Enmarcado dentro del XVI ciclo “Hojas de Álbum”, y organizado por
la Sociedad Filarmónica de Badajoz, en colaboración con la OEX, se desarrolló
el concierto de la violinista estadounidense Tai Murray en el hermoso Salón de
Plenos de la Diputación, como viene siendo habitual. La instrumentista eligió
un programa nada acomodaticio, con querencia de virtuosismo y no apto para
espectadores poco avezados en estas lides.
La elección de la primera obra es
todo un manifiesto de intenciones. Nada menos que la dificultosa “Paganiniana”,
compuesta por uno de los mejores violinistas de su época: Nathan Milstein.
Milstein fue un compositor poco comercial, escasamente amigo de la publicidad
que llegó interpretando a la edad avanzada, hasta que se rompió un brazo. La
intérprete atacó una obra de matices endiablados y exigente digitación con
impecable técnica, no exenta de sentimiento, en una composición donde lo
técnico intenta prevalecer sobre lo
anímico y que exprime todas las posibilidades del mástil y el arco, para unas variaciones basadas en la obra de Niccolò Paganini. Ejecución impecable para
estas dificilísimas variaciones inspiradas en el "Capricho 24".
A Continuación, el programa regaló al publico la
Sonata Opus 27 nº1 de Eugène. Ysaÿe de la que la violinistas interpretó tres
partes, dejando el Allegro Fermo para otra ocasión. Estas sonatas son un paseo
por la técnica del violín, compuestas para intérpretes como Thibaud, Enescu o
Kreisler. Estas sonatas, que parecen extraídas de un libro de ejercicios
virtuosísitcos, permiten al intérprete cuerdas dobles, triples, cuádruples,
trémolos, ponticellos y todo un catálogo
de acrobacias no exentas de cromatismo
Las Sonatas son seis, como las de
Bach. El primer movimiento muestra un contrapunto severo, en los pasajes se
utilizan escalas de todos, intervalos de sexta y un pasaje final con trémolos
en ponticello de efecto extraño, con curioso pizzicato que fueron resueltos por
la interprete con precisión y maestría para una obra donde el compositor
consigue el efecto de acorde de seis notas mediante la anticipación. ampliando
el acorde para conseguir amplitud. Destacar la facilidad de Tay Murray para acometer
una obra trufada de dificultades técnicas.
A continuación dio paso al
“Recitativo y Scherzo” del violinista F. Kreisler, una de sus obras cortas mas
coloridas y atractivas. Una composición original del extraordinario interprete,
una dramática rapsodia musical que con sus efectos rompía el concepto de un autor de bailes de salón . Es una pieza marcada en ”Lento con
Expressione”. Desde un re menor
utiliza trinos, elaboración cromática deslizante, deteniéndose en dobles
trémolos sostenidos, que eran la marca interpretativa de Kreisler, culpable del
abuso del vibrato en violín por otra parte.
El Scherzo en F Mayor, rompe en octavas
flotante. Se distancia con su bullicio y brillantez del recitativo.
Para culminar este excepcional repaso por las técnica violinistica, eligió una adaptación de
un tradicional irlandés, escrita por Heinrich Willhelm Ernst en 1835. Se trata
de una serie de variaciones “ad infinitum”, recreando una balada gaélica y
exprimiendo todas las posibilidades sonoras del instrumento: "Last Rose Of
Summer". Willhelm llegó a utilizar la “scordatura” al igual que Paganini en
algunas de sus obras. "La última Rosa del Verano" fue escrita por el poeta irlandés Thomas More. Sir John Andrew realizó la partitura en 1807, llegando a ser utilizada en la ópera Martha de
Friedrich Von Flotow. Willhelm la incluyó en sus “Seis Estudios Polifónicos”
Destacar el flujo natural, el
elegante fraseo, el poderoso vibrato, el dominio del arco y magisterio técnico (dentro de un gran sentido estético) de
la interprete norteamericana
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