Mar Morán pertenece a esa sólida
cantera que tiene sus raíces en el “Coro Amadeus” de Puebla de la Calzada.
Formada en el Conservatorio de Badajoz y en el Conservatorio Profesional de
Música “Victoria de los Ángeles”. La soprano extremeña ingresa en el programa
formativo de alta especialización para postgraduados, Internacional Opera
Academy, en la ciudad belga de Gante.
-La mayoría de los cantantes
comparten su aprendizaje vocal con algún instrumento ¿Hay un instante en que
hay que renunciar a ser instrumentistas; en su caso la flauta de pico; para
concentrar todas las energías en la voz?
Considero que siempre es bueno un
aprendizaje previo con un instrumento sobre todo los instrumentos de viento, ya
que son muy buenos profesores para los cantantes, pues comparten el mismo tipo
de respiración y similitudes con el apoyo. En el mundo del canto es fácil distinguir
quién ha sido instrumentista de viento jajaja. Creo que el canto necesita mucha
energía, ya que nuestro instrumento es nuestro cuerpo pero no creo que sea
necesario renunciar a ser instrumentistas, quizás no al mismo nivel, pero si
seguir disfrutando desde otro instrumento de la música ya que esto nos
enriquece como cantantes y en definitiva como músicos.
Si, fue el primer reto operístico
al que me enfrentaba. Debuté el papel con 23 años y fue todo un reto, y no sólo vocal
sino teatralmente, pues debes canalizar la adrenalina y la energía sin perder de vista la
pulcritud vocal y la disciplina musical.
Como dice mi profesora este rol
engloba tres sopranos en una y a la hora de prepararlo y montarlo debes saber cual de
ellas canta en cada parte sin perder la homogeneidad en el sonido.
-La lírica es un mundo donde
nadie es profeta en su tierra…
Pues si. Desgraciadamente debemos
pasar todos unos filtros en el extranjero para poder volver con un sello que es
señal de calidad. Es cierto que hay que irse al extranjero, pero simple y
llanamente porque es bueno para crecer musicalmente y personalmente; además de
por las distintas oportunidades que se te abren; por el hecho de conocer más
personas e idiomas.
En mi opinión, a veces se
desvirtúa eso y parece que el hecho de ser algo no español es mejor. Y no es
así.
De todas maneras estoy súper
contenta porque siempre he podido cantar y hacer diferentes proyectos en mi
tierra junto al Coro Amadeus, Indiccex o la Sociedad Filarmónica de Badajoz;
aunque siempre te gusta venir más veces.
-Siempre hay una afinidad
especial con determinados profesores que suponen un hito en el aprendizaje ¿A
cuales recuerda con mayor intensidad y agradecimiento?
Pues la verdad es que estoy
bastante agradecida a aquel señor anciano de lenguaje musical que con tan solo
6 años me escuchó en una clase de entonación y me dijo que hiciera las pruebas
para la Escolanía del conservatorio, Pacha le llamaban...
También a Alonso Gómez Gallego,
que para mí es alguien muy importante tanto por mi etapa vocal, pues fue quien
me dio la oportunidad de hacer un solo por primera vez. Como en lo personal,
que ha hecho a su vez de mentor y me ha ayudado en todo lo que rodea al canto.
Y mi profesora Elena Muñoz
Valdelomar, que siendo ella una voz lírica, fue quien me enseñó a colocar y a
poder cantar los sobreagudos; además de ser quien me ha enseñado que un buen
cantante no solo canta sino que además es un gran actor…
Sin ellos no hubiera sido nada
igual, estoy muy agradecida a la vida de haber tenido la suerte de encontrarlos en mi
camino.
-Una pregunta obligada para los
músicos ¿Cuál es su “truco” esos instantes de cansancio infinito, de soledad en
habitaciones de hoteles, de kilómetros sobre la espalda?
En esos momentos de soledad es
donde uno realmente crece y lo hace fuerte para perseguir su sueño.
-Nos encontramos ante una de las profesiones
más incomprendidas. Años de esfuerzo, sacrificio y especialización, para
encontrar la incomprensión o el
desconocimiento de parte de la
sociedad ¿Falla la educación musical en nuestro país?
Totalmente si.
Es una pena que una parte de la
sociedad española considere la música como un hobby y no como algo profesional.
Creo que se debería valorar más la música y las artes en general desde los
colegios.
El arte te da unos valores que no
obtendrías de otro modo, valores que solo te da la música, la pintura, la danza....
Estar en un coro de niños o tocar un instrumento realmente contribuye a
reforzar la inteligencia y a despertar y enriquecer la mente.
-¿Un recital individual, una
colaboración con coro o un papel operístico? ¿En qué medio encuentra una mayor
satisfacción?
Son distintas sensaciones y cada
uno gratificante a su manera. Siempre me ha gustado cantar con más personas, también
porque es algo que hago desde pequeña. No olvidaré la gran satisfacción que he
sentido en conciertos como el que dimos en Sevilla con el Coro Amadeus, o cantar el último coro
(Gloria a te), con esa última nota infinita que cierra la ópera Turandot con el
coro Intermezzo del Teatro Real. El partiquino que interpreté en la ópera
“Idomeneo” de Mozart en el Teatro Real fue una de las experiencias más
gratificantes.
Esos momentos que se te quedan en
la memoria grabados y siguen sonando aun sus armonías en tu recuerdo.
Es algo que no descarto. Sería en
un futuro lejano pues creo que para concebir el canto y ayudar a otros primero debes
experimentarlo tú primero.
Creo que dedicarte a la enseñanza
en el canto por lo que veo en mis profesoras es muy gratificante, pues ellas me dicen
que los éxitos de sus alumnos lo viven con más emoción que los suyos propios y
es algo que quiero sentir yo también jajajajaa...
-Participó en la primera
representación que se hizo en el Teatro Real de la inacabada Moses und Aron de
Schönberg. Una obra de tintes filosóficos, sustentada sobre doce notas, de
querencia contrapuntística, de larga preparación para el coro. Participaron más
de 400 personas bajo la batuta de Lothar Koening. Una obra de difícil exigencia
dodecafónica para el coro, de ochenta miembros. Quizás la ópera más difícil
para un coro y con una puesta en escena arriesgada…Amén de la polémica
suscitada por el semental (Easy Rider), cuya retirada fue solicitada por
diferentes colectivos.
Lo más difícil que he tenido que
cantar nunca, sin duda.
Un reto desde muchos puntos de
vista pero que gracias al esfuerzo, la profesionalidad y la dedicación de
muchos todo fue posible.
Es una obra que me ha hecho abrir
mi mente en lo musical y ha sido un antes y un después para muchos en el Teatro
Real. Creo que para todos los que participamos fue una experiencia difícil de
borrar.
-¿Hay algo taumatúrgico en ese
aplauso al final de cada obra? ¿Algo mágico en la satisfacción de compartir con el
público una creación escrita hace cientos de años?
¿En transmitir y compartir lo que
el autor volcó en la partitura?
Sin duda hay magia siempre que
hay música.
Ser transmisora o ser un canal
para hacerles llegar a otras personas esas melodías algunas empolvadas y otras
más conocidas es una elevación tal que te sientes en otro universo paralelo.
No es solo la emoción que pones a
la hora de interpretar si no lo mágico que es el arte de la música por ser el
idioma universal que a todo el mundo llega y que forma parte de nosotros.
Pienso que aunque transmitas la
música lo más fiel posible a la partitura y a lo que quiso plasmar el compositor, siempre
hay algo mágico y a la vez tuyo que como intérprete fundes y regalas una parte
de ti, que a su vez es distinta cada vez.
-¿Existen escenarios que se le
queden a uno en la piel por diferentes motivos o vivencias? Hay un hálito distinto
entre las tablas del Teatro Real o en el Monasterio de Yuste? ¿Pasamos del
recogimiento y el intimismo a la grandilocuencia operística con dificultad?
Hay lugares que traspasan los
poros de la piel.
El Teatro Real ha sido y es un
teatro mágico para mí por muchos motivos.
Es un teatro en el que no te
acostumbras nunca a mirarlo desde dentro siempre te parece más majestuoso más mágico y que a
pesar de su magnitud sientes que es un sitio
acogedor.
Tengo grandes recuerdos ya hayan
sido en grandes teatros como en pequeñas capillas, lo que me cala a mí es la
esencia de la energía, de la música y del público.
Tengo en mi memoria además del
Teatro Real, el monasterio de Yuste, Teatro Principal de Burgos, la iglesia
Saints Jean et Étienne aux Minimes de Bruselas, el monasterio de Tentudía, el
Real monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, el castillo de Olavinlinna en
Savonlinna (Finlandia) o el Auditorio Nacional de Música...todos estos lugares
han simbolizado para mí vivencias y crecimiento personal y profesional, por la
emoción y energía que significaron.
-Acaba de ser seleccionada
International Opera Academy (IOA) de Gante (Bélgica) para participar en el programa
Opera Studio (2109/2020 ¿Cómo se siente en estos momentos?
Estoy muy contenta, un poco
asimilando la noticia todavía jajaja...
Cuando te encuentras con personas
de distintos países con tanto talento lo ves todo muy difícil. Aun así mi objetivo era
simplemente disfrutar con lo que hacía y que fuera otra experiencia más de la que
aprender.
Es una gran oportunidad estar en
el centro de Europa ya que abre muchas más puertas y estás mucho más conectado a los
teatros europeos.
Esto solo es un nuevo paso, toca
seguir estudiando mucho y trabajado duro ya que el nivel de exigencia es mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.