En el mito matriz, los actos de Pandora condenaban a la humanidad a las mayores miserias al abrir la caja (en el original, una vasija o ánfora llamada pithos), enviada por Zeus como venganza por el hurto del fuego, realizado por Prometeo. Tan solo la esperanza (elpis) quedaba en el fondo de la caja antes de ser cerrada, como narraba Hesiodo en Trabajos y días. Pandora, al modo de la bíblica Eva, era la encargada de verter la desgracia sobre la humanidad.
Concha Rodríguez ha elegido un sendero diferente para conducir a su paleta de personajes del Olimpo y cerrar con un señero broche el 69 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Propuestas como la de la autora extremeña (Almendralejo) vuelven a poner sobre el tapete el eterno dilema. Lo clásico (entendido como lo ya escrito y venerado como intocable) frente a la nueva creación, basada en el cosmos greco-latino, pero con las características del mundo actual. En principio no es más que una cuestión de perspectiva, ya que el drama clásico es universal y atemporal. En aquel ya se daban todas las estructuras, vivencias, problemas y reivindicaciones que se reflejan en los textos creados específicamente para este Festival, que van aportando nuevas perspectivas y enriqueciendo el mundo teatral. Cuando lo nuevo nace con el respeto y la calidad necesarias, las propuestas son tan respetables (y disfrutables) como sus referentes genésicos.
De la mano de La Estampa Teatro (Almendralejo) y Entrearte Al-badulaque (Cuacos de Yuste), nace una propuesta de raigambre extremeña que sobrepasa fronteras y expectativas en coproducción con el Festival.
Aquí, la femme fatal, el contrapunto de Eva edénica, elimina su negatividad, portando un mensaje de positividad y regocijo (no en vano, la autora navega con soltura en el terreno de la comedia). Es una Pandora “deconstruida” que renueva el mito antiguo.
Para llegar aquí, el mito ha recorrido un largo camino. Para Hesiodo, Pandora es el instrumento que supone el nivel de degradación de la humanidad. Es la Pandora áurea, coronada de ímpetu y brío, obra directa del mismo Zeus (encargado a Hefesto y Atenea) y que comparte con Eva la búsqueda del conocimiento.
La reconversión de Pandora en Gaia surge de la recreación escultórica del mito sosteniendo la peligrosa jarra, en la que Pandora se transmuta. Pandora, como Gaia, es la fuente de todos los dones que ofrece la tierra. La recuperación del mito por parte del pensador Ivan Illich, la presenta como la guardiana de la esperanza. Enfrente, se encuentra el pensamiento nietzscheano que nos invita a aceptar los males como algo entremezclado y aceptarlos para aprender a convivir con la tragedia.
Fotografía: Francisco Collado |
A partir de estas premisas, la obra desarrolla una panoplia de personajes que van reelaborando los textos clásicos, utilizando la comedia como vía para habitar el mito de Pandora de luminosidad y cierta esperanza. Un territorio donde la referencia clásica puede convivir con la “morcilla” contemporánea, el optimismo diáfano y el homenaje al mito más arraigado.
La maquinaria humorística, plena de sátira, funciona como un mecanismo de relojería, algo que agradece el público. El añadido de elementos procedentes del ámbito circense y lo acrobático potencian el material alegórico de los diferentes cuadros, que los actores desarrollan con una celebrada vis cómica, poniendo patas arriba todo el monolítico esquema de lo mitológico. El espacio está aprovechado en todas sus márgenes, incluyendo unas escaleras que descienden desde proscenio a la orchestra y que sirven de asiento a dos de los personajes. La narrativa y la dirección consiguen evitar el conjunto de sketches animados en que pueden devenir este tipo de propuestas poliédricas, como la reiteración de chascarrillos sobre Dora la exploradora o el difícil equilibrio en el acercamiento a lo discursivo.
Lo visual también tiene su rincón. De este modo, modernas técnicas de video mapping (Carlos Lucas) se proyectan sobre las piedras milenarias del frons scaenae, mostrando animales, historias o El Olimpo, en un trabajo admirable con las columnas ejerciendo a modo de tapiz. Soberbio el instante de la creación de la tierra, particular en el que no anda ajeno “en el salón del rey de la montaña” (Peer Gynt. Opus 23).
Las distintas atmósferas creadas por acróbatas y las coreografías enlazan con los sucesos y diálogos, sirviendo de refuerzo y apoyo en las transiciones, enriqueciendo el ritmo y agilizando el tempo, incluso en las situaciones estáticas. Las deidades de esta fábula son terriblemente humanas, (incluso el propio Zeus comienza a padecer el azote del Alzheimer), sus diálogos; chispeantes y acerados al tiempo; navegan por un océano de humanidad latente. Enriquece, sin duda, la correcta iluminación (Rubén Camacho) y el bello diseño de vestuario (Ángeles Vázquez).
Todo el elenco aporta y enriquece cada instante el texto, aporta tonalidades e impregna de un humor inteligente (y gamberro) las piedras milenarias. El aspecto plástico y coreográfico deviene armonía visual, plena de elegancia y saber hacer. Ángeles Vázquez, Concha Rodríguez y Juan Antonio Moreno han conseguido hibridar y conjugar las distintas disciplinas con fluidez en una textura de matices poliédricos, que nos dejan un mensaje pleno de positividad y humanidad.
Un mensaje donde se agradece la ausencia de genuflexión; tan al uso en la actualidad; ante la propaganda ideológica. El peaje a pagar ante las moralinas políticamente correctas que castigan al espectador en otras propuestas.
El regalo de Zeus es un celebrado colofón para cerrar esta edición del Festival. Un festival poliédrico de alegría y esperanza. Por algo se quedó dentro de la Vasija (IPhone) de Pandora. Para que Concha Rodríguez y todos los participantes en esta luminosa obra, nos invitaran al goce y al regocijo.
REPARTO
Emma Ozores
Juan Meseguer
Pablo Mejías
Raquel Bravo
Rubén Torres
Sandro Cordero
María José Mangas Durán
Mike Dosperillas
Cira Cabases
Sandra Susana Carrasco
Jorge Safer
Daniel “Sifer”
Daniel Barros
CUADRO ARTÍSTICO TÉCNICO
Texto: Concha Rodríguez
Dirección: Ángeles Vázquez,
Concha Rodríguez y Juan Antonio Moreno
Ayudante de dirección y
regiduría: Pilar Contreras
Coreografía: Ángeles Vázquez y
Sifer
Circo: Juan Antonio Moreno y
Ángeles Vázquez
Efectos Especiales y Magia:
Alfred Cobami
Escenografía: Juan Antonio Moreno
Diseño de vestuario: Ángeles
Vázquez
Técnico de sonido: Luis Cotallo
Diseño de iluminación: Rubén
Camacho
Videomapping: Carlos Lucas
Taller de costura: Victor Manuel
López
Maquillaje, peluquería y
caracterización: Juanjo Grajera
Fotografía y comunicación: Jorge
Armestar
Producción ejecutiva: Raquel
Anaya
Distribución: Arrasa Producción
& Distribución
Una coproducción del Festival de Mérida, Entrearte Al-Badulaque y La Estampa Teatro
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