La
consabida coletilla de “el público no acude a ver películas
españolas” siempre va acompañada de la misma y lapidaria
respuesta: Hagan buenas películas. Si el producto ofrecido reúne
unos parámetros de calidad, la comunicación boca-oreja (como sucede
con esta película) está garantizada. Una sala casi llena junto a
estrenos como “La-la Land” o “Comanchería” es síntoma de
buena salud. Oriol Paulo no sorprenderá a quienes ya han visionado
otro estimable thriller; nominado Goya a la mejor dirección novel;
que fue “El Cuerpo”, tambíen en cave claustrofóbica. A partir
de aquí, no es demasiado pronto para establecer algunos estilemas
del autor: Querencia por el rompecabezas, inclusión de actores
señeros junto a jóvenes valores, el flashback y la fragmentación
como estética, bandas sonoras atmosféricas, utilización del
entorno como un personaje más. “Contratiempo” juega con los
resortes del género, incluso utilizando un hitchcokiano Mcguffing
(la habitación cerrada por dentro), con claras referencias a “Los
Crímenes de la Rue Morgue” de Poe, para jugar con el espectador en
un mecanismo de muñecas rusas donde nada es lo que parece.
El film
precisa; como todo thriller que se precie; de la complicidad del
espectador para sortear algún pequeño fleco argumental, Homenaje a
“Muerte de un Ciclista”, puzzle contrarreloj, deudor de Brian de
Palma y ejercicio de interpretación por parte de un enorme Coronado
(que repite con el director), la soberbia dualidad de Ana Wagener y
la certeza interpretativa de Bárbara Lennie. Mario Casas, mucho más
curtido como actor, continúa acusando carencias en el terreno de la
dicción.
Un lastre común a todos los actores procedentes de series
“juveniles”, que solo el tiempo y la experiencia llevan a buen
puerto. La interpretación es inflexión en la voz, ritmo,
declamación correcta, matices. Algo que el resto del elenco posee
con creces, y en un film de este género contribuye a la credibilidad
del personaje. Un personaje maquiavélico, carente de empatía que
requería diversas tonalidades y un aplastante carisma. Oriol
arriesga en un juego pirotécnico que sin duda dividirá crítica y
público. Referencias a Kubrick (Hotel Overlook), fotografía cuidada
de paleta ocres y paisajes nevados, para una montaña rusa donde los
detractores serán tantos como los defensores. Banda sonora de
factura clásica, efectiva, atmosférica, cromáticamente
descriptiva, y mixturada con el entorno fílmico, que llega de la
mano de Fernando Velázquez (El Mal Ajeno, Los Ojos de Julia) con la
participación de la cantante Zahara en el impactante tema “Nadie
va a venir a buscarte”.
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