La Distopía como género, se ha consolidado entre en las
sagas
teenagers y forma parte de
rabiosa actualidad; como consecuencia de sus adaptaciones; del mundo del
celuloide. Algunas de ellas de gran éxito como
Los Juegos del Hambre,
aunque todo esto comenzó mucho antes. Entre los mundos distópicos se encuentran
clásicos como
1984 (Orwell nunca
imaginó a que degradación llegaría su creación del Gran Hermano),
La Naranja Mecánica,
que en versión audaz (y controvertida) realizo Kubrick de la corrosiva novela. También
obras de culto como
Blade Runner, según la narración de Phillip K Dick, o la profética:
Un
Mundo Feliz de Huxley. Ya el cine, se había aproximado a estas
sociedades donde el bien común se obtiene con el perjuicio de los ciudadanos y
sin su consentimiento (suena familiar), en
La Fuga de Logan; después convertida en
serie; donde a los ciudadanos a los 30 años, edad limite, se les induce al
sueño eterno y se les entregaba un
pasaporte sin visado de retorno. Tampoco la idea del ser humano que despierta
en un entorno desconocido; sin saber como y porque ha llegado allí; es novedosa.
La excelente cinta canadiense
CUBE,
nos mostraba un grupo de personas atrapadas en un desconocido entorno lleno de
trampas. En otro nivel, y en los años sesenta, una serie de culto:
El
Prisionero, mostraba a un agente secreto misteriosamente recluido en un
lugar conocido como
La Villa.
De aquí parte la premisa de este film. El protagonista sube a
través de un extraño ascensor, a un lugar habitado por otros jóvenes que han
ido arribando allí a lo largo del tiempo. Lejos de desesperarse han organizado
una sociedad bastante funcional, y aceptado su situación. El lugar está rodeado
por las altas murallas de un gigantesco laberinto que cambia de forma
constantemente. Su llegada altera notablemente la forma de ver el entorno de la
comunidad y comienzan a plantarse la posibilidad de salir de allí. En este tipo
de cine lo de menos son los fallos de
raccord,
el sospechoso parecido del argumento con otros en boga, o la falta de carisma
de los interpretes. Tiene un puñado de escenas de acción entretenidas, aunque
sobra la machacona banda sonora, es mucho más oscura que otros productos para adolescentes al uso. Y por último no recurre al tirón sentimentaloide, la única chica que aparece no tiene ninguna empatía con los personajes masculinos. Además el
casting ha huido claramente del
atractivo físico de los protagonistas, quizás para dar credibilidad al
conjunto. Tiene; como cabría esperarse; un esquema plano, pasa de puntillas por
la densidad argumental y la intensidad de personalidades. Es previsible en
algunos momentos, pero al menos intenta ser voluntariosamente diferente. Cierto
que no es
El Señor de las Moscas
postapocaliptico, pero el hecho de ver el cine lleno de adolescentes, que también
han comprado y leído el libreo compensa de sobras estas carencias. Después de
todo las películas hay que juzgarlas con los parámetros de su género, y no
buscarles coartadas intelectuales. Añadir que algunas de ellas están tienen una
factura técnica y artística superior a las chorradas conceptuales que tratan de
hacernos tragar en ocasiones. Es lo que hay.
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