martes, 19 de febrero de 2019

Música Ficta. Music for a While. IV Ciclo Juan Vázquez





Toma su nombre la agrupación, de aquella música “inventada”, cuyas notas quedaban al margen de la “música vera”, según el hexacordal sistema guidoniano. Estas inflexiones deben ser añadidas por los propios ejecutantes, una vez deducidas del contexto musical. El uso actual del término se halla bastante alejado de los teóricos medievales y requeriría un foro distinto para su aclaración. Baste reseñar que en aquella época el entrenamiento a que se sometían los cantantes; en un ámbito donde las variaciones, el adorno y las improvisaciones eran elementos importantes; quizás hiciera innecesarias la colocación o anotación de las alteraciones. El título del concierto está tomado de una o del las obras del repertorio del grupo: Music for a while, del compositor barroco Henry Purcell. Una obra incidental compuesta en C minor para teatro musical. El segundo movimiento de Edipo (John Dryden y Nathaniel Lee. 1692), que solicita arreglos para teclado solo y violín (en esta caso viola) ya que originalmente fue compuesta para voz y un atípico bajo continuo de tres compases. La soprano desarrolló esa “pintura de palabras” tan cara al corpus purcelliano, unas partituras con uso amplio del melisma y que en la época barroca no tenían ninguna marca dinámica. El clave imitaba la línea vocal en ocasiones. Music for a  while requiere una cierta cadencia melancólica y suavidad para sus frases caídas, sus teclas menores y su tempo lento, con compases de dolor o angustia, que Purcell obtenía con sus intervalos de semitono y disonantes. Hermosos esos melismas que pintan largamente la palabra “eternal”, o ese atrevido  acorde Mayor (tierce de picardies) para colorear el La menor. Una tercera de picardía para destacar el uso dramático de la palabra “snakes”, con juego de mordientes, notas de gracia y appoggiaturas, línea vocal silábica y demás parafernalia purcelliana. Curiosamente esta obra construida sobre el ostinato (hay un ascenso cromático que modula en su sección central, describe como el espíritu sale de la tumba), fue corregida por los primeros editores. Estos juzgaron que las disonancias que se escuchan sobre la palabra “eternal” era un error del compositor. Límpido uso de adornos y largos aplausos tras el acorde arpegiado extendido al final.

El Prólogo de la Música (L´Orfeo) de Monteverdi, sirvió de apertura de un concierto de querencia barroca, con reposada visitación del pacense Juan Vásquez que da nombre a este ciclo, que el Instituto Extremeño de Canto y Dirección Coral regala a la ciudad cada año.
Una hermosa obra donde Monteverdi se muestra libre ante la agitación estética de su época. Preludio de la ópera, cuando aún el género dramático es apenas un canto hermoso con acompañamiento instrumental. Aquí, el maestro italiano cristalizó la esencia misma de la ópera, con todos sus posteriores estilemas. Monteverdi hace intervenir a la Música en un aria estrófica con ritornello, que la soprano definió con diáfana estructura en sus affettis, donde cada estrofa utiliza el mismo material musical. Para este texto, el compositor dejó ciertas indicaciones para los affettis del texto, pero nada para el continuo.
Bárbara Strozzi es una compositora que se incorpora a los conciertos con pleno derecho. La “dama de la cantata barroca”, que supo pujar en un mundo donde el  patriarcado era la marca de la casa, destiló sensibilidad y expresividad en su obra, llegando hasta ocho libros de música, consiguiendo figurar en las antologías de la época. Ella fue una de las primeras compositoras seglares de Europa.
Che si puo fare” es un aria a una voz (Sexto Volumen. Venecia 1664). Strozzi fue creadora de diversas cantatas profanas de escuela veneciana, género en el que la compositora se postula como una de las posibles inventoras. Hay que agradecerle a Giulio Strozzi la educación musical de su hijastra, que produjo obras de tan enorme belleza y elegancia. Poemas de amor de corte marinista, con secciones de recitativos, airosos, arias, y largas secciones melismáticas, influenciada por la Seconda prattica. Para esta obra, Strozzi musicó el poema del libretista italiano Aurelio Aurelli. Con disonancias cuidadosamente manejadas, un sentimiento medido, con varios ritornellos misturados dentro de las líneas vocales, ornamentaciones y repeticiones.
De lenta cadencia y melismas amplios, la obra fue desgranada por María Chiara Gallo con amplitud de rango y exquisita sensibilidad. Con ese recitar cantando que solicita elegancia, melancolía y suavidad en los modos.
Che si può fare?
Le stelle rubelle
Non hanno pietà.
Che s’el cielo non dà
Un influsso di pace al mio penare,
Che si può fare?


Detta La Bernardinia es una “canzona” (8.02ª. 1 Libro delle Canzoni. 1628. Rome: Giovanni Battista Robletti) del organista Girolamo Frescobaldi, uno de los inventores de la concepción moderna del tempo, influenciado por Gesualdo tempranamente. Esplendida digitación y expresividad en la viola barroca para estas variaciones lúdicas y alborozadas.
El clérigo pacense Juan Vásquez estuvo representado por dos obras, los villancico “Con qué la lavaré” y Si n´os uviera mirado. El ascetismo y la gravedad renacentista del clérigo y sus formas colindantes con la cultura popular, contrastan sobremanera con la textura armónica barroca del resto del programa. Vásquez siempre obtiene mejores resultados sonoros a quattro, con su querencia por la redonda como unidad del tactus.
La sonata “La Desperata” (A 2. Libro Quinto) recibió numerosos aplausos por ese dialogo certero, hermoso, técnicamente impecable entre el cálido sonido del violín barroco y la tenue melancolía del clave. Carlo Farina fue un renovador que introdujo una serie de nuevas ideas en el instrumento, incluidos sonidos de animales en “Capricio Stravagante”
Música Ficta efectuó un salto sin red cuando; desde la solemnidad del villancico renacentista; llevó al público hasta el barroco británico más arrebatador del más grande compositor de la isla: Strike the viol. (Come, ye sons of art, away, Z323 no.5.Birthday Ode for Queen Mary, 1694). Aria de la Oda para el cumpleaños de Queen Mary, 1694, V-Countertenor solo y ritornelloGolpea el viol, toca el laúd, con textos de Nahun Tate.  Publicado en Orpheus Britannicus. La cantante fraseó su fascinante melodía, compuesta sobre un bajo continuo de dos compases. Una obra en ¾ que solicita respiración ajustada, fraseo certero y ritmo ajustado, hasta culminar en la blanca con puntillo final.
Para más información el interesante estudio “Robert Pindar, Thomas Busby y la misteriosa puntuación de ‘Come Ye Sons of Art’ de Henry Purcell”, sobre la manipulación efectuada por Pindar en las obras de Purcell.

Händel sirvió de colofón al concierto con varias obras vocales. El aria para contratenor “Bel Contento”, perteneciente a la ópera Flaviosirvió para que la mezzo luciera gran agilidad vocal y amplio rango. Estas arias comenzaban a ser compuestas para lucimiento de los cantantes, con profusión de adornos. “Flavio, rey de los longobardos”, no resultó del agrado del público londinense, acostumbrado al drama en estado puro, por sus interludios cómicos. No  fue rescatada hasta 1960.
De la ópera Rinaldo, la agrupación interpretó Ogn´indugio dún amante.(Acto I. Escena I.  Rinaldo es una ópera en tres actos que  contiene una de las arias más bellas de la historia: Lascia
ch´io pianga. Como toda la producción de esta época algunos papeles eran escritos para la tesitura de los castrati. Las coloraturas en Händel no son gratuitas, todo cumple una función. Incluso, en la época estaban contadas las notas que debían interpretar cada voz para que el primo uomo y la prima donna, pudieran cantar el mismo número de notas. Todo sometido a unos códigos muy precisos.
Después vendría la bellísima obra: “Thou art gone up on high”. Perteneciente al oratorio “Messiah” (Messiah, HWV 56, Pt. II: 36. Air.) Se hace referencia a Pentecostés de manera bastante indirecta, sin nombrar al Espíritu Santo. “Has subido a lo alto” del Salmo 68 (Salmos 68:18) refleja “regalos para los hombres” y “para que Dios pueda habitar entre ellos”, expresado en 3/4. Originalmente escrito para bajo, Handel reescribió el Air en Londres en 1750 para el castrato Gaetano Guadagni. las ediciones anteriores (Novello, Best y Prout) le dan este aire al bajo, en re menor; la edición actual de Novello de Watkins Shaw, así como la edición de Bäreneiter de John Tobin y la edición de CF Peters de Donald Burrows le dan el aire a Alto (en re menor) y también ofrecen transposiciones para soprano y bajo
Como colofón, “Música Ficta” ofreció una cantata italiana del mismo compositor, dando una vuelta de tuerca desde la religiosidad e intensidad del Messias, al género profano que se consumía en academias y casas nobiliarias. Un hermoso ejemplo de vocalismo barroco.
Mi palpita il cor. (Cantata HWV 132C). Händel ajustó el texto de esta cantata unas cuatro veces y fue originalmente compuesta para acompañamiento de oboe y flauta. Después de un intenso recitativo “Mi palpita il cor”, la intensidad decae, dejando paso a la melancolía lenta del Aria para culminar en otra mucho más convulsa. “Ho tanti affani in petto”. Estas cantatas ofrecen un entrenamiento vocal de alto nivel, con adornos vocales, alta energía.
A diferencia de otros autores, Händel no refleja en estas cantatas la tendencia al virtuosismo que si vierte en sus óperas, aunque no evite los melismas vocales y el tratamiento del continuo, siguiendo el estilo concitatomonteverdiano. Con trinos dilatados, notas rápidas y airosas para ese “alma agitada” a que alude el texto.

Mi palpita il cor,
né intendo perché?
no entiendo por qué,
gitata è l’alma mia.

Excelente conjunción y sonido diáfano. Espectacular cromatismo en el último bloque del concierto. Para instrumentos como el clave, que no puede sostener acordes largos, debido a que la pulsación de la tecla decae rápidamente y la menor potencia sonora del violín barroco frente al tradicional, resulta difícil expresar todo el ardor que requiere la textura cromática barroca. Pero “Música Ficta” extrae paisajes sonoros notables de ambos instrumentos. Una cualidad que; sumada a la articulación clara y timbre cálido, junto a la forma de decir los textos de María Chiara Gallo; les convierte en fieles y efectivos transmisores del corpus haendeliano. Al finalizar el concierto, el comentario generalizado era esa capacidad de hacer parecer fácil lo difícil. Una rara simbiosis que en escasa ocasiones se puede disfrutar. O se tiene, o no se tiene. La agrupación de Raúl Mallavibarrena la posee con creces.

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