jueves, 22 de agosto de 2019

La Corte del Faraón.65 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida




 No es mi intención desviar esta reseña hacia conceptos ajenos a lo puramente artístico. Por eso presto a otras voces más capacitadas, asuntos tan candentes como la adecuación de las piedras milenarias para este tipo de espectáculos, la irrupción de lo coyuntural en los textos y la dramaturgia, o la utilización del argumento para introducir mensajes ajenos a la obra genésica o de cariz sesgado. La Corte del Faraón es una mixtura atípica donde encontramos elementos procedentes de la zarzuela, de la opereta junto a instantes arrevistados y cierto aroma de cuplé. El género sicalíptico contiene connotaciones de matiz sexual, diálogos cargados de insinuaciones y una querencia picante y vodevilesca. Imaginamos el impacto que supondría en el primer tercio del siglo XX en los proscenios. 
Esta obra es una mélange, donde el autor alcanza su madurez creativa mezclando ese bouquet escénico que heredara del género chico, aplicando su habilidad como arreglista y su facilidad melódica para pergeñar una divertida (y subida de tono), parodia de Aida. Vicente Lleó recurre a dúos, tercetos, coros, pezzos de conjunto y cierta concesión al gusto popular en forma de cuplés, garrotines y danzas para dejarnos esta piedra angular del género “chico”, basada en la obra francesa “Madame Phutiphar”. De hecho, asume la cómica ridiculización de figuras legendarias tan cara a la opereta francesa. Aunque también acuse las influencias de la opereta vienesa y de Offenbach. Rodetacón Teatro se lleva a su terreno la sicalíptica propuesta, convirtiéndola en un musical fresco y rabiosamente divertido de la mano de Ricard Reguant y Juana Escabia, con certeras coreografías de Cuca Pon y tres canciones nuevas de Ferrán González.  Reguant ya presentò, en otra edición anterior, una excelente propuesta: “La Bella Helena  https://elgabinetedekaligari.blogspot.com/2017/08/la-bella-helena-los-monty-python-en-la.html. Los dobles sentidos, las insinuaciones y juegos de palabras, a día de hoy, no repercuten del mismo modo en una sociedad completamente distinta, pero conservan la “chispa” suficiente para arrancar unas carcajadas al espectador. 
El aspecto musical y, una vez superado un inicio con el sonido poco acertado, es impecable. Únicamente algunos instantes donde la potencia de la música eclipsa la comprensión del texto en los cantantes. Ferrán González deja de lado el tradicional concepto zarzuelístico para acercarse a un concepto mucho más moderno, con intervenciones de un coro perfectamente empastado (¡Victoria, victoria!) y apoyándose en la “escuela” y la experiencia en estos lares de Paco Arrojo. El resultado es un musical arrebatador donde cada interprete utiliza sus armas con solvencia. El placentino Paco Arrojo (soberbio timbre), control de la respiración y agudos cristalinos (va sobrado), compone un personaje divertido (El Casto José), con instantes exigentes en lo vocal. Dominio escénico de Itziar Castro (Faraón), que lleva su interpretación hacia la Revista o el Cabaret, rompiendo la cuarta pared e implicando al público con geniales improvisaciones (¿Eso es un móvil o es que te alegras de verme?), y solventando la parte vocal con soltura. Me sorprendió gratamente la versatilidad de Celia Freijeiro, actriz a quien conocía por obras como “La Playa de los ahogados” o “Todo es silencio”. Defiende el papel de Lota con una naturalidad pasmosa y una voz inesperada. El censor recreado Joan Carles Bestard es un difícil y esperpéntico personaje, que desarrolla con talento, controlando ese rol en el límite de lo grotesco. Destacar también el control del instrumento de Inés León (Raquel), cuya escuela en musicales queda patente en sus intervenciones. En su último tramo la obra deviene hacia situaciones que coquetean con el absurdo, pero la calidad actoral y la flexible dirección llevan a buen puerto esta aventura que divierte, entretiene y hace olvidar esos instantes oscuros, nefastos y contemporáneos con que han sembrado el libreto. El público participando en la dionisiaca ¡Ay, babilonio que mareo! ¿Qué más se puede pedir?
REPARTO
Itziar Castro
Celia Freijeiro
Paco Arrojo
Inés León
Joan Carles Bestard
Javier Enguix
Noelia Marló
Basem Nahnouh
Antonio Maña
Cristina Esteban
Guillermo Pareja
Marta Castell
Pascual Ortí
Patricia Arizmendi
Tamia Denis
Rocío Martín

CUADRO ARTÍSTICO TÉCNICO
Adaptación: Ricard Reguant y Juana Escabias
Dirección y composición Musical: Ferrán González
Letrista: Xenia Reguant
Coreografías: Cuca Pont
Ayudante de dirección: Juana Escabias
Diseño de iluminación: Luis Perdiguero
Diseño de escenografía: Pablo Almeida
Diseño de vestuario: Maite Álvarez
Director de producción: Juan Carlos Parejo
Caracterización y maquillaje: Pepa Casado
Realización de escenografía: Gonzalo Buznego y Pablo Almeida
Confección de vestuario: Juan Ortega
Producción ejecutiva: Miguel Molina
Diseño de sonido: Félix Botana
Dirección: Ricard Reguant

Una producción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y El Negrito Producciones

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