, con un destinatario bien
definido. Apasiona visceralmente, o invita al bostezo y la fuga de soslayo. No
hay medianías.
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