lunes, 25 de septiembre de 2023

EL GRAN CUADERNO. EL HORROR COMO ÉTICA

 




EL GRAN CUADERNO
Título original: A nagy füzet.
★★★½
EL GRAN CUADERNO▄  Drama histórico, guerra, Hungría,
2013, 109 min.
Dirección: János Szász.
Guion: János Szász, András Szekér; sobre novela de Agota Kristof.
Interpretación: András Gyémánt (Gemelo), László Gyémánt (Gemelo), Piroska Molnár (Abuela/Bruja), Gyöngyvér Bognár (Madre), Ulrich Matthes (Padre), Ulrich Thomsen (Oficial), Diána Kiss (Maid).
Producción: Pál Sándor, Sándor Söth. Cinematografía: Christian Berger. Edición: Szilvia Ruszev. Vestuario: János Breck




El periplo vital de la autora Agota Kristof es una letanía de sueños rotos que culmina en su enclaustramiento en su apartamento en los últimos años. Nos dejó por el camino, el testimonio devastador del ser humano, la sordidez convertida en obra de arte. Sin sentimentalismos. Vivió la revolución húngara aplastada por el totalitarismo comunista, debiendo escapar a Suiza, donde hizo de la crueldad y la devastación un arte literario. Por su obra “El Gran Cuaderno” recibió el Premio Europeo a la Literatura Francesa, pese a que las dos primeras editoriales no quisieron publicarla debido a su dureza expositiva y conceptual. Ella eligió el escepticismo, el minimalismo expositivo, la literatura como válvula de escape, como radicalidad que desmitifica la especia humana, con un lenguaje despojado de adornos superfluos. Su obra autobiográfica “La Analfabeta” compendia once historias de una vida apasionada. En su estilo de frases breves y provocadoras de reflexiones. Un lienzo sobre la soledad, el extrañamiento, la pérdida de raíces. El nazismo comenzó el trabajo, el estalinismo lo rubricó. 
Las dos caras de una misma moneda que conformarían el corpus literario de esta autora.   Curiosamente el primer director que se enfrentó a este texto fue Thomas Vintenberg. Un productor estadounidense pensó que este seguidor del Dogma, director de Celebration”, era el más apropiado. La experiencia de Kistof con la gran pantalla no había sido demasiado halagüeña. EL director Silvio Soldini cambió el epílogo de la adaptación de su novela “Ayer” (retitulada Brucio nel Vento) para no desanimar a los espectadores. Agota Kistof manifestó que el director “se había cargado” su narración sobre el amor entre extranjeros en una fábrica, con componentes autobiográficos. Como un hachazo directo al músculo cardiaco. 
El húngaro János Szász tomo como base seminal una obra de la oscura escritora, para adaptarla con una fotografía notable y un sentimiento de angustia vital latente y sordo al mismo tiempo. La historia de dos niños a los que su padre les pide que anoten en un cuaderno todo lo que vayan viviendo, se convierte en un cuento turbio e insano, donde apenas queda resquicio para la esperanza. 


Fábula perturbadora, abrasiva y preñada de desasosiego. El viaje iniciático de los jóvenes hacia la pérdida de inocencia y el nihilismo moral está narrado en modo minimalista, sin grandes excesos, retratando el descenso a los infiernos en la cotidianeidad, quizás con exceso de academicismo, hasta el punto de resultar fría y distante para el espectador que no llega a identificarse con los personajes. Incluso con estos ingredientes; certeramente dañinos y aguzados; que perturban, causan extrañamiento. Se debe matizar que se han obviado las escenas más cruentas y truculentas que justificarían el éxodo hacia la negrura absoluta, hacia el vacío emocional de los hermanos. Poesía del horror, malsana, turbadora, cuyos versos siguen invadiendo al espectador después de su visionado, pese a una realización levemente cobarde respecto a su origen, excesivamente convencional frente al abismo. Es la decimotercera obra del director magiar, cuya obra más conocida es “Diario de una loca”. También ha realizado diversos montajes teatrales (Alice vs Wonderland, Tío Vania). Ya había tocado el tema del Holocausto en el documental “A Holocaust Szemei” para la fundación Shoah y Steven Spielberg, sobre los niños que lo sufrieron. La adaptación de esta trilogía de la escritora húngara (publicada en España por El Aleph bajo el título “Klaus y Lucas”) se resiente de morosidad en el ritmo narrativo, lo que agradará al espectador que desee recrearse en instantes vitales y fotografía, pero alejará a otros espectadores mas centrados en la pirotecnia visual que en el meollo dramático. 

Cuento pervertido, en las antípodas de “El Niño con el Pijama de Rayas” o “La Ladrona de Libros”, donde la abuela/bruja y el resto de personajes amenazantes se convierten en aprendices, cuando los protagonistas dejan de ser víctimas, pierden la inocencia y asumen el rol de verdugos para sobrevivir. Hay una apreciable utilización del entorno geográfico y paisajístico para adentrarnos en la dureza de las condiciones vitales: frío, barro, inclemencias y el entorno de la guerra que todo lo pervierte, origen de la catarsis depravada de los protagonistas.


La ausencia de pálpito humano planea sobre todo el metraje. La compasión no existe y las emociones más básicas, dolor frente a la muerte y el daño ajenos están apagadas, ensordecidas. Los protagonistas aceptan los sucesos como un fatum inmisericorde. No hay muestras de cariño, ni lágrimas. La reacción frente a los acontecimientos es de autómatas, carente de empatía, casi sicopática. La delgada línea entre el bien y el mal no existe cuando está en juego la supervivencia. Los niños idean su propio código ético donde las cosas no se hacen por causar daño, se hacen porque sirven a sus fines. Sin emociones. Hay claras referencia al cine del austriaco Haneke (el mismo director de fotografía, excelente Christian Berger) en el modo de desplegar los personajes y la creación de tensión que nos remiten a “La Cinta Blanca”. 
El aspecto interpretativo está claramente dominado por la tremenda, seca e impactante interpretación de Laslo Gyemant y Andras Gyemant, que nos introducen en esa tierra de nadie sin aspavientos, sin histrionismos. A golpe de mirada. A destacar el personaje de la abuela descarnada y endurecida por la vida, encarnada por la actriz teatral y cantante húngara Piroska Molnár (Taxidermia, Birdsong, Nobody´s Daughter, Los Pilares de la Tierra). Es de agradecer ese concepto europeo donde el maniqueísmo de los personajes es dejado a un lado, quizás porque la Europa que sufrió estas atrocidades es más consciente de la realidad del ser humano y su devenir. Ya en “El Libro Negro” de Verhoeven ese límite entre la negatividad de los actos humanos de desleía. Es de agradecer la morosidad narrativa que consigue transmitir que el sendero hacia la insanía, no tiene que estar plagado de pirotécnica, de clichés, de lugares comunes. Basta recordar los personajes “cartoon” o caricaturescos de “Malditos Bastardos”, cuyo parecido con la realidad histórica era pura coincidencia. 

Devastadora en su exégesis, la película nos muestra el retorno del ser humano a lo primitivo, obligado por las circunstancias. Los niños van paulatinamente pervirtiendo sus sentimientos, haciéndose diestros en vesania, endureciéndose porque el entorno lo es aún más. En un momento el oficial de las SS que ocupa la granja de al lado, les dice que les admira por lo que están consiguiendo: Avanzar a grandes pasos hacia la inhumanidad. Hacia una sensibilidad espartana. Los dibujos que los gemelos (carne de psicoanalista) realizan en el cuaderno, van aumentando en crudeza y oscuridad. El paso final de dos almas unidas por una naturaleza simbiótica, que no podían vivir una separada de la otra, certifica que han alcanzado el cenit de su insensibilidad. Terrible la escena en que utilizan a su padre para ir abriendo camino entre las minas. 

El estilo casi documentalista, de un naturalismo extremo, aporta una sensación de extrañamiento, de ajeneidad ante unos personajes con los que es difícil identificarse. La chica apodada “labiopartido”,  es una ladrona embustera, Diana Kiss, (El Diario de Noa o la inquietante Dulce Hijo)  una vecina de tendencias pedófilas, el oficial SS con ramalazos del personaje de Von Stromheim en “La Gran Ilusión” (collarín ortopédico), está magistralmente encarnado, a base de sobriedad interpretativa, por Ulrich Matthes (Soñadores, El Hundimiento, El Diario de Noa). Aquellos que han encontrado el film como un sendero terrible, desolador e indigerible, tan sólo deben conocer que la historia original es mucho más retorcida y tenebrosa. El Gran Cuaderno, La Prueba y La Tercera Mentira, conforman una trilogía de lo espeluznante. Aunque ambientada en la Hungría de finales de la guerra, esta parábola pervertida podría ser situada en cualquier otro conflicto bélico. El epílogo sería el mismo. Darnos cuenta de que a la hora de la supervivencia, lo único que nos separa de los otros animales es que tenemos consciencia de nuestra propia existencia. Y también de nuestra muerte. No nos gusta matar, pero es necesario

domingo, 24 de septiembre de 2023

Emilio Villalba y Sara Marina. Un paseo por la corte de Alfonso X

                                         

      


Dentro de la programación de Almossassa, en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz se llevó a cabo el concierto didáctico de Emilio Villalba y Sara Marina. Paralelo a la exposición “Instrumentos del Rey Sabio”, que recoge una selección de instrumentos musicales cuya construcción está inspirada en las ilustraciones (miniaturas) de las 'Cantigas de Santa María', la obra literaria salida de la corte del Rey Alfonso X 'el Sabio' y que data del siglo XIII. Dentro de la exposición se pueden encontrar instrumentos como el laúd, guitarra morisca, rabel o el organetto portativo.

Los intérpretes recorrieron el árbol genealógico de la cuerda pulsada, interpretando obras de la época en guitarra, laúd y organetto, con explicaciones amenas de Emilio Villalba. Los conciertos continuarán los sábados 23 de septiembre y 7 de octubre a las 12:00 en el patio porticado del museo.

El viernes, 30 de octubre, habrá una velada musical a la caída del sol, cerrando la programación




sábado, 23 de septiembre de 2023

BLACKSAD. CINE NEGRO EN VIÑETAS

 








 
Si hubiera que atribuir alguna representación cinematográfica a este gato detective nacido de Juanjo Garrido y Juan Díaz Canales, no sería el Sam Spade interpretado por Humphrey Bogart en blanco y negro (El Halcón Maltes) o el Nick Charles de la serie “El Hombre Delgado” pergeñado por William Powell. Este gato gasta modos y maneras del actor que hizo de la impasibilidad una de las bellas artes. Además su físico potente, su sentido del humor sarcástico y negrísimo, le aproximan más a los personajes de Robert Mitchum que a cualquier otro “husmeador” de la pantalla. Porque Blacksad es cine “noir” en estado puro. Cine en viñetas con sabor a metralleta Thompson con humareda, a “femme fatal”, a antro viciado con volutas de jazz. Una inteligente antropomorfización de los personajes, en las antípodas de los bonachones "animales-disneyanos", impregnado de las fábulas clásicas, los dota de entidad y de densidad dramática "Blacksad" es un rompecorazones para las “muñecas” que bailan en los infames tugurios de ls hampones o requieren su ayuda para resolver un caso doméstico. 

 



Las cuatro obras que componen este corpus: Un lugar entre las Sombras, Artic Nation, Alma Roja y El Infierno, el silencio, se complementa en la edición integral con una simpática historia corta sobre “El tío Sam”. Una escueta y ácida historia que funciona como un mecanismo de relojería. Casi un pieza de cámara. 

Se completa el álbum con los bocetos y diseños de los personajes para los aficionados acérrimos. Destaca sobre los entramados del guión el humor sarcástico del gato protagonista y la personalidad de otros animales como la garduña reportera Weekly. El desarrollo de estos cuatro evangelios del comic-noir está imbricado en los parámetros fundamentales del género, mixturando intriga con acción, sarcasmo con violencia explícita y utilizando los arquetipos del género: femme fatale, villano, compi del prota, etc. El apartado técnico es prodigioso. Dominio de la elipsis. Dibujos técnicos y palpitantes, encuadres estudiados como ángulos de cámara, detallismo gráfico o páginas-viñetas repletas de personajes. A destacar ese colorido “acuarelado” que impregna de nostalgia gris y sepia las páginas o el sentido del espacio. Juanjo Garrido comenzó ¿Cómo no? en el mundo del fanzine, escuela obligatoria, y en los concursos de comic. Tras realizar ilustraciones de personajes Marvel, decidió probar suerte en el mundo de la animación. Comenzó a realizar “layouts”, en Disney llegaría a trabajar en películas como Hércules, Tarzán o Atlantis. Tras una gestación de casi siete años surge "Blacksad", en formato tradicional franco-belga. Llegan también los reconocimientos y elogios (y las ventas) que son la guinda del pastel para sostener una industria y el trabajo artesanal de estos artistas. Autores como Will Eisner (Spirit) Neal Adams (Conan)  Jim Steranko (Nick Fury) han elogiado el trabajo de esta bande dessinée que tuvo que ser publicada en Francia.

El Infierno, El silencio. 
Es la ciudad de Nueva Orleáns el lugar donde el detective tiene que encontrar al pianista “Little Hand”y ciertamente como reza la introducción el espíritu de la ciudad impregna cada rincón de la historia. Tonos sepias, calles del “quartier français” , cabareteras y stripers, vudú, comida criolla, clubes de jazz y viñetas con el “Mardi Grass” técnicamente apabullantes en amplia paleta de colores, donde ninguno es gratuito y cobran vida con significado propio.
Alma Roja. 
Argumento apasionante relacionado con la energía atómica como caja de Pandora, guerra fría y científicos arrepentidos, con homenajes a la generación beat. La estructura narrativa de las cinco viñetas finales sin diálogos, en tonos marrones y sepias es de verdadera antología.  


Arctic–Nation. 
Una narración sobre el racismo en tonos ocre, habitada de nieve y hojas secas. Dura parábola donde en el "drive-in", los protagonistas visionan una escena de “La Humanidad en Peligro”, aquella otra parábola sobre la energía atómica y sus consecuencias, con hormigas mutantes amenazando el planeta. Dura y seca aventura, tipejos con capuchas, disfrazados como el Ku-klux-klan. Clímax con una cierta justicia poética para los malvados. A destacar el amplio dominio en la expresión de los personajes.
Un lugar en las Sombras. 
Primera aventura del detective gato, investigando el asesinato de una actriz que fue su compañera sentimental. Premio al mejor autor revelación y a la Mejor Obra del Salón del Comic de Barcelona. Fue uno de los más vendidos en Francia. Un “noir” con todos los parámetros del género. Viñetas de callejones, cementerios y antros, plenas de detalles y escenas nocturnas, farsas policiales para sostener la muerte del villano y toda la parafernalia del género negro más auténtico en un guión sólido y perfecto.
Amarillo. 
Una historia de detectives casi una "road movie", donde el protagonista tiene que llevar un vehículo por carreteras polvorientas hasta Tulsa. En el camino irá encontrando una serie de personajes llenos de entidad que vinculan la trama: artistas circenses, moteros, picapleitos trapicheros, "pies planos" y escritores atormentados en una visión de los 50 en EE. UU. lúcida y nostálgica donde no  faltan las largas rutas por carretera, los trenes o los campos de trigo. Los clichés del género están manejados con sabiduría y ritmo narrativo. Un álbum con escenografía más limpia y menos recargada que los anteriores, mayor luminosidad y escasos oscuros.
Como curiosidad añadir que Garrido es guitarrista en le grupo “Slumberland” todo un homenaje al cómic, ya que era la tierra adonde viajaba “El Pequeño Nemo” Todos los componentes de la formación, son autores de cómic.

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Blacksad es un detective con gabardina, escapado de las páginas de Raymon Chandler (autoconsciente de ello), aficionado al tabaco y las mujeres. De gatillo rápido y puños aún más rápidos, que trata de sobrevivir con sus conceptos morales en un mundo que carece de ellos. Se codea con la “bofia” y los hampones a partes iguales. Un antihéroe de estética bogartiana, un romántico de afilada y sardónica lengua, siempre con el cargador repleto. No cabe duda que este Philip Marlowe felino que se juega sus siete vidas por un concepto particular del honor, es de lo mejor que ha dado el cómic en los últimos años a nivel visual e imaginativo. Una obra maestra del cómic Europeo. 

viernes, 22 de septiembre de 2023

SUSPIRIA. DARÍO ARGENTO

 

                                             








 Acercarse a un cineasta como Darío Argento, habitual en los cenáculos de culto seventies, y uno de los más reconocidos de la cultura popular italiana, supone enfrentarse a una serie de dilemas estéticos y coyunturales o desafiar a los acérrimos del “giallo” en un rocambolesco y sordo diálogo de besugos. Porque Argento es hijo de una época y una ornamentación, como lo fueran el resto de oferentes del subgénero: Mario Bava, o Lucio Fulci, sumos sacerdotes del rojo arterial y el filo de cuchillo. La búsqueda de lo malsano en la premisa argumental, lo efectista en la puesta en escena, una atmósfera visual de pesadilla y un cromatismo enfermizo son las características de la que algunos señalan como su trabajo más representativo. Invadida de todas las virtudes y defectos de esta tendencia fílmica, Suspiria es una obra de autor sin un momento de duda, aunque sus valores puedan ser cuestionados, sin olvidar la época y el momento de su gestación, que condicionan el desarrollo conceptual y visual de toda obra. Argento ha optado por una abigarrada composición visual, deudora de otras arquitecturas fílmicas para su puesta en escena. Diseños aritméticos, búsqueda de una composición pictórica, cromatismo chirriante con colores primarios, rojos, azules, verdes. 

Vidrieras caleidoscópicas Art decó, formas geométricas en puertas y paredes, pasillos opresivos teñidos de vivos colores (ese rojo de cuarto oscuro de revelado) y el neón como bandera. El “Giallo” nació como subgénero de la mano de los directores anteriormente referidos, teniendo como origen el Thriller clásico y tomando su nombre de las cubiertas de novelas policíacas menesterosas que se editaron en Italia en la década de los 30 y cuyo color era el amarillo (giallo en italiano). El cliché sicoanalítico forma parte del juego y la trama se desarrolla basándose casi exclusivamente en el elemento visual y formal.

El morbo se apodera del conjunto, a pesar del intento de estilizar la premisa. En pocas producciones de la época se permitirían un apuñalamiento de un corazón, a través de una caja torácica abierta como visionamos en esta película. Eso si, todo supeditado a la coreografía y el efectismo visual, desarrollando la “sequenza lunga” o largas secuencias de violencia explosiva en plano detalle. 
A esto la añadimos características sobrenaturales de los perpetradores de violencia, y el espectador se encuentra ante la más pura expresión de este tendencia italiana que comenzó su decadencia con el auge del “Slasher” (cuchillada) a finales de los 70, donde los asesinatos de adolescentes fuera de la vigilancia de adultos, los sicópatas con máscaras y las sierras eléctricas se convirtieron en la marca de la casa. 







En “Suspiria” ya encontramos algunos de los estilemas del autor: cortinajes de terciopelo, primeros planos de ojos, fauna repulsiva (gusanos) y la utilización del plano subjetivo. Otra de las características de este director es la utilización de títulos poéticos y fetiches sonoros que nada tiene que ver con el contenido hemoglobínico de las cintas como “El Pájaro de las Plumas de Cristal” o “Cuatro Moscas sobre Terciopelo Verde”. En la obra de Darío Argento se pueden rastrear influencias fellinianas, hitchconianas y toque de Sergio Leone o el mismo Antonioni. Suspiria, es la primera de una trilogía que Argento no culminaría hasta el año 2007 con “La Tercera Madre”, debido a su situación financiera. Tres antiguas brujas que habitaban en ciudades modernas y que tuvo su intervalo en “Inferno”, un producto irregular y algo plomizo, con su habitual cuidado estético y fotografía sicodélica. 
Su mejor producción es, posiblemente, “El Síndrome de Stendhal” (El Arte de Matar) donde thriller y psicología se dan la mano, bajo la sombra de Hitchcock, Brian de Palma y el simbolismo de Lynch, recuperando su acostumbrado esteticismo, entre oníricas escenas.

Posteriormente realizaría dos notables trabajos para una excelente serie de culto (y hemoglobina), en Master of Horror dirigiría dos episodios: el impactante “Jennifer” y “Pelts”. Uno de los mayores lastres del cine de Darío Argento es ese uso de banda sonora machacona, enervante, estridente y absolutamente disímil de lo que se está desarrollando en escena. Aunque este es un mal achacable al contexto y época en que inicia su carrera. Un tema repetitivo hasta la saciedad (compuesto por el director y los clásicos del rock progresivo “Globin”) que termina irritando en lugar de contribuir al desarrollo de la tensión narrativa. Posteriormente Argento se redimiría de estos pecadillos utilizando la partitura de Ennio Morricone o de autores clásicos en “El Arte de Matar”. Para crear “Suspiria”, el autor se apoya en lo que después serían estilemas del género: Sirviente tarado física y mentalmente, niño andrógino vestido como una muñeca de época, gobernanta de siniestra sonrisa y un largo uso de clichés que funcionarían con efectismo y  sentarían las bases posteriormente para el cine de susto. Argento trata de emular a Leone, con quien colaboro en el inicio del guión de la notable “Hasta que llegó su Hora”, o a Jean-Pierre Melville. Utilizar un guión escueto para disfrazarlo con el apartado visual, un ejercicio de estilo que resulta vacuo (hermoso plásticamente y elaboradamente barroco, eso sí) pero arrastrado por las carencias del guión y los lugares comunes. La hipérbole visual (y la machacona melodía) no logran elevar la carestía del conjunto. 


La obsesión estética devora a un guión que hubiera necesitado de un férreo desarrollo. Este fue el último trabajo de Joan Bennet (la inolvidable “Mujer del Cuadro” de Fritz Lang. También aparece ocasionalmente un jovencísimo Miguel Bosé como bailarín. Grúas, contrapicados, cromatismo lúdico y un concepto enfermizo de la puesta en escena, destinado a que el espectador no se quede indiferente, y que causo conmoción en su época, poco acostumbrada a estos excesos visuales. Momentos vergonzantes como el del ataque del murciélago con hilo, ¿homenajes? a “Repulsión” de Polanski, o desarrollo excesivamente teatral son algunos de los flecos que cuelgan de esta producción, no obstante venerada por los acólitos de este cine como iniciática. 
Reminiscencias del expresionismo alemán en esos pasillos y ventanales elaborados, querencia por el exceso, el technicolor, planos secuencia y abuso de zooms, ambiente sicodélico (LSD), son otras características de esta “Mater Suspiriorum”, hoy convertida en obra de culto para los seguidores de este estilo. Una fábula perversa, en el más puro concepto del “giallo” que seguirá generando polémicas entre los que ven una obra maestra en lo visual y quienes destacan un guión fallido, interpretaciones anodinas, villanos risibles y un epílogo homenajeando “La Caída de Casa Usher” de Allan Poe. Sobre gustos…Añadir que el título esta tomado de Thomas de Quincey y su libro de ensayos “Suspiria de Profundis”. Un autor que pensaba que el asesinato era una de las bellas artes. Pues eso.

jueves, 21 de septiembre de 2023

Armonía Concertada: Un viaje mágico con vihuela. XXXVIII Festival de Música Sacra de Badajoz.

 

                 

La soprano María Cristina Kiehr y el vihuelista Ariel Abramovich

El comienzo del XXVIII Festival de Música Sacra y Antigua de Badajoz no podía ser más prometedor. De la mano de dos figuras señeras en el campo de la música antigua, se ofreció, en el marco de la Iglesia de la Concepción, un recorrido “imaginario” por la música para vihuela, basado en las copias de la época que han sobrevivido. El primer desafío está el reduccionismo tan al uso en aquella época. En ofrecer obras que, comúnmente, el espectador ha escuchado como estaban escritas originalmente (a 3, a 4 o a 5 voces). Después está la levedad sonora de la vihuela, unida a la finura y elegancia que solicita el instrumento. La dulzura obtenida del instrumento, queda subyugada por la escasa potencia sonora y el tono oscuro de la vihuela histórica. Una vihuela bien construida solicita, además, de agudos bien definidos y riqueza en los registros medio y grave. La vihuela suplica un ritmo constante por parte del tañedor, técnica adecuada en los dedos y control de la dinámica para enfatizar las diferentes partes. De todo esto, y mucho más, se pudo disfrutar en este concierto que presentó un paisaje sonoro “ficticio” pleno de sensibilidad y maestría.

No podía faltar la presencia de Juan Vázquez con varias obras, ampliamente celebradas por el público y un vis “De los álamos vengo, madre”, convertida ya en un estándar de concierto. Estamos ante unas interpretaciones complejas, hay que sostener las líneas en condiciones, ofrecer flexibilidad. No es nada fácil.

María Cristina Kiehr se mueve con soltura en todos los niveles, fluye, adensa. Posee un claro vibrato y empasta certeramente con la fragilidad de la vihuela. Desgrana con fluidez los colores de su voz, es elegante en la línea y se enfrenta al fraseo con solvencia, en obras que no buscan el lucimiento sino la contención, con diáfano timbre.  La sonoridad de la iglesia facilita la expansión del instrumento sonoro que, en algunos instantes, solapaba el discurso del tañedor.


Abramovich se lo cobraba con creces en las piezas y momentos instrumentales. En las intabulaciones, como ese nostálgico y soberbio Mille Regretz (Josquin son palabras mayores) que ascendió hacia las arcadas de la iglesia con sublime pulcritud. Admirable como Josquin juega con los recursos retóricos y la catábasis, en esa textura de acentos fonéticos y silabas que encajan con las frases musicales. Las obras de Josquin Des Prez son monumentos arquitectónicos por su equilibrio y proporción, sin obviar el componente melancólico y el dominio del espectro emocional. Resulta reconfortante escuchar como las intabulaciones y la voz desnuda, no dejan por el camino toda su capacidad evocadora e introspectiva. No es de extrañar que fuera una de las obras favoritas del Emperador en Yuste.

El vihuelista solventa con pulcritud la elaborada escritura de los pasajes de Narváez con pulsación diáfana y elocuente.

Para Abramovich, este programa es un ejercicio complejo, hay que reducir las texturas de varias partes a un solo instrumento, conocer el contrapunto a fondo, tomar lo esencial de las líneas cantadas. Un lío, vaya.



Cristalina la propuesta de la soprano en O Dolce vita mia, una villanesca del flamenco Adrian Villaert, instalado en Italia e introductor de algunas de las características de su tierra natal. Sería uno de los fundadores de la Escuela Veneciana con bastantes textos de Petrarca en una obra todavía basada en modos antiguos. Celada dicción de María Cristina Kiehr para decir el verso.

Oh dulce vida mía, qué te he hecho que me amenazas a cada momento con tus palabras. Y yo me derrito como la nieve al sol

Chiare, fresch´et dolci acque es una obra con letra de Petrarca. En su original polifónico alterna pasajes de contrapunto imitativo con pasajes homofónicos. Es una obra muy silábica que carece de melismas. Del conocido como “compositor de los ricercare”, Abramovich interpretó una obra que llevaba precisamente ese título: Ricercare. El tañedor obtiene un delicado sonido de yema en los punteos, un sonido templado, de matiz intimista y casi ascético. Difícil equilibrio, en obras que pudieran devenir monótonas, sublimadas por el fraseo cristalino de Kiehr y la correcta ornamentación de Abramovich.

También estuvo presente el Cancionero de Upsala con “Si de vos bien me aparto”, un emotivo villancico anónimo.

El programa presentó una paleta coherente entre lo real y lo imaginario, donde la vihuela va marcando el sendero, creado a partir de los libros de vihuela, que han sobrevivido desde el siglo XVI. Estamos ante un paisaje sonoro de reinvenciones, hermoso y necesario, que resucita la literatura ibérica e italiana para voz y cuerda pulsada. Un paisaje donde confluye la experiencia de ambos intérpretes. Las vivencias de Abramovich con las intabulaciones y la trayectoria de Kiehr en la música antigua. El resultado pudimos disfrutarlo (cantado y tañido) en el inicio del Festival de Música Sacra y Antigua de Badajoz.

martes, 19 de septiembre de 2023

46 Festival de Internacional de Teatro de Badajoz



 Viernes 13 de Octubre 21:00 h.

Supernormales, de Esther F. Carrodeguas.  Centro Dramático Nacional.

Un grupo de personas con diversidad funcional nos sitúa frente a un espejo donde nos muestran los prejuicios sociales alrededor del colectivo, la negación de la sexualidad y la dificultad para eliminar las barreras existentes. Incómoda y en clave de comedia negra, juega con referencias al esperpento, obligando al espectador a asomarse (y posicionarse) dentro de la mordacidad de una propuesta rompedora de tabúes que nos habla sobre la necesidad de amar y ser amados.

Premio Max de las Artes Escénicas 2023 a la Mejor Dirección de Escena.

 

Sábado 14 de octubre 18:00

Chá das cinco (Té de las cinco). Coraçao nas Mâo (Portugal).

Combinando la danza, el circo, la mímica o el clown, la compañía utiliza cualquier espacio como escenario para interaccionar con el público. Una propuesta que invita a disfrutar de las cosas cotidianas. La obra nos dirige hacia la comprensión de la pluralidad de las diversas comunidades de las que formamos parte y el modo de valorarlas. Tan sólo depende de nosotros adonde podamos llegar. Una reflexión sobre el futuro de la sociedad y el sentimiento colectivo.




 

Sábado 14 de octubre 21:00

Ladies Football Club. Stefano Massini. Compañía Barco Pirata (Madrid)

Inspirada en la historia de los primeros equipos de fútbol femenino de Reino Unido. Cuando termina la guerra, las instituciones de fútbol masculino hacen todo lo posible para que “las mujeres vuelvan a ocupar su lugar”. Un homenaje a aquellas pioneras conocidas como “munitionettes”, que jugaban al fútbol en las pausas de la fabricación de armamento. Una escenografía potente trabaja a diferentes niveles, acompañados de instantes musicales de enorme calado.

 

15 de octubre. 17:00 h.

Italino Grand Hotel. Jordi Magdaleno. La Tal (Cataluña)

En la lavandería del sótano del Italino Grand Hotel, un personaje lava, plancha y conversa con las máquinas, jugando con su propia sombra. Un antihéroe solitario con reminiscencias de Buster Keaton, convertido en esclavo en la sala de lavar ropa. La escenografía es notable, creando un universo sabanero que divierte y entretiene en el más clásico concepto del Clown y la sombra chinesca. 

 

Martes 17 de octubre 21:00 h.

Los vigilantes de la obra, de Francis Lucas. Producciones Glauka (Extremadura)

Cuando el público llega a la sala para visionar Hamlet, se encuentra con los vigilantes Alfonso y Benito, encargados de vigilar el decorado. Cuando invitan al respetable a marcharse porque no hay función esa noche, comienza un disparate de magnitudes shakesperianas.



 

 

Miércoles 18 de octubre. 21:00 h.

Un poyo rojo. Hermes Gaido. Compañía Poyo Rojo (Argentina).

Una obra que explora los límites del lenguaje contemporáneo en respecto del movimiento y sus posteriores interpretaciones. Dos hombres, una radio y la acrobacia. Sobre el tapete, una invitación para reírnos de nosotros mismos y reconocer nuestra totalidad. El lenguaje gestual, el baile, va trazando la historia sin palabras, ayudados por una radio portátil, para mostrarnos teatro físico en estado puro. Considerada como una de las obras más interesante de la escena porteña. Un encadenamiento genial de gags, con enorme dominio de lo gestual y lo corporal para una denuncia social sobre el mundo del ejercicio como metáfora de la testosterona y lo masculino. La carcajada está asegurada.

 

Jueves. 19 de octubre. 21:00. Producciones Teatrales Algoquín (Madrid)

Kohlhaas. Marco Valían y Remo Rostagno. Producciones Teatrales Algoquín (Madrid)

Cuando un taimado noble le arrebata a un criador sus dos mejores caballos, desencadena una tragedia, ya que las leyes no apoyan al criador que se convierte en un temible bandido. Un recital interpretativo de Ricardo Rigamonti. Virtuosismo y magnetismo a partes iguales con el único arsenal de la mirada, el gesto, el sesgo y la capacidad de trasladar al oyente a los espacios de la historia.

Candidata a los Premios Max.




 

Viernes 20 de octubre. 21:00 h.

Galop. Rafael Ruiz. Compañía La Jolie (Extremadura) Coproducción con el Festival de Teatro de Badajoz.

Un viaje en motocicleta, tres mujeres músicas y su amistad. Guiadas por la música, la imaginación va transformando sus instrumentos en paisajes, rostros del pasado, escaleras, etc. Un espectáculo donde no hay límites, donde se canta, se juega, se interpreta o se danza.

 

Sábado. 21 de octubre. 21:00.

La lluvia amarilla. Jesús Arbués. Basada en la novela de Julio Llamazares. Compañía Corral de García (Aragón).

Andrés de Casa Sosas narra en un monólogo, desde la última noche de su vida, habla sobre la despoblación, sobre la incapacidad para expresar las emociones, sobre aquello que fuimos o seremos. Canciones a capela, momentos de infancia, monólogos punzantes para hablar sobre lo terrible de la soledad, apoyada en un gran figuración audiovisual y una estenografía de querencia minimalista. Un poema desgarrador al desarraigo y la evocación del pasado.

Candidato Mejor Actor Premios Max de Teatro

Candidato Mejor Diseño de Espacio Escénico 2021-2022. Premios Max de Teatro.

 

Domingo. 22 de octubre. 21:00 h.

Runa. Lali Ayguadé. Compañía Lali Ayguadé Company and Big Store Productions

Espectáculo donde la danza nos muestra la belleza de un pasado frágil del cual no queda mucho para aferrarse a la vida. Entre escombros, dos humanos tratan de recobrar y reimaginar, de volver a sentir el pasado tal como fue. Un estudio de como el tiempo nos afecta. En medio de objetos cotidianos un hombre y una mujer se buscan y se encuentran. Cada objeto rememora, los retazos de vida flotan en el ambiente.

XXVI edición 2023 Premios Max: Mejor coreografía y Mejor Interprete femenina de danza.

Finalista: Mejor interprete masculino de danza.




 

Lunes. 23 de octubre. 20:00 h.

El pozo de los mil demonios. Maribel Carrasco. Compañía La Nave del Duende/ Karlik Danza Teatro (Extremadura) Teatro Español.

Basado en un texto de literatura dramática infantil de México, estamos ante una suerte de Alicia en el país de las maravillas, con idiosincrasia mexicana. Simbiosis entre realidad y fantasía, en medio de áridos paisajes en la línea de la literatura de Juan Rulfo. Karlik danza teatro elabora un lenguaje propio para viajar (vía realismo mágico) a través de metáforas, símbolos, paisajes sonoros y lumínicos. La versatilidad de los bailarines y la excelente banda sonora de Miguel Marín Arbol, acompañan movimientos que parecen no tener fin, elegantes y de enorme carga emocional.

 

Martes. 24 de octubre. 21:00 h.

Los Despiertos. José Troncoso. Compañía Los Despiertos. Madrid.

El sueño como huida de la realidad. Tres barrenderos, los sueños, poesía, humor, una brillante puesta en escena. Grande, Mediano y Finito. Tres personas humildes, barren las calles y comparten sus penas. El resto del mundo, duerme. Y así un día tras otro. Mientras barren las calles solo se tienen los unos a los otros.

 

Miércoles. 25 de octubre. 21:00 h.

Nada ni nadie. Jesús Lozano. Compañía María de Melo Producciones (Extremadura).

Un paisaje post-apocalíptico. Dos hombres en la soledad de un mundo destruido. Un texto corrosivo, inteligente, ácido y reflexivo. Una distopía donde el juego entre los dos personajes representa los anhelos, pensamientos y dudas de la humanidad. Una reflexión sobre el poder, la finitud humana y los diversos disfraces que adoptamos para enfrentarnos a la nada.

 

Jueves. 26 de octubre. 21:00

Mujer en cinta de correr sobre fondo negro. Alessandra García. Compañía Dos Bengalas (Andalucía).

Una representación fidedigna de la vida en los barrios. La calle como escenario, los aromas, las voces. El cuerpo como paradigma que transmite los rituales cotidianos dentro de una conciencia de clase. La ciudadanía es radiografiada en supermercados, bloques de pisos, extrarradio, jugando con elementos minimalistas: cuerdas, eslabones, cintas de teletienda. Una carga de profundidad a lo políticamente correcto.

Premio Max a Mejor Espectáculo Revelación 2022.

 

Viernes. 27 de octubre. 21:00 h.

El rey que fue. Albert Boadella. Compañía Joglars (Cataluña)

2023. Golfo Pérsico. Un emérito longevo y desterrado, quiere volver a sentir la percepción de su patria. Para ello, con una paella, se rodea de un séquito compuesto por familiares, amigos, jeques. El recuerdo, la realidad, el delirio, las justificaciones, aparecen ante el espectador de la mano de un monarca convencido de que ha sido un autentico rey. Un repaso ácido a los últimos 50 años de nuestro país, pleno de fantasmas antiguos y fantasmas presentes. Un viaje a ninguna parte, habitado de instantes esperpénticos, solazados, aciagos y melancólicos.