La
elección del cartel del X Festival de Cine Inédito de Mérida, sabiamente
diseñado por Crash Estudio Gráfico,
habitual colaborador del Festival; es toda una declaración de intenciones, ya
consolidadas. El número diez formado por un uno y un corazón sobre fondo
apergaminado; nada velado homenaje a los bocetos anatómicos de Da Vinci, donde
los nombres de los vasos, válvulas y arterias, se han transmutado en pasión,
belleza, fidelidad y otras características de las que se desean para cualquier
trabajo hecho con ilusión. Un acierto más de Crash Estudio, recogiendo el espíritu de un Festival que en esta
edición enreda al escondite con el aficionado, en un juego de promesas que se han
ido desvelando parcialmente en la red. El plato fuerte llega con la proyección
del Macbeth del australiano Justin Kurzel, director de la durísima y polémica
“Snowtown”. Concebida en una fantasmal llanura escocesa (trasunto de La Tierra Media ),
utilizando como cabecera el magnetismo interpretativo de la Cotillard y la certeza de
Michael Fassbender, que llega fuerte desde Cannes. El testigo de esta aventura,
iniciada hace diez años, es recogido por Emilio Martin Luna como responsable de
la programación, que junto al director Ángel Briz, seguirán guiando la nave del
cine difícil de visionar en circuitos comerciales, tras la gestión de David
Garrido, actual director de la
Filmoteca de Extremadura. Del 12 al 21 de Noviembre se
proyectaran títulos de dificultoso acceso para el espectador y que los
organizadores, sabiamente, mantienen en secreto hasta el momento.
Descubrimientos para los amantes del cine como la excelente parábola “Al nacer
el día” de Goran Paskaljevic, proyectada (y premiada) en la pasada edición, alternativas
imaginativas como “El Molino y la
Cruz ”, una sucesión visual de tablas flamencas, o la metáfora
sobre el integrismo de “Camino de la
Cruz ”, resultarían arduos de visionar para el público, de no
ser por el entusiasmo, el amor al cine y la dedicación de los oficiantes de
este Festival. Tan sólo quienes han estado detrás de cualquiera de estas
iniciativas conoce la entrega, el tiempo y los sacrificios que conlleva
organizar y mantener cualquier evento cultural en nuestro terruño. A las
palabras que coronan el creativo boceto del cartel de Crash Estudio Gráfico, habría que añadir sin duda: amor (profundo e
intenso por el cine) ilusión (sin esta, nada es posible) osadía (la que se
necesita para andar embarullados con los poderes y mecenas). De los titubeos
iniciales en 2006, donde el nombre aparece “por que no sabían muy bien lo que
querían hacer” a la consolidación actual como Festival puntero en la región. Más
de 300 socios y 43.000 asistentes (entre niños y adultos) lo ratifican. Como en
los mejores tiempos cuando cada terruño poseía su Cine Club (los más canosos
recordarán cuando se le denominaba Arte y Ensayo) esta aventura ha crecido más
allá de su Emérita genésica para alcanzar sedes en otras capitales y llevar
este cine a un público que lo agradece y disfruta.
El próximo día 4 se
desvelará el misterio, aunque conociendo la tesitura del evento, no es difícil
profetizar apuestas por cine asiático, que fuera ampliamente representado por
obras como la costumbrista “Una Familia de Tokio”, o las aportaciones en el
enriquecedor castellano de allende los mares, cine centroeuropeo, hasta obras
de culto patrias, como la inquietante e hipnótica “Magical Girl” de la anterior
edición. Un regalo para los sentidos.
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