jueves, 30 de mayo de 2024

Concierto Mulier. Cantos del alma. Espacio Cultural Santa Catalina.

 

                                            

Fotografía:Amadeus

O virtus sapientia, una obra señera de Hildegard Von Bingen, donde esta enorme figura femenina del medioevo recorre la tradición de diversos textos bíblicos relacionados con la Sapientia (Sabiduría), fue la obra elegida por la agrupación Mulier para iniciar el programa. Las voces femeninas desarrollaron la línea monódica con hermoso empaste desde uno de los laterales del espacio cultural Santa Catalina. El pensamiento femenino siempre está presente en las obras de Hildegart, compilando alrededor de 1151 una serie de composiciones líricas a  las cuales pertenece esta obra. Rememorando las interpretaciones que las monjas de la abadesa entonaban dentro del convento, el coro femenino consiguió esa mistura de trascendencia y mística y que solicita esta partitura (Códice de Wiesbaden (Riesencodex) Hs.2). En una época en la que los compositores de canto permanecían sin acreditar y anónimos, la abadesa consiguió ejercer una enorme influencia dentro de la iglesia católica. La pintura textual era algo inusual para la época y la agrupación desarrolla esta particularidad con enorme belleza, dotando al texto de la antífona de significado en base a las voces. El modo frigio, con segunda escala rebajada solicitaría un carácter ominoso y oscuro generalmente, pero las melismas de Hildegart (Sapientia, por ejemplo, tiene dieciséis tonos) son portadoras de una alegría anacrónica y esplendorosa.

Alalá das mariñas fue estreno absoluto. Basada en el canto popular gallego, es un hermoso adagio donde la melodía se balancea y retorna suavemente hasta una alargada forma conclusiva que deja navegar las notas (de matiz prosódico) en el aire. Compuesta por Antonio Cerviño.

Fotografía: Amadeus

Una de las partes de la suite Three Contemporary Latin Setting, del profesor Jerry Estes, concretamente el Gloria in Excelsis Deoun innovador coral que se lanzó para alumnos de escuela secundaria; llenó de energía y celebración el Espacio Cultural Santa Catalina con su combinación de texto en Latin.

La monodia regresaría con la Lux Beatissima de M. Patterson. Breve, plena de hermosas líneas melódicas y sedante cadencia medieval, que transmite con las voces en capas un ambiente misterioso de contrapunto etéreo. El epílogo es esplendoroso en las voces femeninas del coro Mulier. El empaste es embriagador y fluido.

Mulier ha seleccionado una paleta musical ecléctica y rica en matices que varía en cada concierto. Las Cinco piezas extremeñas, con hermosa armonización de  Marta Lozano. Extraídas de melodías de localidades como Olivenza, Piornal o Zafra, constituyen un microcosmos de costumbres y tradiciones del terruño en minimalista concepto. Destaca el eco conseguido en Aserrín, aserrán, a la que se dota de un aire misterioso de hermosas dinámicas.

Fotografía: Amadeus


Ciranda da lua, de Daisy Fragoso se inspira en un baile circular donde los cantantes danzan cogidos de la mano. La agrupación impregna la interpretación de la melancolía que solicita la partitura (melancólico rubato) en sus indicaciones, enlazando fluidamente con el aire divertido y bailable.

La perspectiva heterodoxa y la evitación del historicismo al uso, permiten a la agrupación un paseo señero por lo más variados timbres, colores y estilos. Desde obras de la cultura sefardí a la vertiente más angelical del medioevo, desde los archivos extremeños a emocionantes armonizaciones como ese Let i be (Paul McCarney-John Lennon) con el que cerraron el concierto y que el público no pudo resistirse a tararear (ni siquiera el director). Es de agradecer la creación de este “gineceo” vocal que aporta al mundo del canto una amplia gama de tonos y texturas claras, matices de amplia dulzura, una caleidoscópica gama de expresividad y un dulcísimo color (si se me permite la sinestesia), luminoso y de clara eufonía. Si levantaran la cabeza aquellos cabestros del “mulier taceat in ecclesia” (las mujeres deben permanecer calladas en la iglesia). A los sefardíes también les parecía que la voz  femenina (al expresar desnudez) era impura. No fue hasta el nacimiento de la Ilustración judía (La Haskalá. siglo XVIII) cuando la mujer se puede  beneficiar de ciertas reformas. Agradezcamos haber nacido en esta época y poder escuchar coros de este calibre.

Coro MULIER:

Gloria Pérez Jaramillo, soprano

Irene González Sánchez, soprano

María Gracia Romero Cuevas, soprano

Elena Suárez Escalera, mezzo

Guadalupe Chamorro Mera, mezzo

Ángela García Aparicio, Mezzo

Vicenta Mata Calbacho, Mezzo

Amparo Galán Alís, Alto

Rocío Guillén Gerez. Alto

Piano: José Luis Pérez Romero

Director: Alonso Gómez Gallego  


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