Opera prima cuyo peso recae
totalmente sobre Ona Chaplin, desarrollada en un malsano ambiente. Pieza de
cámara de atmósfera opresiva e incomoda que destila sabor a cortometraje. El director
ya había demostrado su capacidad para este tipo de narración en el corto Leyenda.
En esta obra nos trasladamos a un edificio de apartamentos, apartado del centro
urbano, casi deshabitado, ya que acaban de entregar las llaves. Aquí como en
una especie de “huis clos” polanskiano,
un piso claustrofóbico, en un difícil “toru de force”, ya que exceptuando un
garaje, es espacio único y omnipresente durante la narración. La joven pareja
protagonista ha sufrido recientemente una tragedia, la perdida de un hijo.
Cuando su vecina (eficiente Ana Fernandez) le deja a cargo a su hijo para ir la
hospital, la protagonista ignora el componente psicópata de la criaturica, que
transmite ansiedad a su alrededor y momentos de verdadera incomodidad, como las
conversaciones nihilistas en el sofá o la precoz sexualidad que muestra el
infante. Pronto el guión se abre camino entre lo fantástico y lo psicológico,
utilizando para crear inquietud la banda sonora compuesta por Aaron Rux, y el
sonido directo. Con este film, el catalán se suma a la, ya larga lista de
cineastas que han decidido adentrarse en el género fantástico o de terror, con
resultados notables. Aménabar, adicto al género desde Tesis, Balagueró, con la
inquietante Los Sin Nombre o la
siniestra Darkness, el Intacto de Juan Carlos Fresnadillo, la estilizada El
Orfanato de Bayona, una rareza como Nos Miran de Norberto Lopez
Amado, sin olvidar Memorias de un Angel Caído (1997), de Fernando Cámara, entre
otras incursiones en el mas acá. Después de recibir el Premio del Público al
mejor cortometraje en San Sebastián o el Premio del Jurado en el Fantasia
Internacional Fail Festival de Canada, este ayudante de dirección se adentró en
los terrenos del cine con mayúsculas. La propuesta de Teixidor tiene aún el
sabor de lo primerizo, junto a la espontaneidad exenta de anclajes al mercado.
En su contra, la sensación de cortometraje engordado y alargado, en la que
consigue navegar sin zozobrar. Las bases son las interpretaciones de Ona
Chaplin y el joven Sergi Méndez. La involuntaria canguro Marta tiene que hacerse
cargo de un desconocido que se comporta de forma asocial, enfermiza, y crea
tensión sexual a pesar de su corta edad.
El miedo entra en su vida cuando el
joven sociopata dice que hay otro niño en la casa, al que puede ver y habla con
él, y describe al hijo fallecido. Hay economía de medios, salvada con una
capacidad de crear ámbitos imprescindible en el fantástico menesteroso, y un
hábil juego de muñecas rusas que nos impide saber hasta el último instante,
si el delirio habita en la mente enferma
del sicoteenager o se trata de un
film de casa encantada al uso. Buen uso de la oscuridad y los encuadres, sin
perder el aroma a cortometraje. Nuevamente aparece el espejo como puerta hacia
otros mundos (Dark Water, El otro lado del Espejo (2003) Reflejos (Kiefer
Shutherland), y puente de acceso hacia seres amados (o criaturas
impresentables). Carente por completo de factor hemoglobínico, la única sangre
es la de Marta cuando se corta al preparar frenéticamente un sándwich. Es ahí
donde se encuentra el quid de la narración, la capacidad de ir irritando
progresivamente a espectador, a pesar de los reducidos decorados (o por esto
mismo) e introducirle a pulso en un mundo de inquietud y zozobra, donde hay que
preguntarse como reaccionaríamos ante
una situación similar. Hubiera preferido un final menos acomodaticio, más
febril, incluso perverso, para este espartano poema de la cotidianeidad rota por ajeneidad (en verso).
Una banda sonora ambiental, ecléctica, intensa. Un ambiente opresivo, insano.
Un manejo hábil de los mecanismos del género. Esto es lo que hay. Purgatorio es
una rareza en el panorama actual, una
rara avis, no redonda, con algunos lugares comunes y alargada en exceso (como
corto hubiera sido perfecta) pero que deja entrever; y desear; un aliento fresco
en próximas producciones de este director. Savia nueva. Bienvenido al lado
oscuro.
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