Culminó
el ciclo dedicado al músico pacense Juan Vázquez con el concierto de la Soprano Carmen Solis y el pianista Eduardo
Moreno, ofreciendo un paseo musical acerca de la visión que algunos compositores del
s.XX tuvieron sobre los poemas escritos por los grandes literatos del Siglo de Oro y también sobre su reivindicación de la polifonía renacentista.
Comenzó
la primera parte con "Canciones" de Joaquín Rodrigo, una especialización dónde el
maestro alcanzó las más altas cotas estéticas pese a ser conocido por otras
obras. En las “Canciones”, Joaquín Rodrigo muestra con creces su oficio, el
respeto por las épocas y nivel literario de los textos, para un género que
requiere de interiorización y sutileza. Desde el verbo áureo de Lope de Vega, el
misticismo de San Juan de la Cruz en la profunda ternura del "Cántico de
la Esposa", una cima de la música española. Obra evocadora, de recitado
lento que rememora lo mejor de la música tardo-renacentista, junto a la anónima
"Canción del Grumete", dónde el compositor elude los arcaísmos para
adentrarse en un lenguaje lleno de sutilezas armónicas osado y justo, con un
piano preciso de nítida melodía. Rodrigo consigue la creación de un "Lied"
de marcado carácter hispano, pero con vocación de universalidad.
Tras
una hermosa iniciación pianística las "Coplas del Pastor Enamorado”
ofrecen un recitativo triste y adusto. Rodrigo, repite al final la primera de
las cinco estrofas y refuerza con cambios
modales la (aparente) falta de expresividad, en la que el poeta canta a la
naturaleza, (riberas, valles, aguas, etc) El historicismo en que se imbuye el
maestro, revisitando la tradición española, le conduce a una recreación de
obras conocidas.
"La
Canción del Grumete" fue un encargo del director cinematográfico Abel
Gance para su monumental obra "Napoleón".
Está basada en una canción infantil
Rodrigo
obtiene una pieza sosegada y dulce, de claras armonías y arpegiados acordes en
la estrofa final.
En
la mar hay una torre,
y
en la torre una ventana,
y
en la ventana una niña
que
a los marineros llama.
Por
allí viene mi barco,
que
lo conozco en la vela,
y
en el palo mayor lleva
los
rizos de mi morena...
En
"Pastorcito Santo", dedicado a un gran amigo de Rodrigo, (el doctor Jack Schermant,) la
conjunción de poesía, sensibilidad y ternura alcanzan elevadas cotas. Victoria
de los Ángeles haría una notable creación sobre este texto de Lope de Vega, de
precioso y célebre estribillo: ¿Dónde vais que hace frío tan de mañana?
Del
Barcelonés Fernando Obradors, se interpretaron una selección de las obras que
le han dado mayor reconocimiento su ciclo de "Canciones Clásicas
Españolas". Las coplas de Curro Dulce; de vasta raigambre andaluza en su
armonía; que comparte con "Al Amor", evocadoras melodías de patios de
cal y estrechos callejones. Esta obra también se titula "Chiquitita la
Novia". Curro Dulce fue un cantaor gitano de Cádiz de mediados del siglo
XIX. Con voz natural de gran poderío, fue gran maestro de la caña cuyos dejes
se traslucen en la creación de algunos estilos de siguiriyas atribuidas a él.
La
Mi Sola Laureola, intabulada por Miguel de Fuenllana.
(De
“Cancionero de Palacio” Juan Ponce, 1480?-1521?)
Además
el dúo deleitó a los espectadores con la tradicional “Tres Morillas”, “La
Guitarra sin Prima”, de origen extremeño, “Con amores la mi madre” y “Al Amor”
de Cristóbal Castillejo.
En
la segunda parte del programa se interpretaron obras del que fuera director de
la orquesta municipal de Barcelona: Eduardo Toldrá. Notable cambio estilístico para
canciones tan hermosas como ”Madre, unos ojuelos vi”. Expresión inflamada de un
lozano enamorado y despechado, cuyas demandas de amor no son atendidas por su
amada. Obra con una escritura transparente y efectiva, que se traduce
musicalmente en un motivo de terceras descendente, y que se instala como
leitmotiv principal y conductor de la pieza.
También
sobre un texto de Lope de Vega, se pudo escuchar una de las más admirables canciones
navideñas que se hallan escrito: "Cantarcillo", cuyo texto es la
famosa poesía; " Pues andáis en las palmas, ángeles santos", que fue
traducido al alemán por Geibel, y utilizado también por los famosos Johannes Brahms y Hugo Wolf. Toldrá se
mueve en los cánones del Noucentisme, de raigambre catalana y con trascendental
influencia francesa. “Seis Canciones en lengua castellana" fueron compuestas
entre 1940/41. Encargadas por el librero y editor Josep Porter. La “Canción de Concierto”
es una forma que adquiere notables niveles de calidad en el ámbito hispano,
siendo Eduardo Toldrá, uno de los más grandes compositores de la esta forma.
Una canción culta moderna, con referencias a la poesía de Baudelaire o Rimbaud
que, en España, continúa con el modelo
francés y el alemán, buscando la música en verso.
Los
"Madrigales Amatorios", son composiciones de gracia leve, dónde el
adaptador nos propone un retorno al renacimiento y una evaluación novísima del
arte hispano de la época. Aquí, Joaquín Rodrigo consigue hacer "algo muy
nuevo y muy antiguo a la vez" (Carlos Gómez Amat). El buen gusto del
maestro impide la desvirtuación de las obras. “Con que la Lavaré” y el madrigal
“Vos me Matasteis” están recreados con sencillez. “De donde venís amore” ya había sido intabulado
por Enríquez de Valderrábano, al modo que los vihuelistas del Siglo de Oro denominaban llamaban "tañer
compostura". Es decir, sobre obras ya compuestas vocalmente. Esta pieza
tiene una escritura vocal trabajada y muy exigente. Los “Cuatro Madrigales
Amatorios” (1947) tan sólo incluyen unos puntuales elementos de modernización
sobre la obra fecunda de Juan Vázquez.
Con
"De los Álamos Vengo" se alcanza la cumbre del “rodriguismo”. La
recreación efectuada por el maestro es riquísima, sublimando la excelente
partitura original, y permitiendo el lucimiento vocal de Carmen Solís,
largamente aplaudida.
El
grupo de compositores responsables de este nuevo impulso romántico, utilizan la
depuración del folclore como punto de partida. Desarrollaron un “Lied esencialmente
español, en una “simbiosis entre lo popular y lo culto”. La Canción de
Concierto es eminentemente profana, de carácter poético. En Francia e
Inglaterra desemboca en el madrigal (vía canción polifónica) y en nuestra
patria adquiriría modos propios como la tonadilla y otras variedades. Siempre
jugueteando el lirismo con lo popular,
dotándolo de un tratamiento refinado.
La
soprano hizo gala de un potente instrumento, una respiración controlada, gran peso en el registro central y hermoso color, acompañado de un soberbio
vibrato. El pianista Eduardo Moreno, consciente de la humildad que requiere el reclado en este estilo, elevaba notas cristalinas para recogerse en un
hermoso segundo plano, en perfecta simbiosis con la voz.
Como
colofón, Carmen Solís deleitó a los presentes con una pieza “que no necesitaba
presentación”. Su interpretación de Vissi
D´arte, el aria para soprano por
excelencia de la ópera “Tosca”, levantó numerosos aplausos. Este
fragmento (el único en solitario de la ópera) es un andante doloroso,
apasionado (dolcíssimo, requiere la partitura). Casi una oración para
lucimiento de “legato”. Allí Puccini vierte toda la amargura y laceración de la
protagonista, en una pausa que es al mismo tiempo una brusca ruptura
estilística y dramática del clímax, hasta el punto que el autor sopesó
eliminarla de la ópera. Su repentino “diminuendo”, la autonomía del aria que
cambia desde un mordiente allegro anterior, a un Appassionato lento Andante,
inquietaba al compositor que, afortunadamente, se equivocaba en su apreciación
y mantuvo el aria.
La interpretación de Carmen Solís hizo vibrar (literalmente) las paredes
del Salón Noble de la Diputación con esta hipnótica
aria del acto II de Tosca, donde vuelve a aparecer el leitmotiv. Un aria para soprano lírica o spinto que requiere gran flexibilidad. La tesitura se mueve entre el Do3 y el Do5, predominando la tesitura aguda. Debe elevarse desde el piano al crescendo
majestuoso de un Si (B). También hubo un rincón para la emoción con el
recuerdo a Carmelo Solís que fuera director del Coro del Conservatorio y la
presencia de la soprano María Coronada Herrera, profesora de la ejecutante a quien dedico la hermosa
aria. Un recital inolvidable.
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