martes, 25 de julio de 2017

Francisco López y la C/O Chamber Orchestra

          



Fotografías: Francisco Collado
La elección de la C/O Chamber Orchestra para primiciar su concierto en la Terraza del López de Ayala fue la más apropiada. El espíritu burlón y algo dionisiaco de la obertura de "Las Bodas de Fígaro", sirvió a esta agrupación sin director para calentar motores y ganarse a un público receptivo y respetuoso. Esta ópera, que en su día supero ampliamente las convenciones del género bufo, fue interpreta con solvencia por la agrupación con las cuerdas atacando chispeantes escalas, hibridadas con el fagot, esperando la respuesta de los vientos para acabar en un tutti orquestal. Mas adelante repetirán el tema da capo.

La cuerda  se desboca  de alegría, contrapuenteada por la madera, hasta que el fagot entra en stacatto mientras repiten un segundo tema.
Después llega la pirotecnia, la coda, los agudos de la cuerda que desembocan en una cadenza final.
Depurada técnica y brío instrumental de la orquesta, que supo transmitir el tono burlesco, pero al tiempo emocionante, que el maestro de Salzburgo incluyó en esta extraordinaria y revolucionaria partitura.  Excelente el tempi, las transiciones y ese espíritu lúdico (algo acelerado) y alegre que solicita esta maravillosa obertura, con ese extraordinario crescendo final. La Obertura en Re Mayor no usa ninguno de los temas de la propia ópera como acostumbrara un Mozart adulto.
A continuación la orquesta presentó "El Bailaero de las Gitanas", compuesto por el flautista placentino Francisco López. 
No es la primera vez que el solista es reseñado en este blog, Los interesados en su excelente concierto en la Diputación de Badajoz, pueden seguir este hilo:
Obra dividida en cuadros, donde la literatura de la mano de la escritora; también placentina; Mónica López de Consuelo, se mixtura con los diversos instantes musicales. La dicción de la escritora/rapsoda es certera y limpia, con inflexiones notables y sentido del ritmo narrativo. La obra de Francisco López bebe de diversas fuentes. Hay reminiscencias de Gustave Fauré o de Falla, también algún retazo de Halffter y su "Debla para flauta".



El compositor recurre a diversos modos expresivos para una orquestación claramente descriptiva con matices impresionistas. La textura dramática se refuerza con leitmotiv como el uso de una misma técnica para representar el miedo, etc. La querencia extremeña está presente en el argumento (paisajes, lugares). También se recurre a la incorporación de matices folklóricos, zapateados, paso de procesión o versionando el villancico del siglo XV, de estructura zejelesca, titulado "Tres morillas". A través de los cinco cuadros, la partitura recrea pasajes con influencias del folclorismo jerteño al romanticismo, desde el duende lorquiano a instantes de intensa belleza donde la palabra y la cuerda se funden, arropados por el viento de la primera flauta en la orquesta Goteberg.

 


 Hay una querencia minimalista que se contradice con los instantes orquestales de intensa textura, pero el resultado es un conjunto homogéneo, de gran belleza expresiva, con homenaje a las zonas natales de los autores como "Reflejo de la luna en el Jerte". La orquesta brilló en una obra largamente aplaudida por el respetable. No es para menos. Si esta es la primera composición de Francisco López, aguardaremos con impaciencia sus próximas partituras.


La Sinfonía nº 7. Op, 92 de Beethoven sirvió a la C/O Chamber Orquesta para proporcionar uno de esos momentos mágicos en que los ejecutantes disfrutan tanto como los espectadores. El mismo autor la consideraba una de sus mejores creaciones, pese a las críticas de la época. Realmente notable la pasión arrebatadora del Segundo Movimiento en La Menor. Ese inicio de cuerdas con los músicos sonriendo y disfrutando con el ostinato. la adhesión del resto de instrumentos hasta alcanzar el tutti fortísimo. el Scherzo del Tercer Movimiento, (casi a manera de Rondó), pese a la indicación de "Presto" del autor, y el prodigioso finale, acotado Allegro con Brío, de júbilo bullicioso, de alegría inconmensurable  y de intensa poesía.  















Casi una bacanal musical, con utilización de instrumentos pastorales, un frenético tema irlandés que ya había tratado el autor, guiado por unos músicos jóvenes (pero expertos) y entusiastas, que sacaron toda la savia a una escritura controvertida, de un lirismo apabullante y majestuoso. Enhorabuena.
Lo mejor: La calidad sonora de los ejecutantes, aliada con el entusiasmo. La técnica no precisa de rostros pétreos...
El improvisado dúo de flauta con la voz de una de las integrantes de la orquesta, regalando a Falla.
Lo mismo que el fuego fatuo,
lo mismito es el querer
que huyes y te persigue,
le sigues y echa a correr.

Lo peor: El fondo sonoro de la orquesta de mariachis que actuaban en el Auditorio.


lunes, 24 de julio de 2017

Los Pelópidas: Las trampillas de la Hélade. Noches de Verano

        

Fotografías: Francisco Collado
En 1966 el dramaturgo Jorge Llopis satirizaba en el escenario del Bellas Artes aquellas desaforadas tragedias helénicas, pletóricas de maldiciones, suicidios, parricidios y nefandos pecados a manos deidades veleidosas. "Los Pelópidas" es vocacionalmente iconoclasta, como ya lo fuera aquella "venganza de Don Mendo" de Muñoz Seca. Aquí, el metateatro está presente exprimiendo una ironía corrosiva, con situaciones de un surrealismo atroz y desenfadado, donde el absurdo campa a sus anchas ¿Acaso no lo hace en toda la Tragedia Clásica? Para ello, Llopis toma los arquetipos y los vuelve del revés, les arranca la piel en que habitan y los deja desnudos. Cautivos y desarmados ante el absurdo y la desmesura de la narrativa clásica.


Florián Recio adapta los ripios de Llopis para esta hilarante astracanada, les añade situaciones próximas y referencias reconocibles por el público, partiendo del lenguaje de los 50 y con cariñosas referencias castúas.
La veterana compañía Suripanta, aborda el desafío en una escenografía (Ana Garay) llena de trampillas (casi un trasunto de las comedias de puertas) y con aire de vodevil. En esta vuelta de tuerca del panegírico heleno nada es lo que parece. Los amantes son hermanos, los hijos son padres, las criadas; herederas; las fámulas se convierten en madres y un largo etc, desternillante. Sobre todo en el último tramo.








En "Los Pelópidas" lo importante es el verbo y la utilización del lenguaje como arma arrojadiza, como denuncia, del absurdo como postura intelectual frente al la grisura cotidiana. Aquí la labor de Florián Recio ha sido notable, en cuanto a contribuciones personales se refiere, sobra una joyita de texto de los que ya no se escriben (desafortunadamente) hoy en día. La apariencia estrambótica y surrealista de la trama. oculta cargas de profundidad de amplio calaje, sostenidas por una literatura dramática de primera división, plena de inteligencia, de juego verbal, donde el retruécano o el análisis lúcido y humorístico de la condición humana, son la constante.


Bien saben los amantes de Talía que; pese a la patina que cubre a los interpretes del drama en estado puro; la comedia es la más difícil de las artes.
Y esta compañía sale con orejas y rabo (si es políticamente correcto el símil taurino) de esta aventura tebana. y casi "montypythonesca"
Los actores demuestran las tablas y el buen hacer de la compañía, en roles tan diferenciados como el usurpador Phideos (Simón Ferrero) y su aire "makinero", que regresa al escenario en el epílogo para bordar una sorpresiva madre (Arsinoé) en este embrollo heleno-genealógico, Paca Velardiez se aposenta en la piel de Electra para extraer una "vis cómica" certera que caricaturiza las heroínas de la Hélade clásica. Excelente también Eulalia Donoso con una Yocasta desternillante, y casi expresionista,  con influencias de aquella "Doña Urraca" de posguerra. dibujada por Miguel Bernet Toledano, habitada de luto de pies a cabeza. 
Todos los actores de este montaje dirigido por Esteve Ferrer, cumplen sobradamente con sus roles. haciendose cercanos, e insuflando vida. Destacar a la divertida Menestra (Ana García), al sorprendido rey Ántrax, que retorna a un mundo del revés, interpretado por Pedro Rodríguez de cuidada dicción y "vis cómica" notable. Otra creación destacable es la que Eva Gómez hace de una Creosota disparatada e impetuosa. Juan Carlos Tirado recrea un Faetón de Estraza que representa a todos aquellos acólitos, escuderos, criados y pícaros que acompañan al protagonista en la dramaturgia clásica. Su personaje consigue el equilibrio entre lo esperpéntico en el lenguaje gestual (sobre todo al inicio), para madurar en un imprescindible amigo-filósofo. Posee un notable timbre y proyecta la voz con precisión.

Jesús Martín Rafael extrae con naturalidad (está sembráo, dicen en mi pueblo), un Zeus esperpéntico y tronchante, para transmutarse en mensajero que hace parecer sencillo el arte de la comedia. Se echa de menos una música diegética más eficiente, que jugara con personajes y situaciones, representando con sonidos y notas los estados de ánimo, los constantes cambios y; sobre todo; un leitmotiv para las originales apariciones de los personajes en las trampillas, etc . El maquillaje y caracterización han corrido a cargo de Pepa Casado, con vestuario de Maite Álvarez y eficiente diseño de iluminación de Juanjo Llorens
El publico pacense rió sin parar con esta hilaro-tragedia donde los arquetipos helénicos (y universales) se aproximan desde la vertiente del humor más satírico. Propuestas tan valientes como esta, sirven para hacer el teatro más próximo, para darle un sesgo de vecindad. Aunque tras la aparente sencillez de este puzzle helénico, hay mucha enjundia, muchas tablas y (afortunadamente) mucha inteligencia.


REPARTO
Pedro Rodríguez
Paca Velardiez
Simón Ferrero

Juan Carlos Tirado
Eulalia Donoso
Jesús Martín Rafael
Ana García
Eva Gómez


CUADRO ARTÍSTICO TÉCNICO
Diseño de Iluminación: Juanjo Llorens
Diseño de Escenografía: Ana Garay
Diseño de Vestuario: Maite Álvarez
Dirección de Producción: Pedro Rodríguez
Ayudante de Producción: Pilar Gómez
Producción Ejecutiva:  Suripanta S.L
Versión:  Florián Recio
Autor:  Jorge Llópis
Dirección:  Esteve Ferrer











Los Pelópidas. Las trampillas de la Hélade. Noches de Verano

En 1966 el dramaturgo Jorge Llopis satirizaba en el escenario del Bellas Artes aquellas desaforadas tragedias helénicas, pletóricas de maldiciones, suicidios, parricidios y nefastos pecados a manos deidades veleidosas. "Los Pelópidas" es vocacionalmente iconoclasta, como ya lo fuera aquella "venganza de Don Mendo" de Muñoz Seca. Aquí, el metateatro está presente exprimiendo una ironía corrosiva, con situaciones de un surrealismo atroz y desenfadado, donde el absurdo campa a sus anchas ¿Acaso no lo hace en toda la Tragedia Clásica? Para ello, Llopis toma los arquetipos y los vuelve del revés, les arranca la piel en que habitan y los deja desnudos. Cautivos y desarmados ante el absurdo y la desmesura de la narrativa trágica. 



Florián Recio adapta los ripios de Llopis para esta hilarante astracanada, le añade situaciones próximas y referencias reconocibles por el público, partiendo del lenguaje de los 50 y con cariñosas referencias castúas. 
La veterana compañía Suripanta, aborda el desafío en una escenografía (Ana Garay) llena de trampillas (casi un trasunto de las comedias de puertas) y casi con aire de vodevil. En esta vuelta de tuerca del panegírico heleno nada es lo que parece. Los amantes son hermanos, los hijos son padres, las criadas; herederas; las fámulas se convierten en madres y un largo etc, desternillante. Sobre todo en el último tramo.


En "Los Pelópidas" lo importante es el verbo. La utilización del lenguaje como arma arrojadiza, como denuncia, del absurdo como postura intelectual frente al absurdo cotidiano. Aquí la labor de Florián Recio ha sido notable, en cuanto a contribuciones personales se refiere, sobra una joyita de texto de los que ya no se escriben (desafortunadamente) hoy en día. La apariencia estrambótica y surrealista de la trama. oculta cargas de profundidad de amplio calaje, sostenidas por una literatura dramática de primera división, plena de inteligencia, de juego verbal, donde el retruécano o el análisis lúcido y humorístico de la condición humana, son la contraste.
Bien saben los amantes de Talía que; pese a la patina que cubre a los interpretes del drama en estado puro; la comedia es la más difícil de las artes. 



Y esta compañía sale con orejas y rabo (si es políticamente correcto el símil taurino) de esta aventura tebana. y casi "montypythonesca"
Los actores demuestran las tablas y el buen hacer de la compañía, en roles tan diferenciados como el usurpador Phideos (Simón Ferrero) y su aire "makinero", que regresa al escenario en el epílogo para bordar una sorpresiva madre (Arsinoé) en este embrollo heleno-genealógico, Paca Velardiez se aposenta en el piel de Electra para extraer una "vis cómica" certera que caricaturiza las heroínas de la Hélade clásica. Excelente también Eulalia Donoso con una Yocasta desternillante, y casi expresionista,  con influencias de aquella "Doña Urraca" de posguerra. dibujada por Miguel Bernet Toledano, habitada de luto de pies a cabeza. Todos los actores de este montaje dirigido por Esteve Ferrer, cumplen sobradamente con sus roles. haciendose cercanos, e insuflando vida. Destacar a la divertida Menesta (Ana García), al sorprendido rey Ántrax, que retorna a un mundo del revés, interpretado por Pedro Rodríguez de cuidada dicción y "vis cómica" notable. Otro personaje destacable es la creación que Eva Rodríguez hace de una Creosota disparatada e impetuosa. Juan Carlos Tirado recrea un Faetón de Estraza que representa a todos aquellos acólitos, escuderos, criados y pícaros que acompañan al protagonista en la dramaturgia clásica. Su personaje consigue el equilibrio entre lo esperpéntico en el lenguaje gestual (sobre todo al inicio), para madurar en un imprescindible amigo-filósofo. Posee un notable timbre y proyecta la voz con precisión.



Jesús Martín Rafael extrae con naturalidad (está sembráo, dicen en mi pueblo), un Zeus esperpéntico y tronchante, para transmutarse en mensajero que hace parecer sencillo el arte de la comedia. Se echa de menos una música diegética más eficiente, que jugara con personajes y situaciones, representando con sonidos y notas los estados de ánimo, los constantes cambios y; sobre todo; un leitmotiv para las originales apariciones de los personajes en las trampillas, etc . El maquillaje y caracterización han corrido a cargo de Pepa Casado, con vestuario de Maite Álvarez y eficiente diseño de iluminación de Juanjo Llorens


El publico pacense rió sin parar con esta hilaro-tragedia donde los arquetipos helénicos (y universales) se aproximan desde la vertiente del humor más satírico. Propuestas tan valientes como esta, sirven para hacer el teatro más próximo, para darle un sesgo de vecindad. Aunque tras la aparente sencillez de este puzzle helénico, hay mucha enjundia, muchas tablas y (afortunadamente) mucha inteligencia.


                 REPARTO
Pedro Rodríguez
Paca Velardiez
Simón Ferrero
Juan Carlos Tirado
Eulalia Donoso
Jesús Martín Rafael
Ana García
Eva Gómez
CUADRO ARTÍSTICO TÉCNICO

Diseño de Iluminación: Juanjo Llorens
Diseño de Escenografía: Ana Garay
Diseño de Vestuario: Maite Álvarez
Dirección de Producción: Pedro Rodríguez
Ayudante de Producción: Pilar Gómez
Producción Ejecutiva:  Suripanta S.L
Versión:  Florián Recio
Autor:  Jorge Llópis
Dirección:  Esteve Ferrer

 


domingo, 23 de julio de 2017

Concierto de Música de Cine de Fernando Velázquez. 23 Festival Ibérico de Cine


"El Orfanato" posee secciones de un romanticismo arrebatador, donde el compositor juega con las voces del coro hasta culminar en ese pianissimo pleno de esperanza. Fernando Velázquez utiliza el cromatismo de los vientos y cuerdas para transmitir sensaciones, con pequeños apuntes deudores de Dani Elfman. y Bernard Herrmann. El autor juega con momentos descriptivos (Atropello) o instantes de un intenso lirismo, exprimiendo las posibilidades de todos los instrumentos, utiliza finales golpeados para enfatizar instantes álgidos.
La estructura de "Lope" juega partiendo de un 3/4 donde elabora y reelabora la partitura; con reminiscencias del siglo de oro; dejando jugar a la guitarra amplificada y a la percusión para evocar danzas y cadencias de la época. Aunque la intención del creador es renovadora. No bucea en lo arcaico, ni en la simple imitación de los modos áureos. Aunque se base en éstos, el clasicismo se apodera del pentagrama. Tampoco se empeña en afanes excesivamente historicistas, ya que entonces se habría empleado la vihuela o la guitarra barroca. Destacar los hermosa melodía de los vientos para el epílogo.


En "Zipi y Zape en la isla del capitán", utiliza recursos del sinfonismo más ortodoxo junto a música descriptiva, combinando lo épico y lo misterioso con los sinfónico. Una excelente partitura que quizás mereciera figurar en otra película.

"Lo imposible" es casi un adagio, una BSO triste e intensa, tremendamente descriptiva
A continuación, la Orquesta de Extremadura interpretó "Zipi y Zape en el Club de la Canica". Un score de gran calidad que merece, como ya dije, otro tipo de película. Buen uso de la orquesta y elegancia formal, la partitura navega desde la fanfarria a las influencias de los grandes horizontes del western. Aires góticos (vía hermanas Brönte) llegaron con "La Cumbre Escarlata", ejecutada por la orquesta en uno de los momentos más intensos del concierto. Esta partitura de un romanticismo exacerbado y enfermizo, es una de las obras más perturbadoras de este compositor
Para "Ocho Apellidos Vascos", el concepto es mucho más lúcido, utilizando percusión (castañuelas, etc), o combinando instrumentos típicos de cada cultura, consiguiendo hibridar la notación con lo que sucede en la pantalla, un reto bastante difícil, dado lo esperpéntico de la trama

En "Un Monstruo Viene a Verme" la utilización del coro es modélica, en difícil equilibrio entre lo melodramático y el fantástico (nuevamente Elfman). Fernando Velazquez juega inteligentemente con lo emotivo. Destacar el Impresionante, lúcido y  delicado diálogo con la cuerda.
"Hércules" es otra de esas películas donde la BSO es superior a la textura fílmica. Utilización de la percusión para instantes épicos y clasicismo en lo narrativo, con los vientos realzando la epopeya y en algunos compases muy "anabolizados".
El compositor tenía reservada una sorpresa para el final, ante los profusos aplausos del público, presentó como primicia mundial una pieza de su banda sonora para la película de Win Wenders 'Inmersión', donde  James More (James McAvoy) y Danielle Danny Flinders (Alicia Vikander) son dos amantes. El titulo de la obra es precisamente "Danielle y James" y el mismo compositor confesaba sus influencias del cine francés de los 60 y de obras como "Jules et Jim" o las creaciones de Michel Legrand. Como muestra, un botón. La hermosa y evocadora melodía, con predominio de la cuerda, dejó al público con ganas de más.

Poco puede añadirse a la calidad de una agrupación como Orquesta de Extremadura, ignoro el tiempo de que habrán dispuesto para ensayar, pero la ejecución fue técnicamente apabullante, así como el perfecto empaste de las voces de los coros "Ziryab" de Córdoba y "Coro de Cámara de Extremadura". A destacar la querencia de Fernando Velázquez por dar a las violas pasajes, antes de que la sección de cuerda ejecute al completo, su adhesión a esos pizzicatos tan caros a la narrativa fantástica que en alguna obra primiciaron los chelos, para ser continuados por los contrabajos. o la utilización de instrumentos como el arpa, imprescindible en canciones infantiles de terror.
 Un concierto de altura el ofrecido por Orquesta de Extremadura y Fernando Velázquez. Una propuesta notable programada por 23 Festival Ibérico de Cine, que el publico pacense supo agradecer y disfrutar.


miércoles, 12 de julio de 2017

I Festival Internacional de Música “Ciudad de Cáceres” El Gabinete del Doctor Caligari (1920)





   

En el año 2008, el violista y compositor Yuval Gotlibovich acomete una hermosa (y espinosa) tarea: Musicar la película emblemática del expresionismo alemán. Una obra legendaria, señera e iniciadora de todo un estilo, que; a pesar de no ser la primera; está considerada el mascarón de proa de este movimiento. Ya en “El Estudiante de Praga” (1913) se encontraban esos callejones sinuosos, esas perspectivas irreales y forzadas que caracterizarían al movimiento. En “El Golem” (1919), las similitudes eran aún mayores y la profecía del expresionismo está patente en fondo y forma, sin ninguna duda. "Caligari" ha obtenido el pedestal por derecho propio. Su profunda profecía del periodo más oscuro de Alemania, su retrato de la obsesión, el montaje paralelo, los planos, la iluminación, la atmósfera de dislocación, etc, contribuyeron a crear algo novedoso. Una poética malsana nunca vista hasta entonces en la pantalla. Yubal Gotlibovich realizó la partitura para viola y violonchelo. 


La elección es de lo más acertado. Este es un filme que, por ejemplo, con acompañamiento de piano perdería mucho de la intensidad dramática y la insanía que lo define. La cuerda y sus posibilidades técnicas y sonoras, abarcan una pluralidad de sonidos que son explotados por el compositor en todas sus variantes: chirridos, frotamientos, abundantes pizzicatos, acordes disonantes. La hibridación entre las imágenes y las notas lega a tal punto que hasta el sonido del féretro de Cesare el sonámbulo, o de las puertas al abrirse, son remedados por el instrumentista que utiliza golpes contra la caja para determinados sonidos, etc. El violista israelí ha conseguido destilar un pentagrama que forma unidad certera con los fotogramas. El diálogo entre la viola y el violonchelo de Jonathan Gotlibovich, es un ejercicio de técnica impecable. 





De una expresividad absoluta, pese a la dificultad de la ejecución. Nos encontramos ante una composición compleja, debido a la subordinación del ejecutante con respecto a la unidad fílmica, ya que no debe sobresalir, ni eclipsar lo que hay en pantalla, pero debe tener una entidad propia y no ser un mero acompañamiento de salón. Para acometer esta obra, Yubal Gotlibovich se inspira claramente en los temas musicales de "La Folía." Nunca mejor empleado, ya que significa “la locura”, como todo esa aura de enajenación que rodea cada fotograma del film de Robert Wiene. Estas melodías en compás ternario, tuvieron en sus inicios relación con los ritos de la fertilidad y se adaptaron con facilidad a los aires cortesanos. Su utilización del “ostinato” le da gran facilidad para expresar estados obsesivos como los que refleja la pantalla. Nacida en Portugal, fue utilizada por diversos compositores, como las compuestas para violín de Corelli, las de flauta de pico de Paolo Bellinzani, y las de viola de gamba de Marin Marais.
A lo largo de la proyección, los instrumentistas intercalan este ritmo, junto a las notas y técnicas “casi expresionistas” que reflejan estados animo de los personajes o sensaciones. También se utilizan fragmentos de vals. Esto es más patente durante el quinto acto, donde hay breves instantes de clara inspiración barroca y la partitura se despega del fotograma para adquirir densidad y gran expresividad.
Caligari, está pensada hasta en sus más mínimos detalles para introducirnos en el mundo onírico y malsano de las mentes de sus protagonistas. Desde los créditos con caligrafías enfermizas, la tipografía angulada, la analepsis, la utilización de la regla de los tres tercios para expresar el ostracismo de Caligari,  los enfermizos fundidos, etc.

La partitura ha conseguido expresar con certeza y una poética distorsionada, ese inframundo donde se mueven los protagonistas. Las cuerdas de la viola y el chelo transmiten la inquietud, el desasosiego. Las notas consiguen hacer navegar al espectador por las desquiciadas escenografías, por las callejas imposibles, por la irrealidad de las habitaciones. El compositor ha realizado un trabajo monumental para describir el ambiente de pesadilla, en una escritura de difícil ejecución que subordina a la imagen, pero sin perder la propia entidad musical. El mérito de esta proyección es de la Asociación Cultural “Agustín Orozco”, que con ilusión ha creado este Festival Internacional de Música. Nos quedamos con ganas de escuchar “El Golem”, quizás en otra ocasión. Tal vez algún día, también escuchemos una composición para la magnifica “Nosferatu” De ilusión también se vive.
El resto de programa para este festival también promete 
El expresionismo del Debussy en sus “6 Éphigrafes Anticues”, que no son otra cosa que las adaptaciones musicales de las “Canciones de Bilitis”. Unos poemas de ámbito erótico de Pierre Louÿ. Aquí, el compositor crea alrededor de sus habituales obsesiones por  el  mundo clásico helénico y la mitología. La partitura incidental del francés es altamente atmosférica, ya que estaba diseñada para acompañamiento teatral. Hay instantes altamente cromáticos como en “Pour Tombeau sans nom”, o la expresividad del nocturno “Para que la noche sea propicio”. En “Pour Remercier la Plie au Matin”, la figuración cromática rápida se acompaña de gran variedad de material melódico. La escritura original era  para dos flautas, arpa y celesta.


Uno de los dúos que dedicó a la viola, el Dúo nº 1 en Sol Mayor de W. F. Bach, el segundo de los veinte hijos de J. S. Bach, seguirá a continuación en el programa. Una variedad bastante limitada en el mundo de la composición, lo que hace esta ejecución, aún más interesante.
Las “7 Canciones Populares Españolas” de Falla, fueron arregladas para soprano y piano, procedentes de diferentes partes de España (Asturias, Murcia, Aragón, etc). Falla y el violinista polaco Paul Kochanski, arreglaron seis de estas canciones para violín, titulándolas Suite Populaire Spagnole.


Del compositor y guitarrista Sérgio Assad y con arreglos de Yubal Gotlibovich, la obra “Menino”, en arreglo para viola y piano. Una obra melancólica y exquisita que ya interpretara el músico Yo-Yo Ma.
"Uriel", obra del compositor y director M. Pintscher (Ensemble Intercontemporain. En Uriel, el diálogo orquestal se reduce al piano de timbres limpios y sosegados, ponderados, sin protagonismo de los fraseos, con riqueza en el chelo para esta obra sobre uno de los siete arcángeles de Dios guardián del conocimiento. La adaptación ha sido hecha para viola y piano.   
J. Brahms estará representado por su "Wiegenlied" en arreglos de Sandro Dónofrio al piano. Esta Op. 49 Nº 4, Lullaby, será ampliamente celebrada por el público que reconocerá sus primeros compases. Este tema fue dedicado a Bertha Faber, amiga del  compositor, con motivo del nacimiento de su segundo hijo.

El prusiano Moritz Moszkoski compuso las "5 Danzas Españolas", basadas en aires tradicionales hispanos, aquí interpretadas al piano. Son obras entretenidas y ligeramente banales.  Varían desde la melancolía a los aires festivos y bucólicos (bolero, andaluza, etc). La obra de este compositor se caracteriza por líneas melódicas fluidas, ritmos estimulantes, ajustándose al pianista perfectamente. Estas obras fueron escritas originalmente para cuatro manos.


El “Konzertstück” para viola y piano de G. Enescu, uno de los más importantes músicos de Rumania. Esta obra fue encargada por Gabriel Fauré para el ingreso en el Conservatorio de París, pero no ha desaparecido como suele suceder con la mayoría de estas obras escritas para concurso. Un repertorio para viola bello y exigente. Obra exigente para el violista

Bela Bartók llega al festival con su “Cuarteto para Cuerda”.
Esta obra consta de 3 movimientos. El primero muy triste, debido al amor no correspondido de Stefi Geyer, En el tercer movimiento ya aparece su futuro interés por la música folklórica húngara. Este compositor repetirá con “Dúos para Violín”.

Atar Arad. Su “Sonata para Viola”, (1992), evoluciona a partir de mucha improvisación, llena de añoranza por Israel. Una mixtura de sabores de los Balcanes y Oriente Medio. El Segundo Movimiento “Alla Bulgarese” tiene sabor a Bulgaria. Contiene notas de dos canciones búlgaras tradicionales. 

"Sonata para Flauta y Piano de Prokofiev." Esta sonata se gesta durante la Segunda Guerra Mundial. Esta impregnada de exuberancia, y melancolía. Se utiliza la repetición variada. Hay utilización del intercambio modal y de las modulaciones lejanas. Algunos sonidos semejan conflicto bélico (imitación de metralletas, etc) compases 2º y 6º de flauta. Neoclasicismo en estado puro.


Brahms compuso su “Cuarteto para piano nº 1 en sol menor”  Op. 25 para estrenarlo en Viena. Tiene cuatro movimiento y, como curiosidad, en el "Rondo alla Zingarese aparece por primera vez su interés por estos temas folclóricos. Clara Schuman fue su primera interprete. Esta no es una forma musical frecuente, y muy pocos compositores la visitaron.

La "Escena Andaluza” Op. 7 de Joaquin Turina se estreno en París en 1911. 1. Crepúsculo-Serenata es un movimiento variado y discreto y ágil y “A la ventana” vibrante, Una prueba de la versatilidad y riqueza rítmica del compositor. Las armonías seductoras y el ensueño de ecos de Andalucía y atractivos acordes. Hay poesía en su primera parte, culminando con una Serenata. En la segunda prima lo descriptivo-amoroso para retornar a la placidez. La viola concertante no tiende al virtuosismo y se mantiene en modo cantante, dentro de un criterio expresivo. La viola comienza con una melodía previamente insinuada por el piano, desempeñando el papel de amante andaluz. Hasta culminar en una ortodoxa recapitulación temática.   


Niccolo Paganini está presente con la maravillosa “Variations on One String”. Una obra de dificultad técnica alta, con diversas técnicas al estilo “paganiniano”. Una obra hermosa e hipnótica.



El “Invierno Porteño” es una de las Cuatro Estaciones compuestas por el bandeonista Astor Piazzolla. Son algunas de las composiciones fundamentales del argentino. Compuestas por separado, pueden ser ejecutadas sin ningún problema aisladamente. Escritas originalmente para quinteto, no respetan el criterio formal, aunque exista alternancia entre “solos y tutti”, hay partes de quietud y calma junto a excitación descriptiva. En este "Invierno" encontramos el frío, la soledad, la melancolía. Originalmente escrito para viola.

Los Conciertos para Cuatro Violines de Antonio Vivaldi contienen toda la exuberancia del Barroco. Vivaldi era un virtuoso del instrumento por lo que el lucimiento del instrumentista es una  de sus características. El programa no aclara si se trata del Concierto nº 1 en RE (549) o del nº 4 en Fa (R550),  ambos escritos para cuatro violines.





También encontramos en el programa el estreno de la obra “X” de Marta Lozano Molano, pianista y compositora cacereña. Ha recibido galardones en certámenes como Physics & Music de la Universidad de Física de Viena, I Concurso de Composición de Música Sacra de Donostia Kultura y la Federación de Coros de Guipúzkoa, Residencia Artística del Centro Cultural Sanchinarro, Contemp-coralia de la agrupación Amadeus…
Deseamos toda la suerte a esta gran iniciativa que se merece la ciudad de Cáceres y la colaboración de entidades y administraciones en próximas ediciones.