martes, 28 de noviembre de 2023

La paz perpetúa. Ópera metafísica. Programa Ópera Jóven

 

                                       


El programa Ópera Joven de la Diputación de Badajoz, ofrece una propuesta atípica, compleja y esforzada. La paz perpetúa parte de la obra genésica kantiana, pero también bebe de fuentes nietzscheanas para presentarnos unos personajes totalmente atípicos en el mundo operístico: unos perros que tienen que superar pruebas para formar parte de un equipo antiterrorista de élite. El mundo del canto se ha acercado en otras ocasiones al mundo animal. En La zorrita astuta (Leoš Janácek) diversos animales protagonizan los instantes musicales, en Sigfrido, el dragón Fafner; en realidad un gigante transformado; cobra cierta importancia. Pero los animales suelen ser puramente circunstanciales en el mundo operístico, como Grane, el caballo de Brunhilda o el cisne de Lohengrin (en realidad es Gottified hechizado). El gato con botas fue una estimulante oferta de Ópera Joven, donde el animal cobraba protagonismo vocal. En algunas de ellas, los animales adquieren identificación con papeles cantados (La zorrita, astuta, El murciélago, Orfeo en los Infiernos o El Gato inglés), o se misturan con personajes disfrazados para aparentar animales. Incluso en “Animales”, ópera contemporánea de Lars Johan Werle, aunque los protagonistas son animales, requieren de humanos para conciliar Oriente y Occidente. Mucho más cercana la propuesta de Juan Mayorga (Libreto) y José Río Pareja (Compositor) a la ópera “El gato inglés”, donde todos los integrantes son animales. Un grupo de gatos burgueses.

La oferta de La paz perpetua es mucho más arriesgada. No sólo el plano sonoro se mueve entre la atonalidad y una línea vocal que navega ampliamente por el recitativo y el rappresentativo. Los tres perros protagonistas (Emmanuel, Odín y John-John) son dispares en personalidad y actitud vital. Sus roles vocales están claramente diferenciados y obedecen a instantes vitales determinados dentro de una partitura, rabiosamente vanguardista. Toni Marsol, en el papel de Casius, es puro metal en su instrumento de cálido color, depurada técnica y control, con una emisión plena de recursos. El pastor alemán (Enmanuel) lo borda el contratenor Christian Borrelli con sus reminiscencias barrocas (algunos instantes recuerda a Jaroussky). Posee un instrumento dúctil y de dulce calado para el oído, con fastuosos agudos y voz bien colocada.

Plena de onomatopeyas musicales, silbidos, efectos en la percusión, con leves leitmotiv para definir los personajes, la partitura se presenta rica en ornamentos secos, de notas sesgadas, caídas bruscas y querencia por la atonalidad. El trabajo vocal es arduo. Seguir los; apenas esbozos; que nacen del Ensemble Sonido Extremo bajo la sutil dirección de Jordi Francés, donde la voz se hibrida con glissandos, agudos extremos y quiebros inesperados, dejando un espacio para lo bufo. Con remedos de canciones pop (Venecia) que rompen la gravedad del texto. Tampoco ayuda a los cantantes el trabajo físico que solicita la representación. Una sucesión de trotes, saltos y movimientos que dificultan la emisión y producen cansancio. Pero de todo ello salen indemnes con correcta expresión corporal y dominio del aspecto actoral.

Juan Noval-Moro ofrece una voz diamantina y redonda, de varios quilates. En el extremo opuesto, Christian Díaz (John-John), con metal profundo y penetrante en una garganta de diestra proyección. El libreto sale airoso del difícil equilibrio entre lo bufo y lo trascendente (casi metafísico). Una dicotomía siempre resbaladiza para los intérpretes, que se mueven en un escenario realizado por los alumnos del IES San José de Badajoz y que difiere de su referente teatral, sabiamente coordinados por Susana Gómez.  

Jordi Francés


El único personaje humano está interpretado por Isabella Gaudí, cuya tardanza en intervenir vocalmente compensó con creces, con amplia extensión y notable agilidad, excelentes notas en la zona alta y un intenso timbre.

La paz perpetua encierra toda la insumisión que se solicita a la ópera contemporánea, el riesgo y la ruptura, la iconoclastia y la búsqueda de nuevos lenguajes tanto en la partitura como en la escenografía y el pathos. La fractura con las estructuras clásicas es patente y la vocación de hibridación necesaria. El acercamiento a temáticas de una sociedad contemporánea es otro de los factores que significan estas nuevas creaciones. Los sofismas, paradigmas y preguntas que realizan los perros protagonistas representan las inquietudes de toda una humanidad. Si llega mediante la trasgresión de los modos clásicos, aún mejor. Si se acercan desde la ruptura de la convención, pues bienvenido. En La paz perpetua encontramos un lúcido espejo de la emocionalidad humana y las dudas sobre sus postrimerías a la que, el espectador, no puede ser ajeno. Mientras lo despiden con esa hermosa coda final de Enmanuel, la única melodía al uso de toda la partitura. 

Juan Mayorga
FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA

Dirección musical: Jordi Francés

Dirección escénica: Susana Gómez

Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda

Vestuario: Gabriela Salaverri

Iluminación: David Pérez Hernando

Orquesta: Ensemble Sonido Extremo

Diseño de cartel: Gianni Ferraro

Caracterización: Sara Abigail Álvarez

Realización de vestuario: Gabriel Besa

Realización de elementos escenográficos: Alumnos del IES San José de Badajoz.

Sobretitulación: Javier Antunez

Maquetación: Enrique del Barrio

Ayudante de producción: Lorea Ayo Batante

Coordinador Ópera Joven: Javier González

Pianista repetidora: Beatriz González

Regidora: Blanca Travieso Merino

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.