viernes, 28 de junio de 2019

Omaggio Barroco. Dúo Orpheo. Eugenia Boix y Jacinto Sánchez. Conciertos de Verano. MUBA


    
 


Los “Tonos Humanos”, tan caros al barroco español, estuvieron presentes en la primera parte del concierto. Este género profano se construía en torno a los amores no correspondidos, no exentos de una cierta picaresca en sus letras e intenciones, amén de fingir aires populares en su estructura. “Marizápalos” es una historia picaresca, un verdadero estándar barroco que narra una historia de amores presurosos y canónigos vigilantes. Este era el apodo con que se conocía a la actriz María Inés Calderón, amante de Felipe IV. La pícara letra no tiene desperdicio y el ejecutante (Jacinto Sánchez) planteó la melodía con variaciones, desde diferentes perspectivas: rasgueos, formas de imitación melódica etc. Aquí es donde se traza la línea entre lo popular y lo culto. En la elaboración y el enriquecimiento de la música. 

Los versos fueron escritos por Jerónimo de Camargo y Zárate. En 1657, se publicó una versión de Miguel López de Honraba, donde Marizápalos pasa a ser sobrina del sacerdote vigilante. La Marizápalos real terminó casi como la de la canción, “enviada” a residir a un convento cuando el rey reconoció a su hijo.

Merendaron los dos a la mesa
que puso Marieta de su faldellín
y Perico, mirando a lo verde,
comió con la salsa de su perejil.

Ya tendrían tiempo después de convertir la obra “a lo divino”, para redimirla. Tal honor le correspondería al fraile barroco (con reminiscencias renacentistas) Joan Cererols, con querencia por la complejidad contrapuntística y las relaciones entre homofonía y polifonía que la transformaría en la bellísima “Serafín que con dulce armonía”. Con texto, obviamente, religioso. Eugenia Boix desgrana con pasión estas obras que solicitan registro dramático y pinceladas de humor por sus contenidos satíricos.
José Marín fue un músico de borrascosa biografía. Sus tonos fueron cantados en tabernas teatros o en la propia corte, acompañados de guitarra o archilaúd, dos instrumentos con cadencias rítmicas que se identifican con el hispano acervo.

Ojos pues me desdeñáis” (Manuscrito de Cambridge), es una obra en 3/2 con ciertas reminiscencias de la “gradatio” del “Come Again” de John Dowland. Aquí el amor no correspondido y el desdén, permiten desarrollar un lamento muy característico. Los tipos estilísticos son los utilizados en el lamento italiano y europeo. Se estructura en tres secciones (introducción/estribillo/copla estrófica con retorno a estribillo). También se pueden encontrar suspiratio, catábasis, cuartas ascendentes o melodía entrecortada por silencios. Eugenia Boix consigue sobradamente ese “remover afectos” que solicita esta historia de amor no correspondido, con una secuencia melódica que recorre toda una octava. La interpretación de estos tonos requiere aptitudes dramáticas. Gran parte de ellos se escribieron para la escena (no así los de José Marín) y era práctica en la época que los  intérpretes dramatizasen lo cantado. “No piense Menguilla”, con su melodía de Canario, cautivadora y saltarina, que narra la promiscuidad de la tal Menguilla, Tortolilla si no es por amor, La verdad de Perogrullo  y su ofendido enamorado, etc. reúnen todos los tópicos de despecho, desengaño y desencuentro. Algunas de estas letras son difíciles de seguir si no se conocen. Baste poner como ejemplo que ese “vulgo de los necios” donde se regodea Belilla, es una metáfora de “mancebía”. El lugar que frecuenta la díscola muchacha, abundante en amantes. No en vano pertenecen a los denominados “tonos del cornudo”.


Jacinto Sánchez interpretó; como intermedio entre los dos bloques;  los “Canarios” de Gaspar Sanz. El Canario fue una danza teatral española para pareja mixta, muy popular entre los siglos XVI y XVIII. Originaria de Las Canarias con esquemas rítmico-armónicos repetidos por variaciones, una estructura que señoreaba la segunda mitad del XVIII, Son numerosos los recopiladores musicales que incluyen canarios en sus obras: Gaspar Sanz, Lucas Ruiz de Ribayaz, Gaspar Huete, Antonio de Santa Cruz, Francisco Guerau, Antonio Martín y Coll, Santiago de Murcia, etc
Esta obra, de ritmo hemiolia, y, que alterna 6/8 y ¾, fue ampliamente celebrada por el público. La popularidad de Sanz; de escasa producción; se debe fundamentalmente a Manuel de Falla y al maestro Joaquín Rodrigo y su “Fantasía para un Gentilhombre” (1954) que utiliza esta obra. Gaspar Sanz en su obra “Instrucción” da una idea general de la música popular de aquellos tiempos: Danzas populares como las Folías, el Villano, las Marionas, etc. De acuerdo con la práctica de antaño, Sanz las ofrece tanto en una versión de rasgueo (es decir solo con la estructura armónica y los golpes que hay que dar) como también en versión punteado. Una excelente fuente para los estudiosos de música antigua, ya que Sanz las escribe también "desglosadas en notas". 

Esta recopilación de danzas en punteado forma, por tanto, una rica fuente, debido a su precisa anotación, añadiendo detalles sobre afinación, encordaje, etc. El guitarrista resolvió con solvencia y limpia digitación los adornos, corcheas en 6/8, rasgueos, golpes, artificios y campanelas (mucho más gratas en la versión barroca de la guitarra), que recorren todo el mástil del instrumento en frases de cuatro compases.
Es el momento de abandonar el aire popular y la guitarra barroca para emplear el archilaúd, mucho más acorde para una segunda parte plena de obras de gran belleza. Bárbara Strozzi es una compositora que se incorpora a los conciertos con pleno derecho. La “dama de la cantata barroca”, que supo pujar en un mundo donde el patriarcado era la marca de la casa, destiló sensibilidad y expresividad en su obra, escribiendo hasta ocho libros de música. Ella fue una de las primeras compositoras seglares de Europa.

Barbara Strozzi

“Si dolce  è ´l Tormento”. Monteverdi y sus “ostinato” están presentes con uno de sus madrigales más hermosos, que popularizara el contratenor Philliphe Jawrosky. El resultado es de una dulzura inesperada en compás de 3/ 8. Una obra a caballo entre el Renacimiento y el Barroco (en el original, escrita para soprano, y bajo continuo) que eriza los vellos y exige delicada estética a los instrumentistas, para la interpretación de esta “seconda pratica”, que se enfrentaba la estructura polifónica contrapustistica. La soprano elabora una catarata de matices donde se misturan el aria moderna, la antigua canzonetta y el color veneciano. Ágil en el centro y controlada en agudos, dibuja la larga escala descendente, que retorna en medio de la modulante armonía, con las notas columpiadas en elegante fraseo. Una preciosidad.

Resulta sorprendente la modernidad de una obra como “Se que me muero de amor”, nacida de la complicidad de Molière con Lully. Está escrita en perfecto español dentro de un libreto en francés.
Pero además de la inserción del idioma castellano, justificado en el libreto, es una de esas obras cuya belleza, evocadora y sentida, trasciende el contexto de la obra.
Se atribuye la creación del género escénico comedia-ballet, al que pertenecería El burgués gentilhombre, al propio Molière.
La combinación de los acordes y palabras produce un efecto de gran belleza. Eugenia Boix emite con un gusto exquisito, enfatizando los matices, pintando cada palabra,  adornándola y dejándola ir en un continuo y oceánico reflujo.


 “Che si puo fare” es un aria a una voz (Sexto Volumen. Venecia 1664). Strozzi fue creadora de diversas cantatas profanas de escuela veneciana, género en el que la compositora se postula como una de las posibles inventoras. Largas secciones melismáticas, influenciada por la Seconda pratica. Para esta obra, Strozzi musicó el poema del libretista italiano Aurelio Aurelli. se aprecia en toda la cantata el tono de re en modo frigio, concretamente realiza lo que se denomina cadencia andaluza. La soprano maneja las disonancias cuidadosamente, destilando sentimiento, con limpieza en las ornamentaciones manejadas, un sentimiento medido. Jugando con la lenta cadencia ondulada y los amplios melismas, en una obra que le permite describir esa línea elegante que es su marca.


Che si può fare?
Le stelle rubelle
Non hanno pietà.
Che s’el cielo non dà
Un influsso di pace al mio penare,
Che si può fare?


La cantata “Lagrime mie” forma parte de la ópera settima” de Strozzi, Diporte di Euterpe, publicada en Venecia en 1659. Es un delicado lamento, construido sobre la letra del poeta Pietro Dolfino. narra las vicisitudes de una amada encerrada por su propio padre, lo que hace pensar que pudiera estar escrito para un castrato, Aunque Strozzi desarrolló la mayoría de sus composiciones para soprano. Es un claro ejemplo de pintura de palabras. El dolor queda aumentado por el intervalo de segunda aumentada y el juego de modulaciones. Eugenia Boix dibuja las palabras con exquisitos matices, elabora la tristeza con frases lentas, descendentes y cromáticas, con absoluto control de la respiración. Con breves pinceladas en diálogo con el bajo continuo. Esta pieza es un retablo de todas las posibilidades estilísticas del canto a solo que existían a mediados del XVII.


La Folía: Yo Soy la Locura”, aunque en realidad se trata de un “passacaglia”; fue Compuesta por el laudista de la Corte Francesa Henri du Bailly, con letra anónima, claramente influenciada por Erasmo de Rótterdam. La elección de castellano muestra que se trataba de idioma cortesano y de moda. Una ejecución en la que el archilaúd sabe permanecer en un segundo y sosegado plano, con función básicamente rítmica, con apenas florituras. Se compuso respondiendo a la moda española, imperante en la corte francesa. Está reseñado por Gabriel Bataille en “Airs de varios autores. Quinto Libro”.

Yo soy la locura,
la que sola infundo
placer y dulzura
y contento al mundo.

Sirven a mi nombre
todos mucho o poco,
y no, no hay hombre
que piense ser loco.




Como “regalo” el dúo interpretó la Chacona A la Vida Bona”. Imposible no acompañar rítmicamente la expresión corporal a que invitaban los interpretes en esta alegre danza criolla cantada, de Juan Arañes. También conocida como “El Sarao de la Chacona”. Se trata de una obra jocosa, que invita a la alegría, conducida por el rasgueo de la guitarra. Escrita en castellano popular. Una divertida sátira sobre la sociedad y sus arquetipos. Cervantes la definió como “esa indiana amulatada que nos viene de las Indias”. Todo un “Omaggio” (homenaje) barroco. Sin duda.
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.