Premonitorio y certero título del periodista Daniel Montero, para
esa sensación de pertenecer a este selecto club que se nos queda, tras conocer como y quien se lo
lleva por la patilla, y que organismos y entidades dejan que se lo lleven muerto.
Pocas opciones les quedan a los
miembros del Club de los Pringaos, salvo seguir con el paganini de toda la vida,
para que otros vegeten a nuestra costa. Con una prosa clara y sin filigranas,
no las precisa, el autor nos va desvelando los secretos del submundo de los
defraudadores, evasores y otras yerbas ponzoñosas y como sobreviven a cualquier
intento de erradicación. Descubra con estupor las SICAV. Creadas
teóricamente para que 100 paganos de a pie pudieran invertir en bolsa con
escasos impuestos, fueron olfateadas por los tiburones. Estas sociedades de
inversión colectiva, pagan solo el uno por ciento de sus beneficios en bolsa Ya
podían los pringaos olvidarse del
asunto. Las fortunas consiguieron mariachis,
hombres de paja a cambio de nada. El resultado: las grandes fortunas del país
controlan unas sociedades de que presuntamente se crearon para favorecer al
pagano de a pie. Deléitese aprendiendo como ese equipo de sus amores y el
futbolista de moda intentan por todos los medios defraudar, cediendo los
derechos de imagen a empresas que gestionan su patrimonio. Deje que le resbale
el venenillo por la comisura del labio cuando lea como el presentador al que
sigue y la tertuliana semianalfabeta de moda, canalizan sus beneficios a través
de empresas para facturar con ellas y pagar menos impuestos. Afíll ese el colmillo mientras comprende por que usted paga generosamente todos los años el IBI, garaje y voladizos por unos cochinos 90 metros cuadrados, mientras la Duquesa de Alba no
paga por el Palacio Liria. Deguste como
los Partidos Políticos (todos) miman al gran capital para que no se vayan a
otra parte, o para que no dejen de financiarlos. Diviértase con el modelo
plutocrático que tenemos que aceptar sin remedio, camuflado de democracia.
Entreténgase contando los paraísos fiscales dónde esconden el dinero nuestros
empresarios, deportistas de élite y artistas. Descojónese cuando descubra que
Bono, el vocalista de U2 y su lucha contra el hambre en el mundo, se traducen
en tributar en Holanda como sus compañeros los Rolling Stones para tangar al
fisco de sus países. Alucine con el timo del camión de gasóleo, que se compra
para vehículos comunes, pero se factura como si estuviera destinado a usos
agrícolas dónde los impuestos son menores. Asómbrese viendo como el número de
inspectores que Hacienda dedica a investigar grandes fortunas, tendría que ver
una fortuna al día e inventariar y auditar a ritmo de ametralladora para
simplemente aproximarse a un control racional. Irrítese (usted, pagano de a pie)
a quien Hacienda crucifica con apremios e intereses, cuando conozca que las
grandes empresas se pasan por el forro los apercibimientos del fisco (pasan de
contestar) y aquí no pasa nada. Descubra el chollo de tener una fundación, de
utilizar mendigos como testaferros, de ser deportista de élite. Descubra lo que
oculta la frase “amo a España, pero vivo en Miami. Y en fin, descubra como,
gracias al fisco y los gobiernos sucesivos, este país (o lo que sea) funciona
gracias a la sangría que nos someten. ¿Se le ha quedado la cara a cuadros? Bienvenido
al exclusivo Club de los Pringaos. No
es necesario hacerse socio. Ya se encargan ellos.
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