Al avaro. La Porciúncula |
La Porciúncula presenta una visión de El Avaro de Molière donde Carmelo Sayago recrea un Harpagón de notable vis cómica. La agrupación de la ONCE, opta por un atrezzo desnudo, desarrollando la trama con el único apoyo de un enorme telón de fondo. La compañía esta compuesta por actores ciegos, con discapacidad visual grave o sin discapacidad. Lo cual, obviamente dificulta en algunos instantes las evoluciones por el escenario, solventadas con fluidez y sentido del humor por los actores. Promovida como taller en 1993, La Porciúncula ha desarrollado diversas obras, promoviendo la integración e inclusividad en el ámbito teatral. Homenajeando al autor en su 400 aniversario, la versión de María José Mangas (también en la dirección) presenta un texto que se preocupaba de temas bastante actuales.
Para Harpagón (Carmelo Sayago), el dinero es el caballo de batalla. Pero están en juego otros valores y sentimientos como la sumisión de la mujer a la paterna voluntad, la realización de los deseos afectivos, el matrimonio por interés, etc.
Carmelo Sayago y Jesús Solis |
Las desventuras pasadas por el protagonista para el resguardo de su fortuna provocan hilaridad. El personaje creado por Jean Baptiste Poquelin (Molière) es desarrollado con fluidez y tempo adecuados. Las evoluciones para tener a salvo sus intereses crean una suerte de enredos que le enfrentan a Cleanto (Jesús Solís) que arde en amor por Mariana, a la cual pretende Harpagón por motivos completamente distintos. Con algunos cambios en el texto genésico, donde es el padre quien paga los gastos de la boda y no la madre. o el comisario que era un hombre. Bien desarrollados los personajes de Frosina, la casamentera que encuentra beneficio en el engaño, Señora Claudia; jocosa y de amplio carisma; desternillante la cocinera-cochero “Maesa Jacoba” (Jacobo en el original). La diversión (no exenta de crítica) es el principal objetivo de este montaje, ampliamente conseguido por La Porciúncula.
Harpagón (Carmelo Sayago), Maesa Jacoba (Eva Iglesias) y Valerio (Nicolás Ramos) |
A destacar los instantes en que Frosina halaga al mezquino Harpagón, describiendo sus “encantos” con notable expresión corporal de Carmelo Sayago o el monólogo (con ruptura de la cuarta pared) en el que el tacaño encuentra su propio brazo como ajeno o el instante en que Frosina (Julia Gómez), le ofrece la posibilidad de cobrar “dinero” por sus servicios. Bien desarrollada la escena de los equívocos donde Harpagón y Valerio desarrollan el dialogo hablando de materias completamente distintas, creyendo cada uno que el otro habla de los mismo. En este caso, el cofre que contiene los escudos de oro y la amada. La compañía ofrece un espectáculo fluido, jocoso, pleno de frescura, que desarrolla mediante el humor temas humanos y de actualidad. Un montaje más que añadir a los otros veinte que llevan desarrollando desde 1994, recibiendo en 2013 el premio MAX Aficionado de las Artes Escénicas a los Grupos de Teatro de la ONCE.
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