lunes, 18 de mayo de 2015

Insatisfechas. Thelma y Louise poligoneras.


Todavía no hace un año que Mirian Diaz-Aroca, visitaba estos pagos; vía Aristófanes; para regalarnos la recreación de un jocoso criado Jantias en las milenarias piedras del Teatro Romano de Mérida. Ella y Pepe Viyuela, aprovecharon para descubrirnos la actualidad de situaciones políticas y sociales, aunque escritas hace miles de años. En el texto de Las Ranas de Aristófanes, aparecen atisbos de una realidad intemporal, y un mensaje social que; desafortunadamente; puede trasladarse de una época a otra. Y este es el mensaje que estas dos chonis de manual, interpretadas por Mirian Diaz-Aroca y Belinda Washington, que comienzan un viaje hacia si mismas, como las heroínas de Thelma y Louise (pero en poligonero) nos han regaldao en las tablas del Teatro López de Ayala. El lenguaje dramático no es nada complaciente (para espanto de los bienpensantes), la jerga del chonismo se mixtura con referencias sexuales explícitas (para sobresalto de los políticamente correctos), cuando no con actitud picante, o ese volumen  elevado (y distorsionado) que alcanzan las “conversaciones” del extrarradio. 
Pero el sentido del humor, la parodia inteligente, la burla de si mismas, y el buen hacer de las dos actrices en la piel de estos resbaladizos personajes, consiguen que tanta chabacanería semántica (tanto Yonatan, y Vane), se conviertan en algo entrañable (y comprensible). por el mundo en que les ha tocado sobrevivir. Hay mucho bolso de plexiglás, mucho tinte de los “chinos” en el cabello, estampados de leopardo enemigos del buen gusto, apreturas cárnicas marca “chonilandia”, escotes reñidos con el erotismo gallardo, y ese desmesurado volumen vocal con que se enfrentan a la vida en los aquellos predios marginales donde sobreviven La Encarni (Diaz-Aroca) y La Mari (Washington). Repiten experiencia sobre las tablas las dos actrices, que ya representaran una comedia negra, escrita para ellas por los mismos autores (Juan Luis Iborra y Sonia Gómez), donde representaban a  dos viudas, con herencia por medio. Los continuos desencuentros a que las somete el viaje, les llevan a conocer a conocer a Ramón (Rubén Sanz), un gigoló en horas bajas, que trata de salir adelante y en el que ellas pretenden hallar su Ítaca particular (preferentemente en sus abdominales), para llevarnos a un vodevil de trasfondo triste, con puertas que se abren y cierran (y corazones), hasta un final de aceptación y maquillaje de la realidad. Si Encarni y Mari anhelaban sublimar sus frustraciones en el cuerpo serrano del gigoló, la realidad les devuelve un espejo nada complaciente. Insatisfechas, es una historia de perdedores cotidianos, de supervivientes de si mismos que tratan de ver una luz al final del túnel. 

Hay mucha amargura en estos diálogos aparentemente jocosos, mucha recámara y mucha bomba de espoleta retardada. Agazapado tras este “castellano” lumpen y barriobajero, se haya el fantasma de la actualidad social, que encuentra su reverso para las protagonistas en el desangelado “profesional”, obligado por las circunstancias a vender su cuerpo. Rubén Sanz tiene momentos notables, como el diálogo “a dos puertas” en el pasillo donde combina momentos de humor, ternura y dramatismo. Asier Sancho, en la escenografía, juega con un artefacto que puede convertirse en ventana marujil de toda la vida, descampado de un extrarradio, ambientado con sirenas policiales, o el cutre Motel Dulcinea. Todo esto con la iluminación efectiva de Juanjo Llorens, ganador del Premio Max, por “La Función por Hacer" en un engañosamente sencillo entorno vital. El elenco sabe extraer las miserias cotidianas a golpe de humor, y el respetable se ríe e interrumpe con aplausos esta forma de enfrentarse a  la vida, este juego de espejos en el cual todos nos vemos un poco reflejados, aunque nos lo entreguen disfrazado con el legging “leopardo” y la melena rojiza de La Encarni. Juan Luis Iborra ha realizado guiones para películas como 'El amor perjudica seriamente la salud', 'Boca a Boca' o 'Tiempos de Azúcar'. En el mundo de la pequeña pantalla 'Aquí no hay quien viva' y 'A tortas con la vida'. 
La coautora, Sonia Gómez, ha realizado varios guiones y trabajado en series y ficciones televisivas. Una comedia donde los interpretes se lucen en su vena cómica y en breves retazos de una ternura dramática, arrancando risas continuas a los espectadores. Para los tiempos que corren, echarse unas risas a costa de la que está cayendo, no es moco de pavo. Una catarsis necesaria. Enhorabuena.


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