lunes, 11 de mayo de 2015

Los Vengadores. La Era de Ultrón.

                                            








La expectación creada por su anterior entrega del universo Marvel, situaba a Joss Whedon contra las cuerda y lo convertía en el objetivo de los “geeks” de la franquicia, siempre dispuestos a degustar un buen producto o vapulear un film execrable, salvo que se trate de devoradores patológicos, carentes de  criterio. Consumidores fasfood de cualquier celuloide, con tipos en mallas repartiendo estopa. El  director se pliega a las exigencias de la franquicia en cuanto a espectacularidad y parafernalia heroica, pero sin detrimento de desarrollar a los personajes (de modo breve) o con toques de romanticismo. Apostando por el exceso (y disfrutando) con él, la saga de defensores brilla como espectáculo de ese género que denominamos “blockbuster”, donde Whedon se mueve como pez en el agua. No faltan los tics propios de la marca; las diatribas cínicas y corrosivas de Iron Man (excelente Robert Downey Jr.), el humor Asgardiano de Thor ( eficiente Chris Hemsworth), la felina elegancia de Natasha Romanoff (Scarlett Johansson), la sobriedad madura de Ojo de Halcón (Jeremmy Renner) o la presencia icónica de Samuel L. Jackson (Nick Furia). 
Son grandes actores, no necesitan demostrar nada en este galimatías de explosiones y robótica avanzada. Hay están Chaplin, Lost in Traslation, El Sueño de Ellis, Pulp Ficción, por reseñar algunas de las cintas donde brillan con luz propia, sin olvidar “Sexo, Mentiras y Cintas de Video” o la morbosa “Secretaria”, donde el villano de la historia James Spader (afortunadamente rescatado en la serie The Black List), derrocha talento. La versión doblada, roba al espectador las eficientes inflexiones vocales de Spader en la versión original, dejándonos un villano simbiótico bastante menos carismático. La construcción del Universo Marvel, algo imposible hace algunos años, nos regalaba casposos despropósitos como la peluca estropajosa de Hulk (Lou Ferrigno) o la vergonzante versión del Capitán América. Los progresos en el campo infográfico e informático, han permitido hacer real un cosmos con el que soñaban miles de lectores. Imposible realidad donde un grupo de tipos volaban, enfundados en sospechosas mallas y combatían contra invasiones galácticas. Bienvenido Mr. Croma podría titularse la saga. Pero también mantiene el espíritu “pulp”de aquellas publicaciones donde un tipo con vestimenta de “mad doctor”, puede habitar en el centro de la tierra, llamándose “El Topo” mientras pergeña imposibles planes para dominar el mundo, o una diminuta mujer pica como una avispa cabreada. 
Los Marvelianos ( o Marvelitas) están de enhorabuena. Sobre estos ultrahéroes planea la sombra de Sal Buscema, Roy Thomas y demas demiurgos (vía nostalgia) y el trazo poderoso de  Mark Millar y Bryan Hitch (vía Ultimates). Joss Whedon es un todoterreno de la (mal llamada) cultura popular. Escritor de sagas de los X-Men, artífice de televisión (Buffy Cazavampiros, Firefly) o el guión de Toy Story. También fué capaz de dinamitar los procedimientos del género en La Cabaña en el Bosque. Whedon ha dirigido una película coral, una epiléptica montaña rusa (con instantes para el intimismo) que se mueve ( y hace crecer) los parámetros del género. Los “connaisseurs” del universo marveliano, disfrutan con las apariciones de las nuevos incorporados al elenco. Sólo ellos saben que sucederá con La Bruja Escarlata  (hechizante Elisabeth Olsen) y su veloz hermano, por tener el referente del comic. Es uno de los guiños de la saga, la incorporación (y desaparición) progresiva de los personajes que conforman este vasto e imaginativo universo. 
El prólogo arranca con adrenalina pura. Un planosecuencia donde el mensaje dice “no os adoceneis pensando que vamos de menos a más. Esto es nitoglicerina desde el principio”. Y Whedon cumple lo que promete. Un chute en vena marveliana, un algoritmo inestable y sorpresivo trufado de los esperados punch-lines. Esa sorna vital de la franquicia, que alcanza hasta los seudofilosoficos discursos de Ultrón a la galeria. Guiños a la grada y complicidad corporativa con los “frikis”del mundo ultraheróico. Bienvenidos a la fiesta del exceso con fundamento, de las referencias destinadas al diletante más acérrimo, o del derroche técnico dirigido al espectador que pasaba por allí por casualidad. Nunca me cansaré de repetir que a las películas hay que juzgarlas por su género y objetivos. Esto no es Shakespeare versionado por Kenneth Branagh, no es un ejercicio de estilo visual a lo Resnais, no es un monólogo en contrapicado de Orson Welles. 
Pero en la simiente de este cine están todas las referencias que en la pantalla han sido, toda la operística, toda la dramaturgia. Y además entretiene, revienta taquillas que permiten a posteriori a la industria hacer otro tipo de cine. Las disputas entre Fox y Marvel hacen aparecer a los hermanos mutantes como unos experimentos médicos, que han desarrollado sus poderes, ya que Fox no permite “crossover” entre los personajes. También omite las referencias a que son hijos de Magneto (pérfido villano del universo X-Man). No todas las batallas se desarrollan en la pantalla. Algunos cambios desvirtuan el universo Marvel, aunque tan sólo molestarán a los más puristas. El Von Strucker; lider de Hydra; resulta patético en el ataque inicial a la fortaleza, cuando en la literatura dibujada es un sangriento, megalómano, y violento genocida que porta un brazo biónico que absorbe energía vital. También en  el cómic original Ultrón carecía del sentido del humor destroyer (heredado de Iron Man) que le atribuye la película. Quizás los ultraconservadores se sientan ofendidos por tantos cambios en guión (desaparece el instante en que Ultrón derrota los ejércitos de la tierra), no hay robots tomando capitales mundiales, no se clona a Thor a traves de un cabello, no se destierra a Hulk al espacio, etc.  La Era de Ultrón repite el esquema de lucha urbanita contra un ejército de robots (cierto regustillo a dejá vue), liderado por malo-malísimo, que ya les dió resultado, pero con pinceladas disneyanas (salvación de niño, etc). Los nuevos personajes parecen dar juego: La Visión está echa a la medida de Paul Bettany, así como  Scarlet Wich, luce magnífica en la piel (y el rostro) de Elisabeth Olsen. Precuela de Civil Wars e  Infinity Wars, esta Era de Ultrón, es una megapropuesta palomitera y con aparición (siempre esperada) de Stan Lee. Ultrón es pirotecnia visual, un apostolado del blockbuster en estado puro, una franquicia que promete secuelas y ramificaciones múltiples para entretener y hacer olvidar un rato, que los verdaderos Ultrones están ahí fuera, esperándonos. Solicitar otros menesteres de estas películas es absurdo. Nunca lo han pretendido. 

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