Con
el “Coliseu Comendador Rondão Almeida”
casi lleno, se encienden las luces de un escenario circular. En el interior de
un túnel, formado por enormes velos, las siluetas de los músicos y la caboverdiana
apenas se vislumbran.
Las gigantescas cortinas son utilizadas a modo de
“maping”, proyectando siluetas gigantes de la cantante, que ya ha comenzado a
recibir aplausos enfervorizados de sus seguidores, mientras los técnicos
proyectan una calle de Lisboa en blanco y negro. Mariza dosifica los tempos,
sabe como recrear el instante, dilata los momentos hasta exprimirlos como un
néctar sonoro. Y el respetable se vuelca en aplausos en su cuarta visita a este
Coliseo. También es su tercera visita a este blog que comenzó con su actuación
en Badasom http://elgabinetedekaligari.blogspot.com.es/2014/09/mariza-y-javier-conde-en-badasom.html
Para
continuar con la reseña de su disco “Mundo”. http://elgabinetedekaligari.blogspot.com.es/2015/12/mariza-mundo-musica-del-corazon.html
La
cantante llega con su formación habitual José Manuel Neto | Guitarra Portuguesa
Pedro Joia | Viola Vicky Marques | Percussão
Yami
| Baixo) Se mueve a paso de procesión, alquimiza el fado, se desliza entre los
músicos para ofrecer una visión adecuada a todos los ángulos de las gradas.
Desde el primer momento está claro que el público lusófono tiene la palabra.
Corean, “Rio de Mágoa”, (un río que lleva todo el daño de un corazón que se
despide), se derrumban con “Alma”, repiten las letras, piropean a la diosa del
fado. Pero Mariza tiene un rinconcito
guardado para los “espanhóis”, y les regala la preciosa canción “Alma” de
Javier Limón o la adaptación de la lúdica canción de Gardel “Caprichosa”, con
aroma de arrabal rioplateño.
Pero
la sílfide griega sabe lo que quiere su público, los hace participar en la
hermosa versión de la canción de otra caboverdiana. La melódica “Padoce de Céu
Azul “, grabado por Lua y escrita por Vlu. Mariza es capaz de jugar con el
tiempo, de implicar a las gradas en un estribillo criollo. Una morna
caboverdiana celebrada y coreada por todos:
Crêtcheu, crêtcheu
Once forever once for all
En
un instante el “Coliseu” está Lleno de saudade, de notas nostálgicas de la
guitarra portuguesa. Mariza comienza a dosificar sus “regalos”, para un público
fiel que está deseando participar en la liturgia, con sus clásicos éxitos dirigidos al espectador luso. Oficia de
maestra de ceremonias, implicando a los remisos, bromeando, consiguiendo que
hasta los “espanhóis” coreen el estribillo de la folklórica “Rosa Branca” de José
de Jesus Guimarães / Resende Dias
Colha a rosa branca
Ponha a rosa ao peito
El
momento cumbre es cuando la cantante sube a su hijo al escenario y lo arropa
con una tierna balada "O Tempo Nâo Pàra", del autor Miguel Gameiro.
Cantei,
cantei
a Saudade da minha cidade
e
até com vaidade, cantei
Andei,
pelo Mundo fora
e
não via a hora
de
voltar para ti
Mariza
se despide. Esto es sólo parte del espectáculo. Sabe que van a solicitar su
vuelta. Que no se conformarán con menos.
Después
camina entre sus acólitos, reparte parabienes, saluda (sin prisas) durante diez
minutos y retorna a la canción en el mismo tono, como si no hubiera intermedio.
Y aquí la locura. Los seguidores que no quieren que se vaya, Un fin de fiesta con
globos, confetti y celebración
dionisiaca. Los conciertos de Mariza siempre nos saben a poco.
Lo
mejor: La alquimia de la lusa con el público, al que siempre se mete en el bolsillo.
Lo
peor: Que la acústica del “Coliseo” tiende a reverberar, prolongando los graves
y las notas de la percusión, que a veces solapaban la voz de la cantante.
La
parsimonia de parte del público que (citado a las 9:30), aún continuaban
entrando tranquilamente media hora después.
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