En
el año 2008, el violista y compositor Yuval Gotlibovich acomete una hermosa (y espinosa)
tarea: Musicar la película emblemática del expresionismo alemán. Una obra
legendaria, señera e iniciadora de todo un estilo, que; a pesar de no ser la primera; está
considerada el mascarón de proa de este movimiento. Ya en “El Estudiante de
Praga” (1913) se encontraban esos callejones sinuosos, esas perspectivas
irreales y forzadas que caracterizarían al movimiento. En “El Golem” (1919),
las similitudes eran aún mayores y la profecía del expresionismo está patente
en fondo y forma, sin ninguna duda. "Caligari" ha obtenido el pedestal por derecho
propio. Su profunda profecía del periodo más oscuro de Alemania, su retrato de
la obsesión, el montaje paralelo, los planos, la iluminación, la atmósfera de
dislocación, etc, contribuyeron a crear algo novedoso. Una poética malsana nunca
vista hasta entonces en la pantalla. Yubal Gotlibovich realizó la partitura
para viola y violonchelo.
La elección es de lo más acertado. Este es un filme
que, por ejemplo, con acompañamiento de piano perdería mucho de la intensidad
dramática y la insanía que lo define. La cuerda y sus posibilidades técnicas y
sonoras, abarcan una pluralidad de sonidos que son explotados por el compositor en
todas sus variantes: chirridos, frotamientos, abundantes pizzicatos, acordes
disonantes. La hibridación entre las imágenes y las notas lega a tal punto que
hasta el sonido del féretro de Cesare el sonámbulo, o de las puertas al abrirse, son remedados por el instrumentista que utiliza golpes contra la caja para
determinados sonidos, etc. El violista israelí ha conseguido destilar un
pentagrama que forma unidad certera con los fotogramas. El diálogo entre la
viola y el violonchelo de Jonathan Gotlibovich, es un ejercicio de técnica
impecable.
De una expresividad absoluta, pese a la dificultad de la
ejecución. Nos encontramos ante una composición compleja, debido a la
subordinación del ejecutante con respecto a la unidad fílmica, ya que no debe
sobresalir, ni eclipsar lo que hay en pantalla, pero debe tener una entidad
propia y no ser un mero acompañamiento de salón. Para acometer esta obra, Yubal
Gotlibovich se inspira claramente en los temas musicales de "La Folía." Nunca
mejor empleado, ya que significa “la locura”, como todo esa aura de enajenación
que rodea cada fotograma del film de Robert Wiene. Estas melodías en compás
ternario, tuvieron en sus inicios relación con los ritos de la fertilidad y se adaptaron con
facilidad a los aires cortesanos. Su utilización del “ostinato” le da gran
facilidad para expresar estados obsesivos como los que refleja la pantalla. Nacida
en Portugal, fue utilizada por diversos compositores, como las compuestas para
violín de Corelli, las de flauta de pico de Paolo Bellinzani, y las de viola de
gamba de Marin Marais.
A
lo largo de la proyección, los instrumentistas intercalan este ritmo, junto a
las notas y técnicas “casi expresionistas” que reflejan estados animo de los
personajes o sensaciones. También se utilizan fragmentos de vals. Esto es más
patente durante el quinto acto, donde hay breves instantes de clara inspiración
barroca y la partitura se despega del fotograma para adquirir densidad y gran
expresividad.
Caligari, está pensada hasta en sus más mínimos detalles para introducirnos en el mundo
onírico y malsano de las mentes de sus protagonistas. Desde los créditos con caligrafías
enfermizas, la tipografía angulada, la analepsis, la utilización de la regla de
los tres tercios para expresar el ostracismo de Caligari, los enfermizos fundidos, etc.
La
partitura ha conseguido expresar con certeza y una poética distorsionada, ese
inframundo donde se mueven los protagonistas. Las cuerdas de la viola y el
chelo transmiten la inquietud, el desasosiego. Las notas consiguen hacer
navegar al espectador por las desquiciadas escenografías, por las callejas
imposibles, por la irrealidad de las habitaciones. El compositor ha realizado
un trabajo monumental para describir el ambiente de pesadilla, en una escritura
de difícil ejecución que subordina a la imagen, pero sin perder la propia
entidad musical. El mérito de esta proyección es de la Asociación Cultural “Agustín Orozco”, que con ilusión ha creado este Festival Internacional de Música. Nos
quedamos con ganas de escuchar “El Golem”, quizás en otra ocasión. Tal vez algún
día, también escuchemos una composición para la magnifica “Nosferatu” De
ilusión también se vive.
El
resto de programa para este festival también promete
El expresionismo del Debussy
en sus “6 Éphigrafes Anticues”, que no son otra cosa que las adaptaciones
musicales de las “Canciones de Bilitis”. Unos poemas de ámbito erótico de
Pierre Louÿ. Aquí, el compositor crea alrededor de sus habituales obsesiones
por el
mundo clásico helénico y la mitología. La partitura incidental del francés
es altamente atmosférica, ya que estaba diseñada para acompañamiento teatral. Hay
instantes altamente cromáticos como en “Pour Tombeau sans nom”, o la expresividad del nocturno “Para que la
noche sea propicio”. En “Pour Remercier la Plie au Matin”, la figuración cromática
rápida se acompaña de gran variedad de material melódico. La escritura original
era para dos flautas, arpa y celesta.
Uno
de los dúos que dedicó a la viola, el Dúo nº 1 en Sol Mayor de W. F. Bach, el
segundo de los veinte hijos de J. S. Bach, seguirá a continuación en el
programa. Una variedad bastante limitada en el mundo de la composición, lo que
hace esta ejecución, aún más interesante.
Las
“7 Canciones Populares Españolas” de Falla, fueron arregladas para soprano y
piano, procedentes de diferentes partes de España (Asturias, Murcia, Aragón,
etc). Falla y el violinista polaco Paul Kochanski, arreglaron seis de estas
canciones para violín, titulándolas Suite Populaire Spagnole.
Del
compositor y guitarrista Sérgio Assad y con arreglos de Yubal Gotlibovich, la
obra “Menino”, en arreglo para viola y
piano. Una obra melancólica y exquisita que ya interpretara el músico Yo-Yo Ma.
"Uriel", obra del compositor y director M. Pintscher (Ensemble
Intercontemporain. En Uriel, el diálogo orquestal se reduce al piano de timbres
limpios y sosegados, ponderados, sin protagonismo de los fraseos, con riqueza
en el chelo para esta obra sobre uno de los siete arcángeles de Dios guardián
del conocimiento. La adaptación ha sido hecha para viola y piano.
J.
Brahms estará representado por su "Wiegenlied" en arreglos de Sandro Dónofrio al
piano. Esta Op. 49 Nº 4, Lullaby, será ampliamente celebrada por el público
que reconocerá sus primeros compases. Este tema fue dedicado a Bertha Faber,
amiga del compositor, con motivo del
nacimiento de su segundo hijo.
El
prusiano Moritz Moszkoski compuso las "5 Danzas Españolas", basadas en aires
tradicionales hispanos, aquí interpretadas al piano. Son obras entretenidas y
ligeramente banales. Varían desde la
melancolía a los aires festivos y bucólicos (bolero, andaluza, etc). La obra de
este compositor se caracteriza por líneas melódicas fluidas, ritmos estimulantes,
ajustándose al pianista perfectamente. Estas obras fueron escritas
originalmente para cuatro manos.
El
“Konzertstück” para viola y piano de G. Enescu, uno de los más importantes músicos de Rumania. Esta obra fue encargada por Gabriel Fauré para el ingreso en el
Conservatorio de París, pero no ha desaparecido como suele suceder con la
mayoría de estas obras escritas para concurso. Un repertorio para viola bello y
exigente. Obra exigente para el violista
Bela
Bartók llega al festival con su “Cuarteto para Cuerda”.
Esta
obra consta de 3 movimientos. El primero muy triste, debido al amor no
correspondido de Stefi Geyer, En el tercer movimiento ya aparece su futuro
interés por la música folklórica húngara. Este compositor repetirá con “Dúos
para Violín”.
Atar
Arad. Su “Sonata para Viola”, (1992), evoluciona a partir de mucha improvisación,
llena de añoranza por Israel. Una mixtura de sabores de los Balcanes y Oriente
Medio. El Segundo Movimiento “Alla Bulgarese” tiene sabor a Bulgaria. Contiene notas
de dos canciones búlgaras tradicionales.
"Sonata
para Flauta y Piano de Prokofiev." Esta sonata se gesta durante la Segunda
Guerra Mundial. Esta impregnada de exuberancia, y melancolía. Se utiliza la
repetición variada. Hay utilización del intercambio modal y de las modulaciones
lejanas. Algunos sonidos semejan conflicto bélico (imitación de metralletas,
etc) compases 2º y 6º de flauta. Neoclasicismo en estado puro.
Brahms
compuso su “Cuarteto para piano nº 1 en sol menor” Op. 25 para estrenarlo en Viena. Tiene cuatro
movimiento y, como curiosidad, en el "Rondo alla Zingarese aparece por primera
vez su interés por estos temas folclóricos. Clara Schuman fue su primera
interprete. Esta no es una forma musical frecuente, y muy pocos compositores la
visitaron.
La "Escena Andaluza” Op. 7 de Joaquin Turina se estreno en París en 1911. 1.
Crepúsculo-Serenata es un movimiento variado y discreto y ágil y “A la ventana” vibrante, Una prueba
de la versatilidad y riqueza rítmica del compositor. Las armonías seductoras y
el ensueño de ecos de Andalucía y atractivos acordes. Hay poesía en su primera
parte, culminando con una Serenata. En la segunda prima lo descriptivo-amoroso
para retornar a la placidez. La viola concertante no tiende al virtuosismo y se
mantiene en modo cantante, dentro de un criterio expresivo. La viola comienza con una melodía previamente insinuada por el piano, desempeñando el papel de
amante andaluz. Hasta culminar en una ortodoxa recapitulación temática.
Niccolo
Paganini está presente con la maravillosa “Variations on One String”. Una obra
de dificultad técnica alta, con diversas técnicas al estilo “paganiniano”. Una
obra hermosa e hipnótica.
El
“Invierno Porteño” es una de las Cuatro
Estaciones compuestas por el bandeonista Astor Piazzolla. Son algunas de las
composiciones fundamentales del argentino. Compuestas por separado, pueden ser
ejecutadas sin ningún problema aisladamente. Escritas originalmente para
quinteto, no respetan el criterio formal, aunque exista alternancia entre “solos
y tutti”, hay partes de quietud y calma junto a excitación descriptiva. En este "Invierno" encontramos el frío, la soledad, la melancolía. Originalmente escrito
para viola.
Los
Conciertos para Cuatro Violines de Antonio Vivaldi contienen toda la exuberancia del Barroco. Vivaldi era un virtuoso del instrumento por lo que el
lucimiento del instrumentista es una de
sus características. El programa no aclara si se trata del Concierto nº 1 en RE
(549) o del nº 4 en Fa (R550), ambos
escritos para cuatro violines.
También encontramos en el programa el estreno de la obra “X” de Marta Lozano Molano,
pianista y compositora cacereña. Ha recibido galardones en certámenes como
Physics & Music de la Universidad de Física de Viena, I Concurso de
Composición de Música Sacra de Donostia Kultura y la Federación de Coros de
Guipúzkoa, Residencia Artística del Centro Cultural Sanchinarro,
Contemp-coralia de la agrupación Amadeus…
Deseamos
toda la suerte a esta gran iniciativa que se merece la ciudad de Cáceres y la
colaboración de entidades y administraciones en próximas ediciones.
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