La sombra de Bergman planea sobre esta emocional partida de ajedrez, y no sólo en el personaje ausente del director (amigo y Pigmalión de María), que fallece en la montaña. Esta es una sombra iluminando muchos otros dramas, que han bebido de las fuentes del director sueco. Este juego de espejos que ha nos ha dejado obras como “Passion Fish” (1992) de John Sayles, donde una actriz sufre un accidente que cambia su vida, “Tres Mujeres” de Robert Altman, que bebe directamente de las fuentes de “Persona” (Bergman) donde los personajes intercambian su estado en relación a los demás, o la poética “
La evolución de Maria corre paralela
a los ensayos del guión, que comienza a planear peligrosamente sobre la realidad
de las dos mujeres, regalándonos momentos de extraordinario cine, conteniendo
ácidas críticas sobre la vacía cultura juvenil actual y sus referentes
cinematográficos. En cuando al personaje de Chloë Grace Moretz. ¿un remedo de
Lindsay Lohan?, breve y conciso. No necesita más para enamorar al espectador. Profundo homenaje a la vocación actoral y rendido homenaje a la
personalidad de Juliette Binoche, con el que Assayas obsequia a la veterana actriz
francesa. Cine dentro del cine, con el protagonismo cedido al documental de
Arnold Frank “Das Wolkephänomen von Manoja”, presente en el espíritu del drama,
ya que la obra antaño representada por María se titulaba “La Serpiente de Maloja”. María derrama una ácida crítica de sagas galácticas, protagonizadas por la incipiente
actriz que le hace sombra.
Viaje a Sils Maria es una recreación de “Evas” con
aromas de Mankiewicz, un triángulo tormentoso, un viaje interior sin retorno,
escrito en el viento. La aparente frialdad de la dirección, esconde volcanes en
erupción, procelosas corrientes subterráneas. Dividida en tres actos como una
obra clásica de teatro. Cine dentro del cine, donde Binoche comenta que ha
trabajado con Harrison Ford y Sydney Pollack. Assayas retoma a la actriz
francesa desde el estrellato alcanzado en “La Cita ” de André Téchiné (Rendez-Vous. 1985), donde
el había trabajado como co-guionista, para desmontarla, desfragmentarla y operarla
a corazón abierto.
Si en aquella ardiente película, la Binoche ya regalaba
amplios registros de epidermis, en este viaje no sólo desnuda su alma. La
actriz hace donación, para el agradecido espectador, de un maduro, esplendoroso y europeo desnudo, que
causo la sorpresa de una pacata norteamericana Kristen Stewart, que optó en esta ocasión por braga-faja de componente antilúbrico. La renuncia y desaparición de la
asistente de Maria Enders le permite, con su sacrificio, repetir en la vida
real el rol que añora sobre las tablas teatrales. Para la californiana supone
ascender un peldaño tras sus aventuras vampíricas tras el intento de desmarcarse
de las “teenmovies”. Lo hizo con sus papeles en las apreciables “On The Road” (2012),
una road movie de la contracultura, basada en Jack Kerouak, y con el film músical “The
Runaways” (2010). El guión es un vórtice dramático donde convergen el texto
interno (obra teatral) con el externo (las postrimerías de los personajes)
hasta desembocar en un ejercicio metaliterario con la vida misma como
definición, y la resistencia al paso del tiempo como eje. Un collage femenino (y
feminista) donde brillan con luz propia las tres interpretes, pese a la sobria
y contundente perfomance de los representantes masculinos.
Esta revisitación de
la Margo Channing
(Bette Davis) de “Eva al Desnudo” pasada por el tamiz nietzscheiano (Nietzsche
enontró su Sangri-La entre los valles suizos) detrás de su aparente frialdad
oculta un mundo de turbulencias y desasosiego. De hecho no hay nada más
trascendental que las actitudes ante el paso del tiempo y la decadencia física,
que amenazan al personaje (casi bipolar) interpretado por Juliette Binoche,
consciente de la lozanía de su secretaria y de la arribista (magnética Chloë
Grace Moretz) y su paso a segundo plano en este baile de máscaras. Ambigua la
relación entre actriz y secretaria, entre actiz y teatro, entre la arribista y
el cine como arte. "Viaje a Sils Maria" nos habla de la soledad, de la derrota,
de la duda, de las relaciones condicionadas por la primacía de otro, de la
previsible derrota ante el tiempo, a través del viaje poliédrico de las
protagonistas. La temática no lejana a
otras obras del autor: Clean, Las Horas del Verano, L´Eau Froide o el cine
dentro del cine que planteaba en su obra maestra "Irma Vep". Oliver Assayas levanta el
edificio sobre la contundencia de la palabra, lo apuntala sobre el plano secuencia
y el fundido a negro, para nivelar este equilibrio de poderes que se solventa
mediante el verbo. Pese a tratarse de una creación seminalmente literaria, hay
que reseñar la notable fusión de la palabra y el ámbito sonoro, aportado por
obras clásicas como el hermoso Canon en Re Menor para Cuerda y Bajo Continuo, que se vuelva casi simbiótico
en las secuencias de la lengua de niebla sobre el valle, interpretado por French
Jean-Francois Paillard Chamber Orchestra.
El canon fue marcado originalmente para tres violines y bajo
continuo y emparejado con una giga. Ambos movimientos están en la clave de Re
mayor. Aunque un cierto canon al unísono en tres partes, también tiene
elementos de una chacona. Ni la fecha ni las circunstancias de su composición
son conocidos, y la copia manuscrito más antiguo de la pieza data
del siglo XIX.
Tambien utiliza el score
la "Sonata nº 2 en D Minor de Haendel" o la Paavin of Alberti" del
Hespérion XX, liderado por el español
Jordi Savall y grabado en el disco "Elizabetan Consort Music". La BS , nos permite escuchar el
melancólico “Largo “de la opera “Xerses” de Haendel. En el terreno de lo
contemporáneo el soundtrack se decanta por obras jazzísticas como "Revue
Parisiense. Blues and Root". After in Paris de Patrick Chantol o la banda
escocesa de rock "Primal Scream", en un inteligente ejercicio de
eclecticismo extremo.
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