domingo, 15 de septiembre de 2019

Teodoro Gracia. Director del Festival de Teatro Vegas Bajas

Teodoro Gracia. Director del Festival Nacional de Teatro Vegas Bajas


Teodoro Gracia es director del Festival Nacional de Teatro Vegas Bajas. El teatro le viene de genética, pero también conoce de cera otros terrenos como la música o la fotografía. Esta experiencia le ha servido para gestionar cultura con gran acierto.

-Con usted se cumple aquel dicho de “Cocinero antes que fraile”. Ha recorrido diversos senderos literarios (poesía narrativa), antes de arribar a su labor, cercana a la cultura y la política o a la dirección del Festival Nacional de Teatro Vegas Bajas. Me refiero a obras como “La Herencia de Sixto” o “Trastos Viejos”. Está claro que el amor al teatro le viene de lejos…
-A los 8 años me subí por primera vez a un escenario siendo alumno del Colegio Salesiano de Puebla de la Calzada y así comenzó todo. Recuerdo que la obra era en latín, me aprendí el texto y por supuesto, no sabía lo que estaba diciendo… ¡como para saberlo interpretar!

-Tuvo también ocasión de vivir una época en que florecían los grupos de Neo-Folk, con un carácter netamente extremeño. Agrupaciones que creaban sus propias canciones, basadas en el terruño, o rescataban lo popular y lo transmutaban. Algunas de aquellas, aún continúan sobre los escenarios como Acetre o Manantial Folk. Otros han desaparecido como Adarve, Siembra, Pueblo, Alba ¿Que recuerdos tiene de aquellos días con el grupo Verbum, cuando se realizaban festivales como “Voces Nuevas” y muchos otros por nuestra geografía?
En cultura he tocado casi todos los palos y por eso, también formé parte durante muchos años del Grupo de Folk Verbum. Recuerdo que en el festival de “Voces Nuevas”, cuya final se llevó a cabo en Almendralejo, conseguimos el segundo premio. En los años 70, nuestro grupo ofreció muchos conciertos y dentro de nuestro repertorio estaban nuestras propias creaciones.

--Existe una corriente que propugna que los políticos que ocupan determinados cargos deberían ser técnicos o profesionales de aquello que coordinan. El caso de la cultura es uno de los más diáfanos en este sentido. Usted se encuentra en una situación híbrida, ya que es de los pocos que tiene conocimiento del mundo en que se mueve ¿Piensa que los encargados de la cultura deberían ser gestores culturales y que estos cargos deberían ser ocupados por concurso de méritos u oposición, y no estar al libre albedrío de los distintos ejecutivos? Esto facilita que personas válidas sean sustituidas por el afiliado de turno…
-Sin duda alguna, conocer el proyecto desde la base es primordial y necesario; conoces la materia de propia mano y eso hace que estés mucho más sensibilizado con el desarrollo del mismo. El conocer y trabajar un proyecto desde sus inicios te hace gozar de cierta respetabilidad ante los demás. Personalmente, yo jamás aceptaría un cargo o un puesto de trabajo sino estoy seguro que puedo desarrollarlo perfectamente. Siempre me ha gustado vivir para mi trabajo y no de mi trabajo.


- Nos mojamos un poco. En el año 83, en declaraciones a la publicación teatral Pipirijaina, se lamentaba de que no existía un teatro que se pudiera denominar netamente extremeño, excepción hecha de Chamizo ¿Cree que hemos avanzado algo en el hecho diferencial? ¿Actualmente existen unos rasgos identificativos o un lenguaje netamente extremeño en nuestra dramaturgia? ¿Se fomentan los temas relativos a nuestra región en los textos y montajes?
Desde el año 1983, que fue cuando yo realicé este comentario, al día de hoy las artes escénicas en Extremadura han dado un cambio considerable, no precisamente en el lenguaje, pero sí en sus montajes, sus textos, la profesionalidad de sus compañías… El teatro extremeño, a nivel nacional, ha conseguido el lugar que le corresponde en las Artes Escénicas. Con un simple ejemplo apoyo esta teoría: En el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, este año, ¿Cuál ha sido la obra que la mayoría del público ha considerado la mejor? Tito Andrónico, una de las dos apuestas extremeñas en esta edición, eso quiere decir que el teatro extremeño goza de muy buena salud.

 
-El teatro es magia, es alquimia, es el verbo y la expresión del cuerpo. Un instante fugaz que impregna la piel del espectador. Pero también tiene otra cara menos atractiva ¿Hay demasiada dependencia de lo institucional para poder poner en marcha actividades de calidad? El aficionado que ama el teatro es capaz de disfrutar de un monólogo con una silla y una mesa ¿Es necesario el fuego de artificio y la pirotecnia para atraer espectadores masivamente?
Yo conozco montajes de mucha calidad sin dependencia institucional y sin fuego de artificio, capaces de enamorar al espectador desde el minuto uno y también he visto, sobre el escenario, todo lo contrario, obras o actividades que se montan para sorprender visualmente, pero sin ninguna calidad artística. No me gusta generalizar y mi filosofía personal es ver mucho teatro para disfrutar y aprender con el bueno y saber lo que no tengo que hacer cuando veo algo que no merece la pena. 

-Llama la atención una población de 6.000 habitantes que mantiene un nivel cultural tan elevado. Grupos de teatro aficionados, el Festival Vegas Bajas, Festival de Teatro Infantil, Jarancio, Escuela de Teatro, Coro Amadeus ¿Me he dejado algo?
Sí, te has dejado un montón de colectivos que son los que le dan vida social, cultural y deportiva a Puebla de la Calzada. Existen más de 60 asociaciones en la localidad y en lo que se refiere a lo cultural, si tiramos de datos del 2018, se realizaron 199 eventos culturales (Teatro, Danza, música, presentaciones de libro, recitales, cine, talleres…) y lo más digno de destacar es que esta labor se está haciendo desde hace más de 40 años ininterrumpidamente. Hemos tenido, por suerte, un Ayuntamiento que desde siempre ha venido apostando e invirtiendo en cultura y ahí está el resultado. Por supuesto, sin olvidarnos de la Junta de Extremadura y la Diputación de Badajoz que siempre han estado colaborando con nosotros.

-La mayoría de espectadores del festival son personas jóvenes para un aforo que siempre se llena, lo cual denota una certera selección de las obras ¿Hay un trabajo de visionado de las obras en festivales y certámenes?
El 90% de las obras que se programan en nuestros festivales o en la programación anual las hemos ido a ver en sala. Nos gusta conocer bien el espectáculo para luego programarlo a un público determinado. Cada colectivo tiene sus propias preferencias y eso lo tenemos muy en cuenta. Sabemos, por experiencia, cómo llegar y crear público, por este motivo intentamos que prime la calidad, ante todo. No nos conformamos con un buen dossier sobre la mesa, preferimos ver lo que vamos a programar. Es nuestra filosofía de trabajo.

- ¿Hubo peores tiempos en los que había que pegar carteles y colocar sillas?
Literalmente lo seguimos haciendo. Ahora estamos promocionando el Festival Nacional de Teatro Vegas Bajas y los organizadores, yo el primero, buzoneando estamos la publicidad por los pueblos de la comarca. Colocamos sillas, pegamos carteles… prácticamente igual que cuando empezamos hace 37 años. Es lo bonito de todo esto, considerarlo algo nuestro que queremos esté cuidado al mínimo detalle. No dejar nada a la improvisación

-Hay una anécdota con Manolo Tena que se retrasaba para el concierto…
Sí, lo recuerdo como una de las peores experiencias. Llegó la hora de la actuación, el público, que llenaba el campo de fútbol, gritando su nombre para que saliera al escenario y Adela Cupido, alcaldesa en aquellos años, y yo esperando que llegara y sabiendo que tardaría en hacerlo más de una hora. Teníamos tal enfado que ni catering ni nada, cuando llegó lo mandamos directamente al escenario… es mucho más larga la historia, pero ahí va una pequeña pincelada. El resto es mejor olvidarlo.

-También es miembro del grupo Jarancio, nacido en el año 59 ¿De las obras de Chamizo a la llegada de la democracia, hubo algún cambio social en los textos o propuestas de la agrupación?
Todo comenzó en el 1959 con “Las brujas” de Chamizo y siguió, años después, con la comedia. En la actualidad, aunque el referente del grupo es principalmente la comedia, desde los años 90, el grupo está haciendo más teatro reivindicativo, mucho camuflado entre risas, pero poniendo sobre el escenario temas sociales como la igualdad, la inmigración, la intolerancia… las injusticias en general.


-Premio Grada Cultura en el 2009. La satisfacción del trabajo bien hecho…
Aunque nosotros trabajamos de vocación y sin esperar nada, que te reconozcan tu labor nos llenó de alegría porque este reconocimiento nos hizo ver que estábamos en el buen camino. Sinceramente fue una gran sorpresa y un placer recibir un premio tan importante como es el Premio Grada.


-Una de las tendencias actuales de la dramaturgia es intentar acercar a un mayor número de espectadores a las obras. Para ello se busca la “adaptación” o el “pulido” para convertir el texto en algo más ligero o cercano ¿Qué piensa de esta tendencia, o del hecho de introducir situaciones coyunturales y conceptos actuales que no estaban en la obra primigenia?
Sinceramente, no la comparto demasiado porque, al menos para mí, no hay que bajar la calidad de un espectáculo para acercar a un mayor número de espectadores al teatro ¡hay que ofrecer a cada colectivo el texto que sepa asimilar y disfrutar!... así se aprende a ver teatro en estado puro y a diferenciar un buen texto de otro ligeramente adaptado, que en algunos casos se convierte en una ridícula pantomima. Yo sí apruebo ese texto creado sin otra pretensión de arrancar sonrisas, porque se ha montado con ese único fin. Pero hacer vulgar un buen texto solo para llegar a un público mayoritario, me revuelve las tripas.

-Han conseguido estar entre las mejores ofertas culturales de Extremadura. Para esto tiene que existir un buen equipo tras las bambalinas…
Que el Festival Nacional de Teatro Vegas Bajas lo haya considerado el Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea como una de las 10 mejores ofertas culturales de Extremadura es algo que nos enorgullece porque es un reconocimiento a todo un grupo de personas que dedican muchas horas y mucho esfuerzo a este evento cultural.

- ¿Qué lugar ocupa la fotografía en su lista de preferentes?
Como comentaba al principio todo lo referente a cultura y creatividad me gusta y por ello, he intentado tocarlo todo: escritura, pintura, música, fotografía… puede que mi madre tenía razón cuando me comentaba: “Dedica todo tu tiempo y tu fuerza perfeccionándote en algo en concreto porque si no vas a ser aprendiz de todo y oficial de nada” … ¡cuánta razón tenía!. Volviendo a tu pregunta, no tengo una lista de preferente, hago cada cosa en el momento que lo considero oportuno. Simplemente me rijo y selecciono la actividad por la necesidad de expresarme que tenga en cada momento...

- ¿Han levantado el teatro en Extremadura los grupos aficionados?
No. Los grupos amateur tienen su puesto en el espacio teatral, son necesarios porque yo los considero un vivero de actores y actrices que más adelante formarán parte de los equipos artísticos de las compañías profesionales. Pero el teatro en Extremadura se ha levantado entre todos los que de una u otra manera trabajan o promocionan nuestras artes escénicas.



-Volviendo a sus declaraciones en Pipirijaina ¿Podría analizar si hemos avanzado en alguno de los puntos que denunciaba entonces?
-Escaso apoyo a los autores extremeños
-Potenciación de los grupos teatrales
-Teatro en los colegios
-Si, hemos avanzado mucho en estos campos. Actualmente, las instituciones apoyan a las compañías y a sus autores, se potencian las artes escénicas, tanto profesional como amateur con programas meramente teatrales y el teatro en los colegios, a través de las campañas escolares y las actividades que se les ofrece, tienen unas expectativas que antes no existían. Por supuesto, todo es mejorable y espero se sigan ofreciendo más programas de este tipo, pero 36 años después no denunciaría estos puntos.

- ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿Hablamos ahora de la Cátedra “¿Torres Naharro” con sus premios, cursos y representaciones por los pueblos o aquellos camiones teatrales del Centro Dramático de Badajoz, que impartieron cultura por caminos y senderos sólo aptos para las cabras?
-Todos los tiempos son buenos siempre que sean aportaciones positivas para promocionar el teatro. Hay que reconocer la gran labor de la Cátedra “Torres Naharro”, del Centro Dramático de Badajoz y de esos carros de cómicos que recorrían nuestra región por caminos intransitables. Ellos forman parte de ese ayer que sembró la semilla del teatro en Extremadura. Ahora se trabaja de distinta forma, pero la esencia es la misma: vivir y amar el teatro ¿Qué tiempo fue mejor?... cualquier tiempo es maravilloso si impregnamos nuestro espíritu de cultura.






jueves, 5 de septiembre de 2019

Te amaré más allá de la vida. El Fantasma y la señora Muir


                                   


Con El Fantasma y la señora Muir (The Ghost and Mrs. Muir. Joseph L. Mankiewicz. 1947) nace una de las más intensas películas sobre el amor. Pese a que su autor aun la consideraba una obra de aprendizaje, se trata de una obra maestra que sobrevive al paso del tiempo por la intensidad de su propuesta, las claves de estilo y la sorprendente química entre dos protagonistas en estado de gloria. Bebiendo directamente de las fuentes del gótico y el drama romántico, su equilibrio entre géneros es sorprendente. Sobre todo en esos toques de alta comedia y sus diálogos pasmosos. Pese a no tratarse de un texto propio del director de Pensilvania (adaptaba una obra de Philip Dunne, seudónimo de Josephine  Leslie), es reconocible la maestría y el estilo del mismo, su querencia por la fina ironía, la inteligencia de las frases. Abriendo con una grúa espectacular, que frece un plano general de Londres, acercándose a la casa, para ofrecer unos intensos planos góticos; que marcaran la senda a seguir; e introducen en el mundo sobrenatural que va a sobrevolar todo el metraje. Mankiewicz fue un maestro destejiendo el mundo femenino, dibujando sus contornos, abocetando personajes de gran intensidad, firmes y valerosas, como esta Lucy Muir, impregnada en la piel de la magnífica Gene Tierney. Al igual que  Lubitsch, Mankiewicz juega con los significados de las puertas, las dota de intrahistoria, las convierte en fronteras o caminos. Las puertas guardan una compleja significación en toda la obra. Pero el director exprime todas las posibilidades visuales y fotográficas (Charles Lang Jr) con certeros planos de la zona costera donde se encuentra la casa llamada “La Gaviota”, en la que Lucy decide quedarse pese a que según el vendedor “no le conviene”. 

El equilibrio entre el cuento gótico y la comedia es magistral. La presentación de Rex Harrison (Capitán Daniel Gregg) se produce en modo similar al de la película Laura (Otto Preminger. 1944), a través de un retrato. La atmósfera romántica se va imbricando en medio del relato fantástico, la cámara participa como un personaje más, como en ese travelling en la escena de la siesta con la sombra de Rex Harrison apareciendo por primera vez. La relación entre estos dos obstinados personajes consigue instantes verbales de altura, donde las desavenencias se entremezclan con ese humor mankiewicziano, que siente un profundo respeto por la inteligencia del espectador. El proceso de adecuación y adaptación de ambos personajes es modélico, dejándose llevar Lucy por el lenguaje prosaico del capitán y adaptándose este a la personalidad arrebatada de la viuda. Junto a la progresión y acercamiento de los dos personajes, se no muestra también un acercamiento visual. Del plano-contraplano del inicio, la cámara va introduciendo certeros encuadres de ambos con una espléndida fotografía. A través de la cinta, el director juega a la ambigüedad con el espectador haciéndolo dudar de la existencia real del fantasma que puede ser fruto de la imaginación de la protagonista.
“Pero soy real. Estoy aquí porque usted quiere creerlo así. Siga creyendo en mí y seguiré siendo una realidad”.
El fantasma y la señora Muir” exprime el juego entre dos personajes antagónicos que terminan complementándose y admirándose en medio de una poesía visual y un halo romántico de un clasicismo arrebatador.


Es el momento en que entra en liza otro inmenso actor (George Sanders), que interpreta al editor Miles Fairley, al cual Lucy le entrega el libro que ha escrito inspirada por el capitán. Sanders hace gala de su habitual y elegante cinismo y termina robándole el pañuelo. Es magistral el modo en que se presenta la ambivalencia del mundo de Gene Tierney (Lucy), enfrentada al sueño romántico, seductor, de gran intensidad pero imposible acceso, frente a la carnalidad y el mundo real que el ofrece el editor. Una significativa escena muestra a Daniel, desde una altura superior, observando a los nuevos amantes. En otra, un soberbio Rex Harrison le habla a su amor dormido con esas palabras que sólo Mankiewicz sabía escribir, culminando en uno de los planos más hermosos del cine. Daniel intenta besar a la mujer dormida, Lucy se mueve de forma inconsciente como si percibiera al capitán y pudieran encontrarse físicamente en el territorio del sueño.
“¡Cuantas cosas nos perdimos, Lucía! ¡Cuantas cosas nos perdimos! Adiós, mi amor”


Es imposible no emocionarse ante la carga sentimental e interpretativa de esta secuencia. El pícaro, interpretado magistralmente por George Sanders, resulta un farsante que engaña mujeres ingenuas. Esta es una de las premisas del guión, esa necesidad de sufrimiento para alcanzar la madurez, el sentido del riesgo que nos hace crecer internamente. Todo ello metafóricamente sugerido por espléndidos planos de olas. La mutación del tiempo se traduce en una madera tallada donde está escrito el nombre de la hija de Lucy (Natalie Word con  nueve años), y que se va deteriorando lentamente. Hay un instante mágico cuando una Anna adulta (Vanessa Brown) confiesa a su madre que también veía al capitán. El paso del tiempo es inexorable y la vejez llega para Lucy y  la amiga-criada Martha (soberbia Edna Best). Los relojes omnipresentes y fatídicos siguen su camino despiadadamente. Un plano de la caída del vaso de leche de la anciana Lucy es la metáfora de que su tiempo en este mundo ha terminado. Es el momento en que el capitán regresa, cuando la puerta se abre y caminan para estar eternamente junto. Si no derrama una lagrimilla, o al menos se emociona en esta secuencia, debería estudiárselo. Frente a la inmensa partitura de Bernard Herrmann y esta poética historia de amor, es imposible que no se ablanden los corazones.