Juega “Dreaming Juliet” en esa tierra de nadie que propone el What If? ¿Qué habría pasado si el romance de Romeo y Julieta hubiera salido adelante? La relectura de la obra shakesperiana nos presenta una suerte de Tableau Vivant, basado en la obra del dramaturgo ingles, donde los dos amantes consiguen escapar y enfrentarse a un futuro en común. La compañía pergeña una paleta de situaciones cotidianas pasadas por el tamiz del humor, la ironía o el desencanto. Un señero desfile de personajes y situaciones con una estudiada estética que mistura la música, la danza, el mimo o el melodrama.
Este collage descriptivo introduce al espectador en la cotidianeidad de la vida de los amantes, con instantes tremendamente divertidos como el del la mesa y los vasos, donde las palabras no son necesarias. La potente escenografía (Gonçalo Guerrero/Carola Losada) es uno de los puntos fuertes de esta odisea de lo cotidiano, lejos de los hermosos romances, de las tragedias desaforadas. De los diálogos clásicos. Nos encontramos ante un teatro basado en la fisicidad, en la plástica, en lo lúdico como estética. Para ello la paleta de personajes va desfilando mostrando influencias de la Commedia dell´arte (el dúo de payasos) al cantante punk-rockero, sin olvidar algún vestuario flower-power por cortesía de Diego Valeiras. Sin dejar atrás ese juego estético con los muñecos, divertido, impactante y tremendamente original.
Esta Julieta revisitada es una sucesión de cuadros, a veces divertidos, a veces nostálgicos, salpicados de música juguetona que nos muestra lo trágico de la rutina cotidiana, lo aséptico de la convivencia, lo nefasto de los roles en la pareja y la sociedad. Del drama romántico desaforado, que prometía a los amantes una vida de pasión e intensidad, a la dureza de la realidad, la pesadilla del acostumbramiento y la monotonía.
Dreaming Juliet presenta ese sombrío futuro de pareja (que podría haber sido cualquier otra) con una combinación de juego visual, acrobacia, abstracción de lo coreográfico, humorada naif y nostalgia. María Torres, Gonçalo Guerreiro, Marta Alonso, Nacho Martín y Miguel Paz, defienden la propuesta en el terreno multidisciplinar, presentando un crisol de la sociedad contemporánea y de la pareja, donde tienen cabida un payaso, unos globos o una colección de muñecos de goma.
Elefante Elegante ha optado por el teatro físico como arma, por lo visual como tesis. Y el resultado es potente. Una poética de la fisicidad, plena de humor, de soterrado mensaje social y de enorme veracidad. Un esqueleto dramático donde el baile y la música sirven de nexo para el avance de la narrativa, donde lo plástico propone una lógica dramática en un lugar no determinado, en un espacio abstracto que podría ser cualquiera. Notable el engranaje de los diversos cuadros y el ritmo dramático. Elefante Elegante ofrece al espectador una, también elegante, posibilidad de convertir lo posible en sueño y espectáculo de calidad.
Creación – Gonçalo Guerreiro
Dirección artística – María Torres y Gonçalo Guerreiro
Dirección de actores – Pablo Sánchez
Elenco – María Torres, Gonçalo Guerreiro, Marta Alonso, Nacho Martín y Miguel Paz
Escenografía – Gonçalo Guerreiro
Estructura escenográfica – Carolo Losada
Música original – Miguel Paz (percusiones, teclados y acordeón), Gonçalo Guerreiro (guitarra y voz), Nacho Martín (contrabajo)
Textos – William Shakespeare, María Torres y Fernando Pessoa
Traducción – María Torres
Vestuario – Diego Valeiras
Iluminación – Germán Gundín
Atrezzo y Diseño Gráfico – Carolina Díguele
Distribución – Agustín Bolaños
Producción – María Torres
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