J. A. Rodríguez Fotografías: J. A. Rodríguez |
Un
programa de estas características aúna la frescura del neófito con el peso
escénico de voces ya sedimentadas, la intensidad y la frescura frente a la serenitud y el
reposo que prestan los años de trabajo y la persistencia. Flujo y reflujo. Como
en un inabarcable océano de sonidos. Una combinación enriquecedora y necesaria
en estas lides, con un certero mensaje: Nada se obtiene sin un largo proceso de
aprendizaje, esfuerzo y constancia.
Un
acertado inicio de programa. Principiar con una de las canciones que Joaquín
Rodrigo tomo “prestadas” de Juan Vásquez. Rocío Guillén Jerez supo imprimir
emoción a una obra que solicita más requisitos expresivos que técnicos. La
cantante navegó, pausadamente, por ese Andante Molto tranquilo, transmitiendo serenidad y equilibrio en el madrigal
amatorio; ¿Con qué la lavaré?
J. A. Rodríguez |
María José Luego Martín interpretó “Soledad
tengo de ti” del compositor zamorano Rubén García-Martín, y otro de los
encargos del InDiCCex, la obra; de sesgo lorquiano; “Canción de Boda”, del autor Jerónimo Gordillo.
Macarena
Rivas Hidalgo retomó los encargos del InDiCCex con la obra “Si me llaman, a mí llaman” de Rubén García-Martín, sintiéndose más
cómoda en los rítmicos fraseos de Pergolesi, y libreto del napolitano Gennaro
Antonio Federico- Esta obra le permitió mostrar versatilidad, extrayendo con
precisión la chispeante ejecución, el ritmo frenético y el arrebatador fraseo
que solicita; en este allegro; el
personaje de la astuta Serpina, para el magnetismo de esta aria. “Stizzoso mio stizzoso” es la tercera
aria del Acto I de La Serva Padrona, que es un intermezzo de la ópera “Il prigioner superbo”. Los intermezzos
se programaban con el fin de aliviar los acontecimientos de la obra principal. La
recién llegada, de “bajo perfil”, había llegado para eclipsar a la ópera
“seria” en la cual se incardinaba como entreacto. La apariencia “superficial” o divertida de la ópera bufa
(clasificación que debemos a Pietro Metastasio), puede llamar al error de
pensar que nos encontramos ante interpretaciones ligeras. Pero el subgénero
requiere de una serie de habilidades que, a lo largo de este concierto,
derrocharon los cantantes.
En el caso de Serpina es el uso del twang para modificar el timbre. Para la
ópera bufa se solicita trabajo escénico más que virtuosismo vocal, habla
burlesca en los recitativos, precisión en el gesto y bastante “chispa”. No en
vano estos personajes tienen sus precedentes en la Comedia dell´Arte. La misma
partitura solicita en la notación una impostación lírica exagerada.
Inés
de Asís Solano Melitón ofreció una bella interpretación del napolitano
Francesco Durante: “Vergin Tutto Amor”.
Delicadeza y limpieza en la ejecución emocional de esta plegaria, que originalmente
era un ejercicio de “solfeggio”.
Publicado sin título como solfeo sin palabras (andante en Re menor) con un
acompañamiento continuo de bajos en Solfeges
d'Italie, 1772 no.128, donde el texto y la armonía aparecieron por primera
vez de forma anónima solo en Echos d'Italie vol.6.1874. En forma moderna con el
acompañamiento de piano romántico fue publicado por A. Parisotti (1853-1913) en
Arie Antiche.
Israel
Orantos Sosa, pleno de facultades. Emisión potente, clara, limpia, controlada.
Un timbre hermoso y certero, Evitando la exageración y la entrega tensa,
requisito primordial para este periodo musical que requiere serenidad en la expresión,
control del legato. Un fragmento de
la segunda Cantata del alumno de Corelli, Francesco Gasparini: Lasciar d´amarti
El
compositor ingles Gluck fue desgranado por la voz de Carolina Rodríguez Chacón,
que después marcharía a las antípodas musicales con la “Pastoral” de Vianna da
Motta. El aria “O del mio dolce amor”
pertenece a la ópera “Paris y Helena”, donde Paris (en tono menor) le canta a
Helena con la intención de enamorarla. La dulce y bien modulada voz de la
cantante, desarrolló este moderato,
solventando las dificultades de las apoyaturas, dotándola del aura romántica
que solicita la partitura. Escrita originalmente para una voz de castrato. También
consiguió extraer con soltura toda la melancolía (no exenta de regionalismo) y la
“saudade” que requiere “Pastoral”, la obra de uno de los personajes más
polifacéticos de la música lusa.
“Vittoria mio core” de Giacomo Carissimi
fue la obra elegida para la interpretación de Drew Crowther, que verdaderamente
siguió la instrucción de “allegro con brío” llenando de intensidad (y chorro de
voz), el salón de actos con una voz limpia, llena de personalidad.
Interpretación briosa para el primer tema, pero sin excesos como requiere la
obra. Carissimi fue figura clave en el dessarrollo de la música sacra barroca,
siendo uno de los primeros compositores de oratorios. El tiempo de esta cantata
secular (un aria da capo), es incierto, siendo fechada en 1653 por
aproximación, ya que es la fecha de la muerte de Domenico Benigni, el letrista.
Eduardo
Fernández de Burgos tuvo varias intervenciones. Desde una sentida
interpretación de “Cançao Triste”,
del autor portugués Francisco Lacerda; símbolo del nacionalismo musical
europeo; hasta un divertido dúo con Ángela García Aparicio de “Le Nozze di Fígaro”. El barítono ejecutó
con profundo sentimiento esta dolorosa canción llena de “saudade” y con
ecos distantes del atlántico. Su
versatilidad le permite pasar de los tristes ecos lusos al final del primer
acto de “Le Nozze de Fígaro”. Es un
aria alegre y vivaz donde Fígaro se burla de Cherubino sobre su futuro militar
espartano en estilo de marcha militar con un rango vocal de C3 hasta E4, que el
cantante solventa con soltura y timbre sereno hasta esas notas finales,
semejando una marcha militar “Cherubino
alla vittoria, alla gloria militar”
En
la textura vocal de Yaiza Herrero Expósito aún permanecen retazos de voz
blanca. El resultado es una transición de gran belleza. Nada más apropiado que
Händel para lucimiento de una voz casi angelical en “How beautiful are the feet” Una partitura sublime con texto de
Romanos 10:15. “Panis Angelicus”de
Cesar Frank, un texto que corresponde a la penúltima estrofa del Solemnis Sacris, uno de los cinco himnos
escrito por Tomás de Aquino para el Corpus Christi. Panis Angelicus fue escrita
por César Franck en 1872 como un movimiento de la Messe solennelle à trois voix
op. 12. “Panis Angelicus” es una partitura sublime.
Ángela
García Aparicio optó por el aria de Orfeo “Che
farò senza Euridice?”, expresando con intensidad el desconsuelo del protagonista
con un profundo lirismo. Siguiendo las pautas de Gluck que andaba a la búsqueda
de una escritura vocal más depurada y austera. Técnica refinada, buen fraseo,
control de fiato y expresividad notable para este rondó a la francesa. Ángela
García realizaría después un magnífico dúo con Vicenta Mata Caballo. Un
Monteverdi vibrante (Pur ti miro, pur ti
godo) donde la complicidad y los kilómetros recorridos (vocalmente)
quedaron patentes en una emocionante visión del dúo final de la ópera,
resolviendo las interacciones imitativas con solvencia. Pertenece a “La incoronazzione di Poppea”, aunque se
cree que fue escrito por Benedetto Ferrari o a su discípulo: Francesco Cavalli.
Ángela
García también resolvió con solvencia la modulación que realiza “Voi che sapete” a mitad de su recorrido,
consiguiendo la belleza expresiva y variedad tonal de los diversos estados por
los que pasa el personaje: súplica, reflexión, inquietud o impotencia. Ese es
uno de una de los números más populares de la ópera, adaptación de un soneto de
Dante, realizada por Da Ponte. Para el dueto espectacular del tercer acto de Orfeo y Eurídice: “Vieni, appaga il tuo consorte”, el
amplio rango y timbre brillante de Carmen Becerra, empastó a la perfección con
Vicenta Mata, obteniendo numerosos aplausos. Como curiosidad, añadir que está
atribuida a Egidio Lasnel, nombre anagramático del aristócrata diletante Diego Naselli alumno de Davide Pérez. (Biblioteca
del Conservatorio di musica S. Pietro a Majella (I-Nc): Cantate 146).
Manuscript, n.d. (ca.1774).
J. A Rodríguez |
Destacar el trabajo de la profesora Sandra
Medeiros, que colabora de forma habitual con la ACA, del director del coro
Amadeus, Alonso Gómez Gallego y el pianista acompañante José Luis Pérez Romero.
Las apreciaciones sobre este concierto tan solo son opiniones particulares de
este cronista. Como decían en las series
de ciencia ficción de los 50: La
verdad está ahí afuera.
J. A. Rodríguez |
J. A. Rodríguez |
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