Utilizando
como mascarón de proa la mítica creación de Tobe Hooper: Poltergeist (Están Aquííí…), llega la edición nº VII de una propuesta cinéfila
ya consolidada en la ciudad de Cáceres. No faltarán a la cita todos los iconos, la mitología del género y los subgéneros del fantástico y el terror.
Como
propuesta de cabecera (Viernes 5 a las 18:30) los programadores ha seleccionado
una excelente revisitación del imaginario del zombi: “Train To Busan” (Busanhaeng). Estimulante propuesta surcoreana y
primera cinta en imagen real del director Yeon Sang-Ho. Una apuesta, con
influencias del cómic, comportamientos complicados para mentalidades
occidentales y querencia por el exceso.
Los aficionados a la “escabechina” de
muertos vivientes disfrutarán, sin
olvidar el sentido del humor y la música; hibridada con lo que se ve en
pantalla; con ciertos toques de crítica social y control del gore (sin excesos). Un espectáculo repleto de adrenalina que da una nueva dimensión a un género,
quizás algo deshilachado, cuyos esquemas revoluciona y aplica como un mecanismo
de relojería. No olvida el director las relaciones humanas, o esa metáfora de
una sociedad antropófaga, capitalista y devoradora real del ciudadano. A todas
luces una candidata para convertirse en “cult movie”, con su movimiento
perpetuo, sus imágenes icónicas, su vocación de serie B o su nada soterrada
critica sobre una sociedad que te devora. Igual que los zombis. Aquí las
segundas lecturas están de más. Esta “Alarma en el Expreso” en versión
“devorahigadillos”; dionisíaca propuesta con referencias a aquel fantaterror
hispano de la excelente “Pánico en el Transiberiano”; pionera del terror de
pipas; dejará buen sabor de boca entre los amantes de ese ¿subgénero? de tipos incorruptos
que se caen a trozos y son parcos en palabras.
Otra
de las propuestas del Festival es el
ejercicio de estilo “Green Room” (bañada de azules y verdes), con
interpretación del malogrado Antón Yelchin. No hallamos ante un violento
thriller donde un grupo punk verdaderamente “road”, acepta una insólita
proposición que les lleva a una
situación donde la supervivencia es el precio a pagar. Con un suspense de
estudiada morosidad, evitando el montaje epiléptico o la molesta “shaky camera”, con sus resultados negativos para la estabilidad del espectador, el director
nos introduce en una América oculta, olvidada y siniestra. El mensaje de “no
estires la cuerda”, deja el sabor metálico en la boca de lo que la presión puede hacer con
cualquier ser humano. Casi una pieza de cámara, un estudio entomológico sobre
esa maldita suerte que te hace estar en el lugar y momento equivocados. Saulnier transmite una sensación de angustia
con escasos medios y mucho talento (actoral también), con progresión argumental
que atrapa en sus redes. Óptimo manejo de espacio y música de Brooke y Will
Blair, sin dejarse arrastrar al abismo del mal gusto en lo violento, pero
manejando la incomodidad con precisión. Escaso presupuesto, pero mucho talento.
Un cóctel explosivo.
“I
Am a Hero” es una adaptación de un célebre manga. El encargado de pergeñar la
adaptación ha sido Shinsuke Sato, que narra la historia de Hideo, dibujante
mediocre, y su desencuentro con su novia/zombi. Aderezada de gore nipón (con
todas sus consecuencias), algún plano-secuencia de antología y bizarrez por un
tubo. No escapa a esa querencia actual de todas estas cintas de servir de
crítica al sistema que permite su producción y
supervivencia. “Ya estábamos muertos”, dice un personaje. Aquí palpita el latido de la
serie B, con envoltura de blockbuster para presentar un antihéroe que regala
escenas del gore más visceral (en sentido esctricto) y obtuvo el Premio del
Público en Sitges. Hábil manejo de los efectos visuales y el maquillaje.
Devoción palomitera (en el mejor sentido) y un gran respeto por las criaturas
originales del manga.
En el lago negativo (por así denominarlo) esa propensión
nipona a la mixtura de géneros, con un desenfado conceptual que resulta difícil
de digerir fuera de sus fronteras. Algo así como el “Humor Japonés” por antonomasia.
Mixtura desvergonzada de géneros, cambios vertiginosos de intensidad y contextos, difícil equilibrio con lo
grotesco, con instantes impactantes como la escena final o la de la autopista. Una
de las escasas muestras del zombi nipón con altos niveles de calidad,
refrescante y de larga duración.
“La
Autopsia de Jane Doe” no es un plato para todos los estómagos, sostenida por
las interpretaciones y Emile Hirsch y el fabuloso Brian Cox, trufada de
silencios, con una primera parte excelente. La apuesta del director avanza por
el terreno del terror psicológico y claustrofóbico. Jane Doe es el nombre que
se da a los cadáveres de este tipo sin identificar (algo así como el Juan Nadie
de Capra). Un difícil “tour de force” al que se enfrentaba el director para no hacer excesivamente lenta y
repetitiva la trama a puerta cerrada y malsana atmósfera, teñida de
originalidad. Una apreciable promesa para los tiempos que corren.
“The
Divide” (Aislados) es un postapocalíptico thriller que coincide con otras
películas del festival en su ambiente claustrofóbico, en esta ocasión un sótano
de un edificio de apartamentos. Nacida con vocación de enfermar al público, una
bizarrada con ida de olla final, sobre la degeneración de unos personajes y que
no rehuye las escenas duras (físicas y morales), para mostrarnos un concepto
deprimente (y depresivo) de la humanidad. Preñada de referencias (Alien, Perros
de Paja, El Club de la Lucha), no es un plato para servir a todos los
espectadores, con una estimable interpretación de Rosanna Arquette.
“Kubo
y las Dos Cuerdas Mágicas” es una pequeña joya samurai con impactante epílogo. Fantasía heroica a
modo de fábula, con influencias del cuento tradicional nipón y su mitología.
Quizás se queda a caballo entre el público adulto e infantil, pero sin duda una
de las mejores propuestas de los últimos años, pletórica de imaginación y delicadeza formal. Una obra de orfebre, plena
de poesía, con resonancias de Kurosawa, disfrazada de aventura iniciática y
habitada de ese material con que se
hacen los sueños. Excelente banda sonora de Dario Marianelli.
“Hard
Core Henry”, es una cinta deudora del mundo del “game”. Perspectiva en primera
persona para un aluvión de explosiones, carreras y acción. El plano subjetivo
es llevado al límite en esta cinta rusa que puede agradar o terminar hastiando.
No existe otra obra de estas características desde la mítica “La Dama del Lago”
(1947) donde tan sólo en un espejo se ve el rostro del protagonista (Robert
Montgomery). Acrobática, deslumbrante, pirotécnica, en ningún caso esta montaña
rusa de adrenalina deja indiferente, aunque invite a tomar una dosis de
biodramina antes de su visionado.
Otra
cinta de zombies es "Melanie. The Girl With All the Gifts", con actores de la
talla de Paddy Considine, la “bomba “Gemma Arterton o Glenn Close. Notable la capacidad del director para alternar secuencias íntimas con masacres, integrándolas en el texto fílmico sin imposturas. Con una crítica soterrada y ecológica acerca de la relación del hombre con la
naturaleza, ayudada por envolvente banda sonora de Cristobal Tapia de Veer y la
interpretación de la debutante Sennia Nanua. Una paleta cromática de tonos
tierra y verdes completa esta atractiva oferta visual, Basada en la novela
homónima escrita por Mike Carey en 2014, esta fábula distópica es una de las
mejores ofertas de esta edición, sin duda.
Una programación que incide en la temática del subgénero apocalíptico/zombi, y que sin duda hará las delicias de los espectadores.
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