domingo, 7 de septiembre de 2014

El Tiempo Entre Costuras. Maria Dueñas

El Tiempo entre Costuras.

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El acierto de una novela como El Tiempo entre Costuras consiste, no solamente en  perfilar unos personajes que se introducen en la piel del lector, y consiguen perdurar más allá de la última página, también contribuyen notablemente la excelente ambientación del relato y la precisión milimétrica del argumento. La obra de María Dueñas es una notable Novela Histórica, camuflada de folletín  de época (al que contribuye el engañoso título), que invitó a que los misóginos, la clasificaran con esa prosaica y eufemística definición de Literatura para Mujeres, extraño híbrido genérico, pergeñado desde un machismo analfabeto que considera a la mujer un ente alternativo, incapaz de consumir otra gramática, que esa novela romántica decimonónica, teóricamente impresa para su consumo. Nada más lejos de la intención esta obra militante, inteligente, certera. Plena de personajes vivos que abordan la vida tal como les llega, y esquivan el toro arriesgándolo todo, y con sentido del humor cuando hace falta. Caracteres inolvidables como La Matutera con su dialogo socarrón y pícaro sentido de la supervivencia; históricos; como Rosalinda Fox, la inglesa indómita cuya vida hubiera dado de sí para otra novela, secundarios de lujo como el hijo amanerado o el gris comisario que sobrevive a las incidencias políticas. Protagonistas que no llegan a caer nunca en el estereotipo debido a su calado humano. El Tiempo Entre Costuras es una narración inteligente a ritmo de thriller donde la peripecia humana se sobrepone al opresivo entorno histórico, narrado con una precisión que no les vendría mal a otras pretendidas novelas históricas, cuya única aproximación al género, consiste en otorgar a los protagonistas nombres de la época visitada o situarlos en un determinado contexto, olvidando el pensamiento acorde con cada etapa histórica, y la influencia del entorno en la condición humana. Por sus páginas desfilan figurantes arrebatadores, como el “Cuñadísimo” Serrano Suñer, personaje de opereta; ciertamente inoportuno para el Régimen; o el políglota Coronel Beigdeber un opositor dentro de la maraña burocrática, que acabó pagando cara su desafección a la grisura imperante. Pero sobre todos los protagonistas destaca la protagonista Sira; que se hace cercana con esa narración en primera persona; donde el personaje va evolucionado desde la desesperación hasta combatir al destino con sus mismas armas. Sira es un ser profundamente humano que va creciendo frente a la adversidad; capaz de reconocer sus errores. De corregirlos. El final abierto es otro de los aciertos de una narración que, dejando un sabor agridulce y descarnado, en un mundo donde las zonas grises abundan mucho más que el blanco o el negro, construye uno de los fenómenos literarios de los últimos tiempos. Esta es una realidad innegable.


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