Traspasar
la leve frontera de personaje público a mito es algo que no está al alcance de
cualquiera. Se precisan una serie de rasgos y pinceladas, tanto en lo
profesional como en lo biográfico. Esta
mixtura de vivencias, carisma y talento excepcional, construye una arquitectura
que está muy por encima de la media de
quienes dedican sus vidas a alguna actividad pública. Ya sea artística o de
cualquier otro sesgo.
María
Callas es uno de esos mitos, una y otra vez revisitados por la literatura, el
cine o el teatro. Nacida María Anna Cecilia Sofía Kalogeropoúlou, se cumplen
ahora cien años de su nacimiento. Otra de las características de los mitos es
la aplicación; a modo de pseudonombre; de rasgos definitorios de su
personalidad. En el caso de
Los
reprobadores utilizaran para desestimar algunos sonidos graves entubados, no
excesivamente bellos, o la fatiga vocal de sus últimas grabaciones. Nada de
esto consigue bajar del pedestal a la artista que cambio el modo en que se
concebía la dramaturgia operística, dejando atrás el hieratismo; basado en la
voz; para fluir hacia un dramatismo veraz y un profundo concepto de la
teatralidad. Alternando entre personajes que solicitaban ágil coloratura y
papeles con peso dramático, sin olvidar la soberbia capacidad mimética que
poseía para aproximarse a los personajes. Para el papel de Violetta, la tísica
de
Acercándose
al personaje desde el texto, basó sus cimientos operísticos en la estructura
del personaje, subordinando la técnica vocal al servicio del papel, con una
intuición certera a la hora de internarse en el intrauniverso de cada
compositor, apoyándose para ello en su innata musicalidad.
La
“Medea” de Pasolini es la única inmersión de la diva en el mundo del
celuloide. Una dicotomía que enfrenta la pasión irracional de la mujer frente
lo racional de Jasón. En este film, el director italiano misturó el sentido de
lo sublime con la barbarie. La cordura del mundo moderno frente a un cosmos
arcaico que se rige por las emociones. Dando rienda suelta a la crueldad e
inocencia, se cercenan los versos de Eurípides y (él que debería ser principal
protagonista) pasa a ser un secundario, en medio de la historia de una mujer
delirante a la que sus sentimientos llevan a la insania y el desvarío.
Pier
Paolo Pasolini elude la narrativa de la tragedia como sendero y se aplica en el
uso de los sueños para acercarnos a la compleja psicología de la mujer
atormentada. Rodada en Turquía, la propuesta le llegó a la soprano en el
momento de máximo desamor. Una excusa excelente para abandonar un autoexilio
que se había impuesto tras el abandono de Onassis. Aunque el papel estaba
pensado para otra diva: Irene Papas. Todo se precipitó cuando se escucho el
rumor de que Joseph Losey le iba a realizar una oferta a María para
protagonizar una película, Franco Rosellini (sobrino de Roberto), era el
productor de Medea y la abordó para
proponerle el rol de la sacerdotisa de Hécate. No resultó un camino de rosas. La militancia
comunista de Pasolini no ayudaba. Callas llegó a decir a sus allegados <<Si
todavía fuera Visconti>>. Pier Paolo había quedado impactado por la
interpretación que había hecho Callas en la versión de Cherubini. Deseaba aquel rostro de altos pómulos, de
rasgos mitológicos y expresión de fortaleza interior. Invitó a María al
visionado de algunas de sus obras maestras, como la controvertida “Teorema”
y “Edipo Rey”, y organizó su encuentro con Pasolini. La cantante se dijo
a si misma que era el momento: “Medea era mi última oportunidad. A mi edad
no hay que confiar demasiado. Así que me dije: María, adelante”.
Como
en todo lo que hacía, María Callas brilló con una enorme presencia
cinematográfica, un rostro mitológico con expresivos ojos y una suprema fluidez
en el movimiento, se acompañaba de una poderosa e intensa fuerza dramática.
Medea
es una pieza complementaria del Edipo Rey (1967), en el tamiz de las
teorías freudianas, aderezada con la
visión marxista-cristiana del mito. Una teoría apologética de lo mítico frente
a la modernidad. El visionado de este film es lo más cercano a una viaje
alucinatorio. Una experiencia hipnótica con el fondo del balido nasal de las
mujeres, que cantan en un coro rítmico de matiz casi prehistórico, en una
partitura salvaje. Es la “Medea” de
Pasolini, no la de Eurípides Y por supuesto, la de María Callas. María con su
máscara dolorosamente expresiva, habita el personaje en medio de esa
luminosidad fascinantemente brutal, navegando entre ese aura surrealista que
baña e impregna la cinta. Pura textura visual. La narrativa se propone con
ausencia de diálogos, con la sensación de extrañeidad que nos muestra ese
cosmos atemporal donde la comunicación no verbal se acompaña de ritos
ancestrales, sangrientos, salvajes. Rituales para la cosecha y la fertilidad
que nos remiten a nuestros antecesores. A lo que fuimos, a lo aún no dejamos de
ser. Pasolini abordó una tarea titánica: traducir en términos cinematográficos
un texto creado para el teatro. Reinterpretar el sentido de un tiempo, de otro
lugar, de una inteligencia arcana donde los mitos y rituales eran reales para
los protagonistas. La elección de Callas, con su perfil de moneda helénica, fue
el mayor acierto. Ninguna otra habría encarnado a Medea con tal intensidad en la mirada. Una fuerza primitiva que
estalla cuando se trasplanta una civilización regida por el orden.
El
teatro social y la antropología se entremezclan para destilar un producto donde
lo mágico y lo racional conviven en la
intensa mirada de Medea- En esos
soberbios primeros planos casi una máscara de mimo. El discurso visual del
director es la verdadera columna vertebral de una propuesta; cuando menos;
controvertida. Alejada de cualquier interés por la narrativa y por el drama o
los efectos especiales, el naturalismo, la arbitrariedad en el desarrollo
lógico de la narración y la aplicación al detalle definen el cosmos visual del
director boloñés. Pasolini da por hecho que el espectador conoce el mito y no
aclara determinados momentos. Uno de ellos es la parada que hace Medea,
mientras huye en un carro, para descuartizar un cuerpo. Ningún espectador puede
adivinar que se trata de su medio hermano Absyrtus, y que lo hace para retrasar
a su padre que los persigue. También elimina las pruebas mitológicas
tradicionales a las que Jasón se prestaba. La conquista del Vellocino, según
Pasolini, evita las aventuras con los bueyes que escupen fuego, la siembra del
campo ígneo por parte de Jasón o la lucha con la serpiente perpetuamente
insomne.
Los
lugares elegidos son impresionantes. Las chimeneas de hadas de Capadocia
(Turquía) o
Pasolini
se adentra aún más en la pasión de los personajes eligiendo a una Medea (por entonces Callas tenía 47
espléndidos años) que sobrepasa a su amado en veinte años. Un claro desafío a
las convenciones y al mito original.
Lo
antropológico prima sobre la cultura adquirida o sobre los lugares comunes del
mito helénico. Las permanentes ceremonias guturales de las mujeres, la
gestualidad atávica y libre de toda afectación interpretativa, la música
étnica; de claras referencias orientales; la desnudez del decorado (casi
inhabitable) o los coros de matiz pagano y ceremonial. El zoom y el travelling,
bastante “sucio”, son otras de las opciones visuales del director italiano,
precursor de la cámara en mano y (casi) del movimiento Dogma.
El
concepto es parnasiano (el arte por el
arte). Representar los hechos a la
manera de los antiguos griegos, desarrollando un gran compromiso con la
dramática. Pier Paolo Pasolini expone las historias para que el espectador
extraiga sus conclusiones. Para enviar un mensaje: las pasiones desatadas
culminan en tragedia (en el sentido clásico del término). Se aproxima a la
filigrana clásica del último y tercero de los poetas trágicos helénicos con
cierta fidelidad y apego (ma non troppo). Es, precisamente, el hecho de
dotar a la mujer de primacía, de transmutar a Jasón en un secundario lo que la
separa más drásticamente del teatro.
En
Pasolini
extrae escasas citas de la piéce de
Eudípedes, apoyando su base teórica sobre las columnas de la historia de las
religiones. Para ello se nutre de influencias de antropología y etnología de
autores como Frazer, Levy-Bruhl o M. Eliade. La dicotomía entre el universo de Medea (clerical, hierático, primitivo)
frente a la realidad pragmática y racional de Jasón, entendido “
La
visión del director precisaba de un icono como María Callas para expresar ese
mundo pleno de magia y ceremoniales arcanos. <<Veo a
El
mismo Centauro invita a Jasón a no celebrar ritos propiciatorios y le
dice que lo que cuenta es la voluntad
humana, ya que no existe nada fuera. Los tiempos antiguos engloban lo
mágico, lo mítico, lo sacro. Y Medea
es su suma sacerdotisa.
En
el epílogo, Jasón no puede aproximarse a Medea ni al fuego sagrado. Un espacio
insalvable para un hombre profano.
El
modo en que se aborda la música en la película, también es significativo y le
debe mucho a los consejos de la escritora Elsa Morante. La sacralidad y el
exotismo se alían con una percepción de extrañeidad. En
El
recurso de elementos sonoros como el viento o instrumentos de percusión, potencian
esa sensación de ajeneidad. De una atemporalidad mítica. Todas estas
propuestas, componen una amalgama estilística, un modo de recreación visual con
cierto componente ideológico. Un universo estético alejado de los patrones de
la herencia clásica. Igual que Medea,
(Callas) se aleja de los patrones de un mundo ajeno en el cual no puede seguir
viviendo, sacrificando a los hijos para que renazcan; regenerados; en otro
mundo. Medea ahora puede seguir
siendo la que era. Pasolini rompe con el texto literario genésico, en el cual
el sacrifico ritual se produce fuera de escena. Los hechos narrados por el
realizador adquieren un valor simbólico. Son arquetipos junguianos. Representaciones simbólicas (no históricas), sino
historiales, ya que carecen de significación cronológica.
Los
postulados estéticos de Pier Paolo Pasolini huyen de toda pretensión
arqueológica. De este modo; el primitivo mundo de
Medea
es el único personaje destacable como personalidad durante el segmento en
La
versión operística prescinde de todo el cosmos mágico-ritual de Medea,
remitiendo a una venganza sentimental el filicidio. Callas había preparado el
papel de esta obra, tan sólo representada fugazmente en
El director italiano adelgaza el guion hasta el
extremo, mientras se recrea en llegar las imágenes más al mundo poético que al
naturalismo. Medea es un poema
audiovisual donde denuncia la trampa de la modernidad en la que ha caído Europa
dentro de un hipotexto que vehicula el antagonismo entre civilización moderna y
la visión mítica de las antiguas. La visión del neocapitalismo como intento de
arrasar las culturas arcaicas, despojando de lo mistérico a la sociedad. El uso
de película Kodak Eastmancolor, revelando con él mismo sistema, para que las
gradaciones de luz se reflejen mejor a la búsqueda de un claroscuro que bebe
directamente de Caravaggio y le sirve para plasmar la dicotomía entre
sol-oscuridad. El logos europeo se encarna en Jasón y las murallas de Alepo, que representan a Corinto con formas
ordenadas y geométricas, en tanto
Su triunfo es como ser divino que contempla desde
arriba el mundo moderno representado por el hombre, mientras su sacrificio hará
renacer a sus hijos en otro mundo. La interpretación de Callas de Medea en 1953
fue tan impresionante que
A lo largo de su vida, hizo gala de una señera elegancia, de una pasión mediterránea intensa y una sofisticación nada impostada. En el terreno personal, lidió con el engaño por parte de su marido (Onassis), el chantaje por parte de su madre o le estafa, que le llevó vía su exmarido. Sobrevivió a todos y cada uno de ellos. Caminó sobre el filo de la navaja y fue siempre su juez más severo. En lo artístico, la bipolaridad le siguió en su carrera: fue la más aplaudida y la más abucheada. Caminó de la mano de la profesora Elvira Hidalgo, fogueándose en roles no demasiado sanos para su tesitura.
En la arena de Verona en 1947, el mito comenzó con
papeles de soprano dramática, embebida de Wagner y Verdi. Era una cantante
instintiva, que arriesgaba en repertorio, apoyada en una paleta de color que
iba de una suave claridad a lo intenso, con notable fraseo. Soberbia en la
psicología de los personajes, era capaz de recrear incluso repertorios heroicos
como Turandot, Gioconda o Isolde. Irrepetible en su Norma, que convirtió en su sanctum
sanctorum, no se alejó del bel canto donde recreaba con intensa
personalidad a Lucia, Amina, Medea, Violeta o Elvira, roles donde el concepto
“cantante completa” cobró nuevo significado. Estos roles los potenciaba con
todo su arsenal de colorido, acento y técnica. Grandes directores de cine la
tuvieron bajo su manto en
Giovanni Batista Meneghini era un industrial
adinerado al que Callas conoció en Verona. Se casó con él en 1949, dejando las
labores de control de su carrera a su marido. Su oportunidad llegó cuando
Margherita Carosio cayó enferma y le ofrecieron el papel de Brunilde (Die
Walküre) en
Callas consiguió bajar extraordinariamente de peso, hecho que le estaba afectando vocalmente, y se convirtió en una figura esbelta, elegante y llamativa en el escenario. Esto produjo una nueva suavidad y feminidad en la voz y mayor confianza como interprete. De lo que no cabe duda es que su voz era reconocible al instante con una cualidad mágica que envolvía pese a la extrañeza inicial. Su voz era penetrante, voluminosa, generosa, de notable amplitud y resistencia, con amplitud en el registro superior y un sonido peculiar en el medio, capaz de extraer una dulzura conmovedora en el canto spianato.
Todos los directores destacan las cualidades
dramáticas que poseía. Capaz de expresar una Medea angulosa, con caminar felino o una Violetta (
Antes de su fallecimiento intentó una reaparición.
En 1976 realizó un ensayo a puerta cerrada en el Teatro de lo Campos Elíseos de
París. En el “Ah, perfido” de Beethoven, un aria para concierto (Op. 65)
en italiano. El texto es de Metastasio, (Achille en Sciro), un recitativo
en Do mayor que estaba inspirado en el aria “Bella mia fiamma” de
Mozart. Al parecer la cantante cometió algún desliz vocal. La prensa
sensacionalista publicò: “Callas ha fallado el Do agudo”, con ese ensañamiento
con los fallos de la cantante que no se aplicaban a ninguna otra en declive.
Ciertamente su voz estaba arruinada. La grabación de Agosto de 1977 de un
fragmento del aria “Madre, Pietosa Vergine” (Verdi) no dejaba lugar a
dudas. Un mes después, la gran María Callas fallecía. No es fácil clasificar a
María Callas escindiendo su voz de su poderío dramático. Era, sin duda, una
fuerza de la naturaleza en directo. El efecto combinado de la voz única y
reconocible con su capacidad actoral fue la combinación que la convirtió en
mito. Tomemos como ejemplo la grabación de su “Tosca” de la época en que
cantaba en
Callas Forever (Franco Zefirelli. 1997)
es el resultado de muchos proyectos e intenciones que no llegaban a realizarse.
Zefirelli se negaba a sacar la oscuridad vital de la diva en una biografía de
demolición y casquería, para sacar la intimidad o explotar el lado infeliz y
comercial de su existencia. El director optó por dibujar una visión afable,
olvidando la negrura y la tristeza. Potenciando el último instante de alegría.
Después queda ese retiro a lo Greta Garbo. Pleno de dignidad, de silencios
entrecortados. Habitado de honradez humana. De la mano del guionista Martin
Sherman, se destilan los meses finales de la vida de Callas desde una
perspectiva de la verdad y el espíritu. La diva sobrevive en la penumbra del
espíritu, escuchando una y otra vez sus grabaciones, recluida en su apartamento
de París. Un amigo llega con el proyecto de “Carmen” para ofrecerlo a la
cantante. Fanny Ardant dibuja una Callas excepcional. Una mujer que se mueve
entre las tinieblas y la angustia de interpretar con su antigua voz en play-back. El ídolo caído al que lo
único que le queda es su orgullo y se presta a un contrato faústico. Presenta a
la mujer que hubiera preferido ser una ciudadana normal para no saborear la
hiel de la pérdida y el amargor del recuerdo. La banda sonora presenta algunas
de las mejores arias interpretadas por ella. Una persona solitaria que vive
recluida en un apartamento inmenso, que sale a París de incógnito, acompañada
de su chofer. Que se oculta de la realidad tras unas gafas oscuras. El
argumento juega en paralelo la historia de Carmen con
En realidad, Zeffirelli intento montar “Carmen” con Callas en 1964, pero no fue posible. La última grabación que realizó de Tosca (1965), con Bergonzi, Gobbi y dirigida por Prête) estaba dirigida a ser banda sonora de un film del director italiano que nunca llegó a realizarse. Callas declaró a Franco Zeffirelli “persona non grata”; ya que el dinero para el proyecto lo había puesto ella y no se recuperó. Zefirelli incorpora el kitsch al montaje de Carmen, habitado de todos los tópicos hispanos al uso (parte del público porta la bandera andaluza que no se crearía hasta el siglo XX). La fotografía es cálida y las coreografías de masas bien desarrolladas. Algunas de las arias que podemos escuchar en el film son “Vissi d´arte” (Tosca), “O mío babbino caro” (Gianni Schicchi) o el mascarón de proa de Madama Butterfly: Un bel di vedremo.
Philadelphia (Jonathan Demme, 1993).”La mamma morta” suena en uno de los momentos más impactantes de la cinta interpretada por Tom Hanks y Denzel Whasington. Este aria pertenece a la ópera “Andrea Chernier” (Umberto Giordano). El personaje de Hanks está preparado para comenzar el último viaje. La voz de Callas interpreta “Soy divino, soy el amor”. El rostro de Denzel en primer plano, con una chimenea titilando de fondo. Tom Hanks, demacrado. Vencido pero no derrotado. “Andrea Chernier” es una ópera abyecta que solicita una infalible verista en el declamado, con un instante rembrandtiano en ese rayo de luz cuando recuerda el sacrificio de Bersi. El Si natural arriesga, y, para grandes fraseadoras, es una joya. Aunque carece de la altura emotiva de otras piezas para soprano. En la secuencia cumple con creces el objetivo de emocionar y remover conciencias. Algo a lo que no es ajena la soberbia interpretación de Hanks.
Grace de Mónaco (Olivier Dahan. 2014).
Paz Vega se mete bajo la piel de Callas en un biopic mediocre que se
desarrolla durante la época en que Grace quería volver al cine ante la oferta
de Hitchcock para protagonizar “Marnie la ladrona”. No hay mucho que
salvar en este producto televisivo de levedad narrativa y enfática
visualización. Paz Vega no se hace con un personaje tan complejo y carismático.
Apariciones escasas y sin demasiada justificación, Una cabalgada junto a Grace
una secuencia en la piscina y un momento canción durante un discurso de Grace
Kelly en el que interpreta “Oh Mío Babbino Caro” de la ópera Gianni
Schicchi, una de las piezas fetiches de
Master Class: Faye Dunaway desarrolla sobre
el escenario el rol de Maria Callas "Master
Class”, junto a Suzan Hanson (Sharon), Melinda Klump (Sophie), Kevin Paul
Anderson (Tony) and Gary Green (Manny) en 1996. Realizó una gira por Estados
Unidos y llegó a comprar los derechos de la obra para realizar una película La
vuelta a los escenario de Broadway llegó de la mano de Tyne Daly (Cagney and
Lacey). La obra está basada en unas clases magistrales que dio Callas en
Incluso con la excelente recreación de Tyne Daly, el personaje no dejaba de parecer caricaturesco al lado del carisma real de la cantante, con una hiperbólica confianza en sí misma o en la versión de Carolyn Hennesy. Pese a ello, no hay que negar que Daly aporta al personaje una humanidad vulnerable y una valentía para la supervivencia que redimen al personaje. Curiosamente el mismo McNally había escrito otra obra mucho mejor sobre la cantante titulada “The Lisbon Traviata”. La interpretación de Carolyn Hennesy aporta el señorío de una dama de la escena, disciplinada, detallada, valiente. Una maestra en su oficio como Callas lo era en el suyo. Master Class es una obra arriesgada, difícil, que solicita de actores-cantantes líricos para mostrarnos el retrato inquietante y tortuoso de la diva y un repertorista consumado al piano. “Esta es una clase magistral, no es consultorio de un psiquiatra”, advierte al principio de la obra. En 1995, Zoe Caldwell estrenaría la función en Broadway que llegó a 598 representaciones.
Norma Aleandro la interpretó en el Teatro Maipo de Buenos Aires y en el 2012 se hizo otra versión. Toda una lección de elegancia escénica, de saber estar sin buscar la imitación, con excelente gestión de lo emocional y huyendo de atisbos de histrionismo, soportando el peso de la obra como lo hacen los grandes. Una diva reinterpretando a otra diva.
La primera mujer de
ascendencia griega que intepretó a
En España, Mabel Ribera se mete en la piel de la cantante, enfocando la obra como un musical al estilo del melodrama anglosajón, incidiendo en la dicotomía artista-persona y huyendo de la mímesis del personaje para reflexionar sobre el sentido de la actividad del intérprete. Nuria Espert ya había montado la obra, donde la artista recorre sus experiencias vitales, su vida amorosa, sus complejos y su mito, obteniendo merecidamente un Fotograma de Plata Teatral por una Callas memorable que paseó por media España.
En 2022 el montaje musical llamado “Mitos”, dirigido por Blanca Rodríguez se adentra en la leyenda lírica de carne y hueso, protagonizado por la soprano Rosa Pérez, la actriz Paola Morales y el pianista Sergio Alonso, basada en el teatro con música y voz en directo. Arranca con María en su apartamento parisino en el ocaso de su carrera, dividida en dos momentos vitales: La realidad del piso y los momentos de ensoñación donde la música es la protagonista para llevarnos por las luces y las sombras del ser humano. Al final de la obra conecta con el mito de Medea, película que le habría perseguido toda la vida. En el Festival de Peralada se le dedicó una noche con la lectura por parte de la actriz Mónica Beluchi que se puso en su piel a través de la lectura de cartas y archivos privados. El espectáculo titulado “María Callas, lettres et memories”, unió ópera, cine y música, con la voz de la actriz leyendo en francés los textos y vistiendo vestidos pertenecientes a la diva. Estuvo dirigido por Tom Volf, el mismo que realizó “Callas by María”:
Master Class (Faye Dunaway ¿2014?). Dunaway compró los derechos de la obra teatral para dirigir ella misma la película. Desafortunadamente el proyecto no salió adelante. Al Pacino sería Aristóteles Onassis y Val Kilmer y Alan Cumming completaban el elenco. La producción fue un desastre y de difícil financiación. En 2013 había completado la mitad de la película, pero en 2014 abandonó el proyecto. El mundo del cine se quedó sin la posibilidad de disfrutar en la pantalla de la experiencia de una actriz que ya había recreado a Callas sobre los escenarios. “Esa mujer cambió una forma de arte y no mucha gente puede decir eso. Callas es a la ópera lo que Fellini es al cine.” De hecho Dunaway aceptó el papel en el teatro con la condición de comprar los derechos. El anunciado proyecto de HBO para que Merryl Streep habitase la piel de la cantante, hasta la fecha no ha llegado a puerto dado que iba a ser dirigido por el fallecido Mike Nichols.
Callas (Niki Caro. 2024) Biopic
con Noomi Rapace en el papel de María Callas. Centrada en la relación de la
diva con Onassis. Se trata de una adaptación de la biografía escrita por
Alfonso Signorini titulada “Too Proud, Too Fragile”. Una diosa que
anhelaba ser una mujer normal. La vida de una mujer extraordinaria cuyo deseo
más profundo era llevar una vida ordinaria.
Callas absoluta (Phillippe Kohly. 2007). Documental
que examina la leyenda de la soprano desde su infancia problemática en NY hasta
su carrera, pletórica de escándalos. Encontramos diversas entrevistas de
archivos y filmaciones de la época, algunas grabadas por Aristóteles Onassis.
María by Callas (Tom Volf. 2017). La
obra de Tom Volf muestra dos personalidades disímiles. La que aspira a un vida
sencilla, a la belleza de lo cotidiano. La otra, sueña con la fama.
El próximo proyecto cinematográfico relacionado con
Escrita por la soprano húngara Sylvia Sass
(libreto) y el compositor Alberto Roque Santana, la ópera “
La prima donna ha sido referida en una
canción de REM, en una moneda para coleccionistas de 10 euros,
tiene una placa en el hospital donde nació (Flower Hospital), también un
asteroide lleva su nombre. Diversos músicos, no operísticos, han homenajeado a
Callas y rendido homenaje en sus canciones. Celine Dion lo hizo en su canción “
María Callas fue un fenómeno dionisiaco,
un verdadero hito cultural de una trayectoria irrepetible. En el terreno
operístico rescató del olvido obras que almacenaban polvo en los anaqueles. Se
identificó con los papeles a un nivel de fisicidad extraordinario. Su Tosca
(Puccini), posee una identificación casi existencial con la protagonista.
Ayudó a la recuperación de Norma (Bellini), casi cien años olvidada, con
una interpretación conmovedora y emotiva, huyendo de las propuestas puristas y
apolíneas de las sopranos puramente belcantistas, derrochando las aptitudes
escénicas que solicita la ópera. En
“Yo soy María,
pero dentro está
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