jueves, 24 de marzo de 2022

La verdadera lengua de los pájaros. de la luna libros

 

                                              

Fotografía: José Mª Benítez Cidoncha

 

Nos sorprende “de la luna libros” con un libro-paisaje, una suerte de cuaderno de campo poético (Marino González Montero), donde junto a las espléndidas fotografías (José María Benítez Cidoncha) encontramos retazos naturalistas en bilingüe concepto, porque parte de los textos se presentan también en inglés de la mano de Ben Clark. Sorprende (digo) la calidad editorial del producto, la soberbia presentación visual y el difícil equilibro entre los retazos poéticos, la plasticidad señera de las imágenes y su acompañamiento con datos de corte naturalista-ecológico. El aspecto poético corre de la mano de Marino González Montero que no traiciona sus referencias helénicas (Las garzas de ojos glaucos) o nos vuelve a colocar en el punto de mira de Tiresias o nos retorna a lo primigenio de su pluma (digno vástago de Afrodita), a las originarias fuentes de las que beben los literatos (y asomas tras Eneas, majestuoso y solemne) En este poema titulado “Calamón”, Marino González introduce hasta siete referencias clásicas, inspiradas en una impresionante fotografía. Un primerísimo plano, una paleta en azul y rojo, un intenso carmesí desde los ojos del ave que adivina; sin duda; la belleza del verbo que reflejará ese instante supremo que recoge el objetivo límpido, la apertura exacta, la luz precisa, la velocidad certera. Porque si algo tiene la fotografía de aves (y naturaleza en general) es su tremenda dificultad. Acechar en los hides a la espera del instante anhelado, buscar la combinación adecuada de velocidad de obturación (que condiciona en estos casos) con la apertura diafragmática. Y un elevado porcentaje de “suerte”, que nace de las horas dedicadas a estos menesteres.



Este hermosos bestiario de plumíferos nos desvela 50 especies a las que, de otro modo, no tendríamos acceso. Y lo hace en su intimidad más cercana, en sus instantes más reveladores. Esos primerísimos planos parecen extraer alguna suerte de psicología aviaria, sin olvidar la exquisita composición. Ese flou que envuelve la espectral fotografía del mirlo (una de mis favoritas), el efecto poético de la neblina en la fotografía de inicio o esos contraluces negrísimos sobre la paleta de un anaranjado atardecer. Aquí se destila una paciencia colosal y un amor inmenso al trabajo que se está realizando. El camino (como diría Tiresias) para encontrar la verdadera lengua de los pájaros. Las acotaciones; con la narrativa de circunstancias en que se tomaron las fotografías; añaden un ritmo interno al conjunto, con descripciones que nos hacen entender la dificultad de este trabajo, como esa persecución de la instantánea (al final alcanzada) del esquivo Torcecuello.

José Mª Benítez Cidoncha



Hay instantes mágicos del lenguaje, cuando Marino González se aleja de Tiresias, para aproximarse a la orfebrería del verbo. Como esas patas de los Moritos “buril sobre el cieno húmedo” o la Oropéndola cuyo mundo se “ha quedado ciego de caricias”. Es el poeta abierto en canal, sangrante, palpitante. Tampoco abandona su habitual filosofía de la predestinación, que tanta querencia tiene en su obra teatral. Aquí, envuelve con el hálito vital de una hermosa grulla “los días que burdamente creímos tan nuestros”. Es difícil expresar más con menos. Ese palpitar de hombre frente al abismo, esa certeza de paso y breve estancia que se sublima en los ojos de las aves, cuyo concepto del tiempo y la existencia están por encima de todo eso.

Nos hallamos ante un libro ciertamente hermoso, nacido de la pasión y del trabajo. No por ello hay que obviar la imprescindible realidad económica, sin cuyo apoyo es difícil sacar adelante un proyecto de este nivel y que; en este libro; nace de la Ayuda a la Edición de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes.

Se echan de menos los datos técnicos, acompañando a las imágenes, que tanto habrían disfrutado los aficionado (por poner un reparo). “Cada atardecer es una plegaria” dibuja el poeta sobre la gallarda fotografía de una garza que parece observarnos, altiva y misteriosa; como intrusos en su mundo. Como ignorantes (o míseros aprendices) de la verdadera lengua del universo. La lengua de los pájaros.

José Mª Benítez Cidoncha


sábado, 19 de marzo de 2022

Plácido Ramírez Carrillo. La metáfora como arma

 

                                          


-Recitales, conferencias, Ateneo, colaboraciones en revistas, Asociación de Amigos del Museo, Vocal de cultura de Santa Marina, muchos kilómetros a cuesta para propagar la cultura en los pueblos.  ¿No le da la risa floja cuando escucha a quienes hablan de cultura o reciben prebendas más por sus afinidades que por su mérito?

-Pues la verdad es que si, risa floja, y en lo oscuro. Cuando nadie me ve. A carcajadas por tanto pelaminbres y trepa que hay en la cultura.

- ¿Una metáfora o una buena caldereta? O la caldereta como metáfora de la vida…

-Las dos cosas. Me encanta rebuscar, descubrir metáforas.  Uno de mis libros  el sexto se titula Ensayo de la metáfora (2006) porque cuando la gente me preguntaba que como iba la poesía, le decía, bueno, ahí vamos, ensayando metáforas…  y una buena caldereta une mucho, y te trae recuerdos de otro tiempo, sacia el hambre y aúpa el ánimo (que no otras cosas). También he dicho alguna vez que cuando gane el ciudad de Badajoz, (siete veces finalista) que invitare a mis amigos  a una buena caldereta (incluso) a los envidiosos.

-Ya tiene calle en su pueblo (Puebla de la Reina) ¿Que se siente cuando pasa uno por su propia calle?

-Orgullo y satisfacción, en ocasiones te dan ganas de llorar, como así lo hice en la inauguración en abril de 2007: te acuerdas de los familiares que ya no están, como mi padre. Y se siente algo especial cuando viene tu nombre en las cartillas del médico, porque allí está el ambulatorio, y el centro de día, en tiempos escribía una carta a mi tía Ana Ramírez (q.e.p.d) que murió en tiempos del COVID, y sentí un respingo al poner la dirección. Otra anécdota cuando se aprobó en el pleno, y me mandaron una copia, mi mujer observó, mira para una vez se ponen de acuerdo los políticos. Hubo mayoría absoluta de los partidos que formaban el gobierno municipal, PSOE, PP e Izquierda unida. La verdad que era un reconocimiento que quizás este humilde jornalero de la metáfora, no merecía, no sé. Lo agradezco, sobre todo a mis paisanos. A mi pueblo, siempre lo llevé dentro y lo llevaré aunque no me hubieran puesto esa calle.  

-Vivimos malos tiempos para la lirica (y para todo lo demás) ¿sigue siendo la poesía un arma cargada de futuro?

-Pues la verdad, que tantas redes sociales alta, tanta alta tecnología, Wasap, Twitter, FB…ya creo, que actualmente, no es tanta arma cargada de futuro.

-Caminamos hacia una sociedad donde el postureo se impone a pasos agigantados. La cultura no es ajena a esta enfermedad mediática ¿Puede uno mantener la pureza y la independencia sin caer en la tentación del amiguismo y el favoritismo?



-Cierto, el postureo, el fardar, los premios de fulanito de tal, los me gusta. Parece que a algunos le da derecho a escupirte en el hombro, o en la cara, según la envidia, y si no eres de su cuerda, más fuerte el escupitajo. Se debiera mantener la independencia sin caer en el amiguismo, pero es tarea difícil, desgraciadamente no ocurre eso

-En su poesía hay una permanencia de lo rural, del halo de lo cotidiano. La persistencia del pasado y de lo vivido ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

-Eso parece, el discurso antes era de verdad, mucho más sincero, más puro, directo al corazón ahora es más mediático, y estás expuesto a que en cualquier momento te hagan la cobra. O cosas peores

-El Auxilio Social, la enfermedad, la emigración ¿Qué le dicen estas palabras cuando echa la mirada hacia atrás?

-Me dicen mucho, porque lo he vivido en mis propias carnes. Mi padre emigró a Alemania en busca de un futuro mejor para nosotros, y al poco cayó enfermo de esclerosis múltiple, con tan solo 36 años,  después de veinte años de luchar con la enfermedad murió a los 56. En el 63 nos trasladamos a  Madrid, y en principio compartimos un piso en Leganés dos familias, mi tío Antonio hermano de mi madre. A mi hermano y a mí nos metieron en colegios de auxilio social, en Paracuellos del Jarama, mi hermana que tenía dos años se quedó con mi madre, que tuvo que trabajar duro para sacar a la familia adelante, fregando escaleras y un colegio. Entonces no había ayudas. Y mi padre, no recibía paga ninguna de Alemania, porque al parecer no había terminado contrato. En fin, tiempos difíciles. Yo tuve la suerte de pasar al instituto Nazaret, para hacer el bachillerato, luego al cumplir los 15 compartía trabajo y estudio (ya por libre). Y me puse a trabajar en diferentes oficios. Una infancia  y adolescencia muy dura, pero fuimos felices a nuestra manera. El desarraigo  también fue  un tiempo de silencios. Con ocho años, extrañas muchas cosas ya vividas.

-Repasando los títulos de sus obras encontramos ese continuo aferrarse a la levedad del tiempo, a la precisión del instante. Al fin y al cabo, somos sombra enamorada…

-Sin duda alguna. En Madrid nos silbaba el aire de la tierra, aunque los veranos eran mágicos al volver a la olorosa claridad del pueblo, a la familia a los amigos. Sombra enamorada, y siempre, a la huella de la dignidad.

-Diario Azul del titiritero es una de sus obras. Pero, en la vida real, ¿no estamos rodeados de titiriteros bastante nefastos?

-En mi libro, en el que hizo el prologo el escritor y sacerdote Sánchez Adalid, hablamos de los titiriteros de la palabra, que así me defino algunas veces. Pero en la vida real, en este tiempo de extraños malabares, hay mucho tonto con terraza a la plaza, y que dañan la cultura de verdad, porque van a sus intereses, más que nada, y los que hablamos pues no salimos en la foto.

-Uno es el resultado del agua que bebe, de la fuente y el río del que manan sus experiencias y sus vivencias ¿De que fuentes literarias se alimenta o se ha alimentado?

-Por supuesto, nos influyen las lecturas de la infancia, de la juventud, sobre todo. Los clásicos, generación del 98, los Machado, Juan Ramón, Unamuno, del 27, Lorca, Alberti, Aleixandre… Hernández, Neruda, Huidobro, Blas de Otero, Gabriel Celaya José Hierro, generación del 50: Ángel González, Francisco Brines, José Agustín Goytisolo, Caballero Bonald, Claudio Rodríguez y luego los extremeños, además de los regionalistas Galán y Chamizo, a los tres más recientes Valhondo, Lencero y Pacheco (a los tres los conocí, los traté y con ellos recité) aprendí mucho de ellos. Luego una larga lista de extremeños, sobre todo, Castelo, Bartolomé Collado, José Iglesias Benítez, Ángel Campos, J. C Rodríguez Búrdalo, Santos Domínguez, Efi Cubero, Irene Sánchez Carrón, Emilia Oliva y un largo etcétera.




- ¿Habitamos una distopía donde se recompensa la proximidad a lo coyuntural antes que la calidad y la filiación doctrinaria antes que el buen hacer? Se recrea en el neologismo, en la metáfora de lo cotidiano, en la recuperación del vocablo olvidado ¿Nos sirve el lenguaje para elevarnos desde el abismo de la realidad? ¿Para alzarnos cada día desde este vacío existencial?

-Pues sí, son tiempos difíciles, como siempre para la lirica, a mi me gusta escribir sobre lo cotidiano, sobre el día a día, los poetas somos personas, aunque algunos se crean dioses, o diosas. Creo en la poesía de verdad, de la experiencia, del conocimiento, del hombre …el compromiso del compromiso

-Practica una forma personalísima de artículo de opinión. Lo mismo trae a colación la utilización de la badila de antaño que a esos santos varones (Dios tenga en su gloria) que van de estropicio en estropicio con cargo a fondo público. En su prosa cohabitan la infamia del vividor profesional con la nostalgia del dobláo y la lluvia descreída.

-Así es, desde el principio que me lo propusieron, que fue hace algo más de cuatro años, apadrinado por Tomas Martin Tamayo, que fue quien me animó, y finalmente me empujó a escribir artículos, anteriormente lo rechace porque no me veía en esa faceta y estaba en otros líos literarios. He querido darle , desde el principio un toque muy personal, un poco de ternura poética, informar de algunas actividades culturales que no salen en la prensa, ni en canal Extremadura , para darle visibilidad , como se dice ahora , cuanto se repite esta palabra, un toque o tirón de orejas a nuestros políticos , que a unos les gusta y otros me lo critican, pero es lo que hay,  no sé si acertado, mezcló un poco de todo, y lo difícil es que quepa todo en 400 palabras ,  termino siempre con una frase muy popular que desde el COVID se emplea menos, quedara como recuerdo  ¡Llena otra vez Josué, que nos vamos ¡de momento tengo buenas críticas. Y Josué existe, es real.

- ¿Podrá la poesía librarnos de zascandiles, tumbaollas y palmeros?

-Será difícil, habrá que llamar al Tío de la vara, por lo menos. Creo que ni escribiendo décimas o sonetos con metáforas de piedra de rio, y duro y a la cabeza.



- ¿Se puede sobrevivir de la literatura en la cuna del clientelismo patrio?

-En absoluto, los que trabajamos por la cultura en general, y con mayúsculas, sin esperar nada a cambio, casi siempre nos cuesta tiempo, trabajo, e incluso dinero…nos conformamos con el aplauso y el reconocimiento, si algún día llega, y sino tampoco pasa nada

-En uno de sus poemas (Soñar que la vida empieza), apunta por “oler a lluvia y a verdad”. Un deseo bastante improbable en la realidad y la grisura que habitamos.

-Puede que a lluvia sí, y a claveles rojos. Pero a verdad, en este tiempo de mentira y reflexión, será algo difícil. Cada día se miente más, y son mentiras gordas. Y no crece la nariz.

-Al final ¿Habrá merecido la pena? 

-Posiblemente, así será. Si nos alejamos de grupos y capillitas que son nocivas para la poesía y la literatura. Hace falta más ternura

-Por manipular, nos manipulan hasta la literatura, fomentado y apoyando los acólitos de las distintas divergencias y olvidando o ignorando aquellos que no genuflexan ¿Existe aún esa figura bohemia del poeta maldito?

-Yo creo que no, los tiempos han cambiado. Puede ser que haya poetas de redes sociales, influencers que tienen miles de seguidores quinceañeras en las redes, se ven largas colas en algunas ferias del libro …que nos hace reflexionar hacia donde caminamos. Triste. O te arrodillas, o te quedas en la cuneta

- “Ante lo tirano, ante lo injusto, se vuelve grito mi palabra”. Son versos de su libro “Vereda”.

-Desgraciadamente para luchar contra la injusticia y el mal en la vida real se necesitan métodos más contundentes, aparte de la palabra.  Desgraciadamente,  así es, habría que pasar a la acción, como antiguamente , huelga de hambre , a la protesta , manifestación... te hacen caso según quien gobierne… ya sabemos los extremeños ,por ejemplo ni tren digno, ni autovías  nada de nada solo promesas…milana bonita

-Se ha atrevido hasta con el castúo ¿Tenemos poca conciencia frente a otras autonomías que potencian hasta las últimas consecuencias sus hechos diferenciales?

-Si, el castúo, o el extremeño como nos gusta llamar, existe de alguna manera o de otra, mi pueblo está a escasos 25 km de Guareña la patria de Chamizo. Por eso cuando leí el Miajón de los Castúos, de muy joven, lo entendía perfectamente. Porque, más o menos, así hablaban mi abuelo, mi padre, mis paisanos. Pero es verdad que tenemos poca conciencia, y es mas en ocasiones sentimos como vergüenza. Por eso me atreví y escribí algunos poemas en castúo que era la forma de hablar de mis antepasados…casi siempre en tono reivindicativo.