El QUINTO JINETE. 1975. SERIE (I)

Algo parecido sucedió con El Ladrón de Cadáveres, con un antecedente en pantalla tan notable como el rodado por Robert Wise (1945), era difícil sacar adelante esta historia de Robert Louis Stevenson, aunque la mirada inquietante de Jack Taylor (otro habitual de la época) consigue salvar una dificultosa adaptación. El Quinto Jinete forma parte de la nostalgia de una época en que los actores eran cercanos, y la caja tonta posibilitaba el acceso a estas obras. Entonces la cultura entraba en nuestras casas como algo cotidiano.
Episodio 1. El Diablo de Guy de Maupassant
El francés Guy de Maupassant es un representante de la naturalista école, abanderada por Émile Zola. De prosa nada artificiosa, de gran sencillez, su estilo consiste en no involucrarse en las historias que narra. Como otros creadores de la época se aproximó a sustancias que "potenciaban su creatividad", en su origen debido a sus grandes migrañas.
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Aurora Redondo |
Estos estados alterados de consciencia facilitarían su acercamiento al mundo de lo onírico y lo sobrenatural. Se han realizado numerosas películas basadas en sus obras: La Diligencia (1939) John Ford, basada en Bola de Sebo, El Expreso de Sanghai (1932), La Vida Privada de Bel Ami, y un largo etc. La adaptación que se realizo para "El Quinto Jinete" de uno de sus cuentos, narrados con un estilo presto y alterado, con abundantes exclamaciones y signos de interrogación, sobre los que revolotea la presencia obsesiva de la muerte, el desvarío y lo sobrenatural, se permite bastantes libertades con respecto al germen literario. En "El Demonio", el campesino Honoré se debate entre dejar a su madre sola agonizando o ir a recoger la cosecha. Su naturaleza codiciosa le inclina hacia la recolección, hasta que el doctor le advierte que no lo consentirá y que llame a La Rapet , una mujer que se encarga de velar a los moribundos. Incluso la madre, impedida sin habla en la cama, le indica con gestos que vaya al campo, y es que la avaricia planea sobre este inframundo rural, que sólo ha conocido miserias.

Episodio 2. Lokis de Prosper Mérimée

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Fiorella Faltoyano |
De este modo realiza un acercamiento del floklore báltico, a la variante gallega del lobisome (ya tratado por Pedro Olea en El Bosque del Lobo), aunque aquí se refieren al “lobiman”. La adaptación añade como catalizador una meiga (excelente Pilar Muñoz) de aguardentosa voz y misteriosa presencia. Desaparecen en este guión de raigambre cantábrica, todos los aspectos de la cultura nórdica del original, pero no sólo ésto; también lo hacen los componente teológicos y filosóficos, e incluso las reflexiones sobre la dualidad del espíritu humano. La llegada a la aldea de un joven, levanta el temor entre los vecinos, ya que años antes tuvo que marchar de la aldea.
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Jaime Blanch |
Aunque nunca se llega a mencionar ni en el original literario, ni en su adaptación, flota sobre el ambiente la sospecha de una relación contranatura entre un lobo secuestrador (oso en la versión escandinava) y la madre del visitante. La trama peca de exceso de premura. Todo transcurre demasiado presuroso. El personaje de Miguel; un Jaime Blanch, que años antes se había hecho famoso como niño-prodigio interpretando la infancia de Don Juan de Austria en “Jeromín”; parece tomarse con sorna todos los comentarios. Lo mismo sucede con su amada, encarnada por una joven y atractiva Fiorella Faltoyano, que años después alcanzaría el status de icono castizo de la transición con su interpretación en Asignatura Pendiente de Jose Luis Garci. Ambos deciden hacer oídos sordos a los comentarios y leyendas del entorno rural y casarse. Con cierta habilidad para reflejar situaciones de tensión y malestar entre familiares y habitantes de la aldea, especialmente en el banquete de boda, la culminación esta llena de referencias a los antecedentes licantrópicos de la Universal , sobre todo en lo visual: la actitud encorvada al saltar entre las peñas, etc. El menesteroso maquillaje, nos remite a la duda entre lo que quieren creer los lugareños, o la posibilidad de que se trate de una patología mental. Este capítulo está lastrado por su propias situación temporal. Frente a las mansiones góticas y sombrías, los vestuarios desaforados, los bosques de iluminación expresionista del terror clásico, se nos muestra una aldea de palurdos, unos personajes con moda setentera (cuellos picopato, pantalones de elefante, unigüevo, que se prestan escasamente a lo inquietante. Correctas interpretaciones y desaprovechada mitología de un entorno que solicitaba un desarrollo con connotaciones más inquietantes. La versión televisiva hace desaparecer toda la tensión entre ritualidad pagana y cristianismo, entre el origen ancestral de Lokis y sus pulsiones primitivas, frente a la sociedad representada por su amada. La frontera entre lo profano y lo sagrado. Como curiosidad, añadir que fue Mérimée quien redescubrió, en 1841, los famosos tapices medievales de La dama y el unicornio.
Episodio 3.
El Fantasma de Madam Clown de Sheridan Le Fanu.

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Tota Alba |
Hay manejo de la tensión psicológica en el desarrollo del argumento, que como es costumbre en la serie tiene añadidos y recortes para acercarse más al espíritu deseado por los guionistas. De este modo los llantos que escucha la niña protagonista, no existen en la narración genérica. La habitación descubierta tras las paredes, que trata de abrir el fantasma de Madam Crowl, oculta el cadáver del hijastro, beneficiario de la fortuna familiar. La pérfida dama lo hizo desaparecer para que heredara su hijo (gran interpretación de Manuel de Blas) y ahora vuelve del más allá para abrir la puerta. Si en la conclusión de la narración de Le Fanu, el hijo de Madan Crowl golpea el esqueleto que se deshace; y dice que "era un gato muerto"; en la culminación del episodio la criada haya una joya del muchacho entre los malogrados restos. M. R. James llegó a decir que Sheridan Le Fanu “era mejor que E.A. Poe”, cuestión de gustos. Ciertamente aleja el cuento de terror romántico, para acercarse a un realismo donde el entorno familiar, contemporáneo, lo pueda acercar a la experiencia del lector.
Aunque detestaba ser interpretado como autor de terror, con obras como esta Madam Crowl, llega al dominio absoluto de este género y del “crescendo” narrrativo. Destacar el papel de Jennie (la pequeña Dácil Marquez). No podía faltar una niña en una historia de ultratumba. La cuidada ambientación convierte este capítulo en uno de los más interesantes de la serie. Sobre todo los instantes en que aparece el espantajo semivampírico interpretado por Tota Alba, con el patético rostro cubierto de polvo de arroz y vestida de siniestra muñeca de porcelana. ¿Te parezco guapa, Jennie? ¿Dime, te parezco guapa? Aggggg...
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