La
Filmoteca Extremeña acomete un noble proyecto para su programación de Abril, ya
que junto a la habitual calidad de sus propuestas, añade el mensaje solidario y
acusador de las desfavorables circunstancias de vida en otros países. “Nacido
en Siria” de Hernán Zin, autor de la tragedia del pueblo palestino en “Nacido
en Gaza” (2014); es un retrato de la vida cotidiana de los refugiados que
comienza con un contrapicado de un grupo de personas arrastrándose bajo una
alambrada bajo la sombra de la noche.
El cine de Hernán Zin está a caballo
entre el documental y la propuesta visual donde trata de estilizar (ralentís,
etc) lo trágico para sublimarlo, utilizando la enfatización de la imagen para
emocionar y la dureza de la exposición, algo totalmente lícito. Una “tierra de
nadie” donde es posible una gaviota a cámara lenta o hermosas tomas aéreas,
junto a testimonios desoladores. Aquí la estética puede valer como tesis para
acercar más espectadores a la tragedia. Esta propuesta sobre un grupo de niños,
capaces de adaptarse a cualquier situación, llega de la mano de alguien que no
es nuevo en el mundo del documental y fue estrenada en el Festival de Cine
Europeo de Sevilla.
En colaboración con “Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo” (AEXCID) se realizarán coloquios en los que participarán expertos en el campo de la cooperación y responsables de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Es difícil salir de estas proyecciones con el alma en la mismo estado que a la entrada. La naturalidad de los niños frente a la cámara se mezcla con el drama de la llegada a su destino tras el éxodo (el más masivo desde la Segunda Guerra Mundial). Un destino donde la odisea aún no ha terminado y comienzan nuevos problemas. La separación traumática de la familia, la hipotermia, las mafias, las declaraciones de los políticos.
En colaboración con “Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo” (AEXCID) se realizarán coloquios en los que participarán expertos en el campo de la cooperación y responsables de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Es difícil salir de estas proyecciones con el alma en la mismo estado que a la entrada. La naturalidad de los niños frente a la cámara se mezcla con el drama de la llegada a su destino tras el éxodo (el más masivo desde la Segunda Guerra Mundial). Un destino donde la odisea aún no ha terminado y comienzan nuevos problemas. La separación traumática de la familia, la hipotermia, las mafias, las declaraciones de los políticos.
El director, a pie de barca, huye del morbo y del adoctrinamiento. Consigue una
empatía en la mirada de los niños. Y, sobe todo, invita a la comprensión de las
motivaciones que mueven a estas personas, eternos peregrinos sin patria. La
mirada infantil de Marwan, Hamude, Arasuli, Gássem, Jihan, Kais y Mohammed,
está arropada por la notable partitura de Gabriel Yared. Se echa en falta la indagación en las
motivaciones y los orígenes de esta tragedia terrible. Una tragedia que comenzó
atravesando mares para quedar inmersos en un mar burocrático que no soluciona
estas tragedias. “Nacido en Siria” nos trae a la mesa lo que vemos siempre
detrás de la barrera. Nos acerca las vidas rotas. Una reflexión para los
privilegiados niños de occidente que deberían acompañar a los padres en estas
proyecciones para ver como otros niños tienen que dormir en un zoológico.
Infancias desgarradas: “Me he quedado sin lágrimas para llorar”. Terriblemente
humano. Un documental desgarrador, necesario e imprescindible.
Además,
su director, Hernán Zin, visitará Extremadura el 20 de abril para ofrecer una
visión panorámica de la situación actual de los refugiados
Otra de las propuestas fílmicas es la neorrealista“
"Fuego en el Mar” (2016), Oso de Oro en el Festival de Berlín. Está
ambientada en la isla de Lampedusa, el punto más meridional de Italia, a la que
llegan miles de inmigrantes africanos. Nos habla de la historia de Samuel, un
niño de 12 años. Gianfranco Rosi denuncia en “Fuocoammare”, con un minimalismo
documental, la vida cotidiana, los pequeños detalles, frente a la denuncia de
los miles de muertos, la tragedia de la desigualdad y del derecho a la
felicidad dependiendo de donde se haya nacido. El director juega con la
cotidianidad del niño con tirachinas, comiendo pasta, frente a la realidad de
hombres que se ahogan. Con momentos emocionantes como el canto colectivo en la
penumbra de la sala de acogida, canto tribal de dolor y al mismo tiempo
narración de la odisea humana. La trivialidad de la vida cotidiana se enfrenta
a la inmensa tragedia de quienes desearían tener esa vida y no comprenden
porque les ha tocado a ellos.
Huyendo del sensacionalismo y abanderando un compromiso humano, nos presenta un poema visual pleno de emoción. Sin renunciar a la denuncia de esa insensibilización que corroe la sociedad, esa anestesia general que permite que tras lamentar las pérdidas humanas en la emisora local, el ama de casa siga preparando la comida y escuchando peticiones musicales, mientras la vida continúa. En el otro lado del espejo, los supervivientes son tratados como alienígenas por personas embutidas en trajes de protección blancos, en una peligrosa negación de la humanidad de los recién llegados. El estilo del multilaureado Rosi huye del busto parlante a cámara o de la voz en off aclaratoria, omniescente y reiterativa, escapa de la estadística anestesiante, evitando la moralina de presentar soluciones fáciles. Tras las secuencias hay una planificación patente, una preparación de concepto plenamente fílmico, de vivencias guionizadas, pero sin perder de vista la denuncia cuando; tras las bufonadas del protagonista; nos sumerge en las puertas del infierno, descendiendo a la bodega del barco, después de mostrarnos el limbo de aquellos que no saben muy bien cual es su lugar en el mundo.
Un
lugar siempre encorsetado, constreñido, que crea diferentes niveles de seres
humanos. Como también denuncia la tercera película de este ciclo Walls (Muros)
de Pablo Iraburu y Migueltxo Molina, (realizadores del alabado Pura Vida). La
visión de los directores se centra en tres muros simbólicos: En España, el de
Marruecos en Melilla; el que existe entre EEUU y México; y el construido en la
frontera entre Zimbawe y Sudáfrica. Simbólicos porque hay muchos otros, aunque
aquí se nos narren seis historias paralelas a ambos lados del mundo, porque los
mundos cambian según que lado te toque nacer. Extrañamente la alegría por la
caída del muro de Berlín que prologa el documental, no se ha repetido en otros
lugares del mundo que mantienen separados a los “diferentes” a los “otros”.
El uso de pantallas partidas divide a los de uno y otro lado. “En vez de construir muros, yo construiría puentes”, se dice acertadamente en la película, que posee altibajos siendo más impactantes las historias de la pareja mexicana y el guarda sudafricano. Una denuncia que habla de los distintos grados de permeabilidad fronterizos según intereses crematísticos. Un mensaje que nos hace replantearnos el concepto de fronteras entre seres humanos, incluyendo las fronteras no físicas como religiones, razas, culturas, etc. Los autores huyen del material de archivo y la entrevista de magazine semanal. A cambio, presentan una propuesta poliédrica, ágil, de discurso narrativo coherente y de rabiosa actualidad, disfrazada a modo de largometraje de ficción, apoyados en el excelente montaje y la envidiable fotografía. Una tesis que nos invita a pensar si los verdaderos muros no estarán en nosotros. Propuesta rotundamente solidaria de la Filmoteca de Extremadura. Necesaria para los tiempos que corren.
El uso de pantallas partidas divide a los de uno y otro lado. “En vez de construir muros, yo construiría puentes”, se dice acertadamente en la película, que posee altibajos siendo más impactantes las historias de la pareja mexicana y el guarda sudafricano. Una denuncia que habla de los distintos grados de permeabilidad fronterizos según intereses crematísticos. Un mensaje que nos hace replantearnos el concepto de fronteras entre seres humanos, incluyendo las fronteras no físicas como religiones, razas, culturas, etc. Los autores huyen del material de archivo y la entrevista de magazine semanal. A cambio, presentan una propuesta poliédrica, ágil, de discurso narrativo coherente y de rabiosa actualidad, disfrazada a modo de largometraje de ficción, apoyados en el excelente montaje y la envidiable fotografía. Una tesis que nos invita a pensar si los verdaderos muros no estarán en nosotros. Propuesta rotundamente solidaria de la Filmoteca de Extremadura. Necesaria para los tiempos que corren.
“Algunas
personas piensan que los del otro lado son diferentes de los de aquí”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.