-Todos tenemos un primer
recuerdo de nuestro encuentro con el cine. En mi caso llegué al cine no
directamente con películas. En casa teníamos una enciclopedia donde contemplaba
fotos de El Gabinete del Doctor Caligari, El Acorazado Potemkin (sí, era un niño
un poco rarito) y me preguntaba como serían esas películas ¿Cuáles son tus
primeros recuerdos relacionados con el cine?
Mis primeros recuerdos del cine son en mi casa. Mi padre era el
propietario del bar Briz, que estaba enfrente del cine Navia, y desde el balcón
de mi casa empecé a ver las películas que proyectaba el que era cine de verano.
Como el mayor de los hermanos que era, recuerdo ir al cine con ellos y con mis
primos los fines de semana, a la salas Trajano, Liceo o María Luisa, a las
sesiones infantiles a ver películas de romanos y del Oeste. Más tarde, recuerdo
los buenos ciclos de autores clásicos que se podían ver en la única televisión que
teníamos, y con los amigos era un asiduo del Liceo, Trajano, Albarregas, Ponce
de León, Ferroviario, Alcazaba, en aquellos años de esplendor del cine en
Mérida.
Seguí viendo mucho cine en Madrid, durante la carrera, y al comenzar a
trabajar en el Ayuntamiento como periodista tuve la suerte de poderlo
compatibilizar con la programación de ciclos de cine que la Delegación de
Cultura hacía en la Casa de la Cultura.
-¿También quemó el Cine Exin
como la mayoría de los niños?
No tuve Cine Exin, pero seguro
que lo hubiera quemado.
-¿Cómo surge la idea de crear un Festival dedicado a Cine Inédito?
¿Quizás del hastío de la distribución comercial y ese no poder llegar a
determinadas ofertas?
En 2006 Mérida contaba con una
buena oferta de cine comercial en Cinesa El foro, pero un grupo de amigos que
nos movíamos alrededor de la emisora municipal, donde hacíamos un programa de
cine, decidimos dar un paso más y crear un cine club. Al poco tiempo de nuestra
inscripción, nos enteramos de unas ayudas que la Consejería de Cultura daba a
las asociaciones culturales y decidimos presentarnos.
Como todo teníamos que hacerlo de
forma urgente, si queríamos entrar en plazos, decidimos hacer un Festival de
Cine Inédito, sin saber aún qué significaba eso.
Como nos concedieron 5.000 euros,
tuvimos que lanzarnos a la aventura y, en cuestión de poco tiempo, antes de
terminar el año, tuvimos que montar un festival que sólo tuvo una película que
aún no se había estrenado en España: QUINCEAÑERA. El resto fueron películas que
no habían llegado a Extremadura. A pesar de los fallos, como empezar un lunes y
además de diciembre, el público respondió muy bien y pensamos que tendríamos
que continuar.
-Es cierto que el cultureta es
un factor fundamental para el cine club y los festivales especializados, ya que
forman parte del grueso de espectadores. Pero también (es mi teoría) es posible
que el posicionarse en determinados parámetros impida el goce y el disfrute de
otro tipo de cine. Yo disfruto como un enano con una película de Marvel o ese
tipo de producciones, en las que el cine espectáculo ha avanzado hasta niveles
técnicos y de entretenimiento sorprendentes...
A la mayoría de nuestros socios y
de nuestros espectadores nos gusta el
cine, ir a las salas y disfrutar de la compañía de amigos, con los que comentar
la proyección. Nos emocionamos con una película española, disfrutamos de la
serie de Marvel, nos reímos con buenas comedias y alcanzamos el éxtasis con
Koreeda o Haneche. Habrá excepciones, pero creo que a la mayoría nos apasiona
el cine y, eso sí, en pantalla grande. Por eso queremos que la gente no pierda
la costumbre de ir al cine y, si es posible, que se interesen por otro tipo de
películas a las que no han tenido acceso hasta que llegó el cine club porque,
por suerte, hay muchas películas para ver, que nos acercan a realidades
cercanas y otras muchas más lejanas.
-No deja uno de tener una
cierta nostalgia de antaño... si nombramos
a Ford, Hawks, Hitchcock, Lang, Tourneur, Wilder, Peckinpah, Welles,
Capra.. Un buen ramillete ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
-No sé, yo creo que no, somos
nosotros los que cambiamos. Es indudable que recordamos a Truffaut, Ford o
Hitchcock, como a Dylan, Bowie o Led Zeppelin, pero creo que es porque teníamos
20 años, mucho tiempo para disfrutarlos y cada día descubríamos algo
interesante. Ahora tenemos unos cuantos años más y menos tiempo y, también,
mucha más oferta. Hay muchas películas, muchas series para ver, en cualquier
momento y en diferentes formatos. Yo sigo viendo Los cuatrocientos golpes 400 veces, y Raíces profundas, El hombre tranquilo o Centauros del desierto, pero siguen naciendo buenos creadores, aunque
nosotros sigamos recordando a aquellos otros de especial forma.
Además de la interesante aportación del jurado joven, tienen una sección que es
una labor encomiable: Cine y Escuela, el acercamiento del cine silente a las
aulas. Es sumamente importante que la cantera de los más pequeños conozca los
pioneros y los orígenes y es un acierto empezar con películas humorísticas vía
Chaplin y Keaton ¿Acercarán, más adelante, a las aulas directores como Murnau,
Robert Wiene, G H Pabst, Abel Gance, Lubitsch, etc...
-A mí me gustaría mucho continuar
esa senda, aunque no lleguemos a los 4.500 espectadores-escolares que hemos
llegado a tener. Hemos visto disfrutar a los chavales con esas películas de
cine silente. También sé que ha habido profesores que no han querido ir a
verlas porque conocían a sus alumnos y podían molestar a otros, algo que les
agradezco. Nosotros este año hemos querido explicarles a los estudiantes lo que
iban a ver, para que comprendieran las dificultades para hacer esas películas
en esos momentos y que, a pesar de todo, son muchas de ellas obras maestras del
cine.
Cine y escuela es una sección que
llevamos haciendo desde el año 2007, en la segunda edición del festival, con la
idea de que los jóvenes pasen un rato agradable y se aficionen al cine en
pantalla grande. Y después de estos años, queríamos ofrecer algo más. Aunque la
opción de cine y escuela no es obligatoria, nos gustaría mejorar cada año,
hablarles de las películas en las aulas para que sepan lo que van a ver y ofrecerles
opciones que de otra forma no verían.
Respecto al Jurado Joven es otra
de las cosas más interesantes del festival. Nos sorprende la capacidad de
análisis de las películas de jóvenes que, en la mayoría de los casos, no han
visto una película subtitulada hasta entonces. Muchos han terminado por
aficionarse a este cine desconocido para ellos, e incluso han emprendido
caminos relacionados con el cine o el teatro. Todo eso se puede ver en un
cortometraje que ha realizado un miembro de uno de los jurados con otros
compañeros y que presentamos este año, con la colaboración del Instituto de la
Juventud.
-¿Cuál es el proceso que
siguen a al hora de elaborar una cartelera que, suele ofrecer un ramillete de
obras de gran calidad? ¿Es la selección un momento en que les pesa la
responsabilidad con el posible espectador?
-Nuestro director de programación
asiste a lo largo del año a los mejores festivales, donde se ven las mejores
películas del año. Tenemos la suerte de celebrar el festival a finales de
noviembre, por lo que tenemos una gran selección de donde elegir. Y las
películas que no pasan por el festival, forman parte de los ciclos de los lunes
que hacemos durante todo el año, excepto en verano. Los directores de
programación que hemos tenido conocen ya muy bien al público de Mérida y,
aunque siempre arriesgamos con algunos títulos, porque creo que tenemos que
hacerlo, la mayoría de lo que ofrecemos le gusta a los espectadores.
-La pregunta del millón que
siempre está presente en cualquier actividad cultural ¿Todo esto no sería
posible sin la implicación de entidades, organismos, asociaciones y demás
mecenas?
-Sí, nuestro festival es muy
pequeño, con un presupuesto que no pasa de los 30.000 euros, pero nos da para
traer las mejores películas, que cuestan muchos más porque aún no se han
estrenado en España. Una película del festival puede costar la tercera parte
tras su estreno. Aunque el propio cine club puede aportar unos 10.000 euros de
su presupuesto, la Junta de Extremadura colabora con algo más del 50%, y el
Ayun- tamiento de Mérida, el Instituto de la Juventud y la Fundación Caja
Badajoz son otros colaboradores muy importantes. Sin olvidar a Cinesa, que nos
deja unas instalaciones de calidad y sin cuya ayuda no sería posible proyectar
en las mejores condiciones.
Crash. Estudio Gráfico |
Y además los premios
Miradas....Cinema Aestas, Noche de ánimas (por cierto con dos de las mejores
películas de terror de los últimos años).
-Sí, los premios Miradas
reconocen el trabajo de personas e instituciones por el cine. Loa primeros años
premiamos a personas ya mayores, que habían trabajado como acomodadores,
taquilleros y proyeccionistas en el pasado siglo, y ahora ya estamos premiando
la labor de creadores como Rubén Barbosa, un gran talento del que me gustaría
ver ya un largometraje, o el grupo Taptc? Teatro, por su labor de ofrecer cine
de verano muy unido a la programación anual del Festival de Teatro Clásico.
Y como sabemos que a los jóvenes
les gusta el terror, la Noche de ánimas fue un buen pórtico del festival de
este año. Y de las películas que comentas, otro acierto de nuestro director de
programación.
-También se presta atención a
la creación extremeña: Garantía Personal, La Teoría del Sueño...
-El festival tuvo desde sus
inicios una Noche del cine extremeño,
en la que se proyectaban un día los mejores cortometrajes realizados en la
región, y que presentaban sus autores. Lugo, por necesidades de programación, dejamos
de hacerlo de forma sistemática, pero siempre hemos procurado estar al tanto de
lo que se hace en la región. El año pasado GARANTÍA PERSONAL formó parte de la
Sección Oficial y este año incluimos el cortometraje de Rubén González Barbosa
en un pase especial.
-¿A que directores pondría en
primera fila de su educación sentimental cinematográfica?
-Pues a los clásicos ya citados,
Truffaut, Ford, Hitchcock, Wilder, Welles y Luís Buñuel.
-También tiene tiempo para el
cine club Forum y una actividad cultural como fomentar las películas en V.O. y
otra de calado social como la colaboración con el Fanzine Gay, que le concedió
el premio “Las Horas” ¿Termina pasando factura toda esta actividad en el campo
personal? ¿Se plantea algunas vez tirar la toalla?
-Lo de pasar factura, seguro y lo
de tirar la toalla, también me lo he empezado a plantear ya, porque es mucho
tiempo y porque hay que renovar a la gente que está al frente de las
asociaciones en este caso.
-Su vocación por el cine de
verano nace de las películas que veía desde el balcón de su casa. De ahí a
desear un cine de verano en la plaza de toros...
-Ha habido intentos, ya lo creo.
El cine de verano en Mérida coincide con el Festival de Teatro Clásico, que
llena la ciudad de numerosas actividades, y casi puede que se eche menos en
falta que en otras ciudades, pero de todas formas tenemos cine de verano los
lunes con Cinema aestas, y los viernes junto al río Guadiana, que mejora en
calidad cada año. Pero qué duda cabe que tener la posibilidad de ir a la Plaza
de Toros todos los días de verano sería magnífico.
-Y seguimos con el IVA
cultural...
-Esto daría para hablar mucho,
pero al margen de opiniones diversas, el cine es una industria cultural, que da
trabajo a mucha gente. Lo dije precisamente en la gala de clausura del año
pasado, el cine es cultura y la cultura genera muchos puestos de trabajo y contribuye
al crecimiento de la economía. Alguien dijo que el verdadero brazo armado de un pueblo es su cultura. Un país
sin cultura no tiene libertad y se encamina a la desaparición.
-Fue cronista deportivo en el
diario Hoy ¿Es posible compatibilizar dos pasiones tan disímiles como el deporte
rey y el espectáculo rey?
-En aquél momento acababa de
terminar Periodismo y fue lo primero que surgió. Entonces no hubiera dicho no a
nada. Con cierta edad se hace frente al fútbol, al cine, y al Ayuntamiento, que
llegó también poco después. La verdad es que ha compatibilizado todo eso
durante mucho tiempo, porque entonces no había los periodistas que hay ahora en
Mérida, y con el equipo en Primera división se necesitaban. Las pasiones se
compatibilizan bien, si llegan cuando tienen que llegar.
-No siente cierta nostalgia de
aquellos cines clásicos que han ido desapareciendo. Aquellos sillones de
terciopelo, el encanto de los palcos y los artesonados...
-Sí, se siente nostalgia por los
cines, los bares o los lugares emblemáticos que desaparecen de tu ciudad y que
formaron parte de tu vida. Pero es ley de vida. Me da igual cómo sean los
sillones o las plateas si tenemos nuevos teatros y cines, lo que no me gusta es
la posibilidad de quedarnos sin salas de cine o teatro, y que no salgamos de
casa para ver cine y teatro con los amigos. Nosotros que podemos aún en
nuestros pueblos coincidir con los amigos.
-Según sus propias
declaraciones, el Festival sirve para radiografiar el continente Europeo.
-Bueno, eso fue el año pasado y
hace unos cuantos años también, no recuerdo en qué edición, en la que la
mayoría de las películas eran de ese continente. Esta edición, el festival
radiografía nuestra forma de ser en el mundo, porque tenemos películas
noruegas, de Reino Unido, Estados Unidos, Japón, Líbano o Rusia. Variedad de
nacionalidades y estilos, una oportunidad única en Extremadura de disfrutar en
una semana de lo mejor que puede verse en 2018. Hay películas, como Non fiction, que sólo se ha visto en el Festival de Cine Europeo de Sevilla
antes que en Mérida, o la rusa Leto,
que se estrenará en mayo de 2019.
-Sin olvidar la colaboración
de la Filmoteca de Extremadura...
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