Con el soporte acústico de la Iglesia de San Juan de Ribera,
dio comienzo el ciclo de música sacra con el Ensemble VN Barroco. Las voces del tenor pacense Víctor Sordo y de la
contralto Sonia Garcedo, fueron arropadas por la potente digitación al
violonchelo barroco de Calia Álvarez y la certera pulsación en el teclado de
Diego Fernández. La agrupación había elegido un programa desarrollado en
tiempos convulsos y de fatales consecuencias a nivel social y humano, pero
enriquecedor y de alto nivel para el mundo de la música. Del napolitano
Francesco Lambardo (o Lambardi) se ejecutó la hermosa obra “Toccata e Gagliarda” que únicamente he
escuchado en su versión para arpa italiana.
Un autor casi desconocido
(1587-1642) que trabajó con el organista Giovanni María Trabaci componiendo
números vocales para la celebración de fiestas napolitanas. Era hijo del músico
Camilo Lombardi. Comenzó como tenor hasta ocupar el cargo de organista en la
Capilla Real, siendo maestro del coro. Escasamente escribió obra espiritual,
creando obras para círculos burgueses y nobleza napolitana, siendo notable su acercamiento
al madrigal con pocas voces en los que adelanto un nuevo idioma. Un hermoso
inicio para el recorrido por la “Europa de la Razón”. Brilló especialmente, em
matices, el tenor durante ejecución de “Nigra
Sum”, una obra caracterizada como motete en la publicación de 1610. Es una
monodia introspectiva al modo de las óperas anteriores de Monteverdi. Una pieza
de gran hermosura desde su inicial re, que Víctor Sordo resolvió con dominio y
ornamentando con notable gusto, consiguiendo separar los matices, como en la
frase “tempus putationes”. Impecable y emocionante el difícil salmo “Lauda
Jerusalem", cuya soberbia ingeniería, pese a someterse a los dictados del “cantus firmus”, destila un resultado
nuevo y moderno.
En el aspecto instrumental destacar la interpretación del exigente “Preludio y Giga” de la Suite para Violonchelo N.º 2 de J.S Bach. La giga
comienza con un tema amable desembocando en brillantes arpegios descendentes y
ascendentes, atacando con sentimiento el dramatismo del preludio, con las semicorcheas
tejiendo la nostálgica línea melódica. Una hermosa y emocionante versión la
ofrecida por el Ensemble. En esta época la viola de gamba empieza a ser
sustituida por el violonchelo, siendo Bach uno de los autores que promueven
este cambio. Otro de las obras interpretadas a solo instrumental, fue la
reconocible “Sarabanda” sobre la Folía. Suite en Re m de Händel
que popularizaría la película Barry Lyndon. Nunca había escuchado un arreglo
para clave y viola de gamba. El resultado es de una nostalgia arrebatadora en apenas
ocho compases con repeticiones. La música hispana estuvo representada por
Torrejón y Velasco. El villancico “Cuando
el bien que adoro” (Dúo para dos tiples y continuo, para la asunción del
Señor). Hermosos empastes en las voces para este ritmo de raíces hispanas
folclóricas, donde vibra la vena dramática del autor albaceteño. Con textos de
significado contrapuesto, utiliza imitaciones en modo continuo, con alguna
síncopa rompiendo la regularidad de la estructura silábica. Brilló
especialmente el profundo timbre de Sonia Gancedo en el único Aria da Capo N.º
21 “He Was Despised” del “Mesías” con
su fraseo entrecortado. Esta aria está realizada de una forma más libre que sus
arias de carácter italiano. Conmovedora, profunda y densa vocalización,
dominando el registro sacro con solvencia. Magnífico el dúo “Thou in thy Mercy” del oratorio “Israel en Egipto”. Notable empaste
y versatilidad y amplio dominio de matices. Un programa ecléctico, un amplio abanico
cultural y un paseo multilinguístico por la Europa de la razón. Excelente
apertura para el XXIII ciclo de Música Sacra.
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