Mientras escuchaba a los músicos de Accademia del Piacere evocar, con rompedor concepto, aquellas hermosas obras del XVI y el XVII, no podía sino recordar una secuencia de la película “Todas las mañanas del mundo”. Una película donde la viola de gamba también adquiere un protagonismo principal. Cuando se presenta el objetivo de la música como evocación de los muertos. Pero es que esta música evoca a los muertos, a los vivos y a los que están por venir. La formación del sevillano Fahmi Alqhai ha practicado la “fusión” en todas sus formas posibles. Desde el guitarrista Dani de Morón a la cantante tunecina Ghalia Benali, desde la cantaora Rocío Márquez hasta el maestro iraní del setar: Kiya Tabassian.
“Di, perra mora” fue la pieza
elegida para abrir el concierto. Se trata de una obra alegre, luminosa en manos
de la agrupación, de ritmo quinario, casi en el ámbito de la chacona y la
zarabanda, perteneciente al Cancionero de Medinacelli. La interpretación es
soberbiamente evocadora y renovadora, dotando de luminosidad a la partitura.
Todo el concierto es un sendero vocacional que huye
del enfoque historicista rancio y encorsetado, en stricto
sensu, para gozarse en la común
practica de los músicos de aquellos siglos: el parafraseo, la glosa y la
improvisación sobre el material escrito.
Fahmi Alqhai |
La luz bajo la que se analizan los temas es fresca, renovada, buscando en la mudanza nuevos senderos. El sonido es compacto, de certero y hermoso empaste. Es destacable la búsqueda de autenticidad en la interpretación, dentro de la adaptación, la transformación, la creación de nuevos contrapuntos. Un conjunto sonoro que deviene luminoso y novedoso. Que dota de vida y emoción a cada obra.
En enriquecimiento de la
interpretación de la viola no queda únicamente en el insuperable aspecto
técnico, en la diestra y sensible
digitación. La iconoclastia de los intérpretes los lleva a “aflamencar” el
instrumento, colocándolo sobre la rodilla, utilizando acordes sin arco,
pizzicatos, huyendo de la zona sonora de confort, pero sin desdeñar el sonido
melancólico tan caro a la viola de
gamba. La trasformación del material musical nace, sin duda, del virtuosismo de
todos los músicos que intervinieron en el concierto. Una catarata de talento y
energía que vuelve del revés el contexto ultraconservador y oscurantista de la
época, donde hasta a propia Inquisición danzaría con esta celebración de los sentidos, con los sonidos
vernáculos, pasados por el tamiz improvisador de la “Academia”, haciendo de la
repentización la marca de la casa.
A lo largo del concierto
recorremos la obra de Cabezón, Selma, Cristóbal de Morales y tantos otros en
variados registros. Danzas, canarios, jácaras, enriquecidas desde la aportación
personal. Sin que falta las Diferencias sobre "Guárdame esas vacas" o la obra más
intensa del concierto. La soberbia Glosa sobre el "Mille Regretz" del flamenco
Josquin Des Prez, uno de los mayores polifonistas de la época.
Ana Morales, bailaora
Johanna Rose, viola da gamba
Rami Alqhai, viola da gamba
Javier Núñez, clave
Carles Blanch, guitarra barroca
Agustín Diassera, percusión
Jacobo Díaz, chirimía
David García, sacabuche
Luis Castillo, bajón
Ana Morales |
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