Sin Conciencia. Un estudio de los Psicópatas que nos rodean. Robert D. Hare
Inquietante. Fascinante. Terrorífico.
Cualquiera de estos adjetivos servirían para calificar el libro del Doctor en psicología e investigador de renombre en el
campo de la psicología criminal. Robert D Hare. El autor es profesor emérito de
la University
of British Columbia donde centra su investigación en psicopatología y psicofisiología.
Fascinante, si lo sujetos aquí estudiados no fueran seres humanos, si estas
personas fueran el resultado de la mente de un escritor creador de mundos
anormales. Pero no es así, lo aquí narrado es terriblemente verídico.
Inquietante, si fuera algo lejano, que contempláramos a través de un cristal y
que no nos rozara la piel. Pero las historias desgranadas en las páginas de
este libro, son reales y sus personajes también. Por ello "terrorífico"
sería el epíteto más apropiado para definir el estudio. Y lo es, porque nos
afecta a todos. Porque estas personas, que no se curan, pero que tampoco están
estrictamente enfermas, que cuando acuden a terapia únicamente aprenden como
seguir manipulando las debilidades de los demás, que no sienten ningún tipo de
culpa ni empatía, están a la vuelta de la esquina. Para el psicópata un
programa de rehabilitación funciona en sentido inverso de un enfermo mental. Es
un aprendizaje para seguir en su mundo de mentiras, utilización de los otros y destrucción
de todo lo que le rodea. Para el psicópata, el otro no es más que un mero
objeto, manipulable, del cual extraer todo lo que necesita. Son vampiros
emocionales que agotan las vidas de las personas que tienen la desgracia de
cruzarse con ellos y los llevan al abismo, satisfacen sus ansias egocéntricas
con su víctima y cuando se cansan (son volubles) o piensan que no van a obtener
más beneficios, desaparecen dejando un rastro de destrucción, sin importarles,
ni mirar atrás. Para ellos realmente no ha sucedido nada relevante. Pasan a la siguiente víctima
sin ninguna huella de culpa (ignoran lo que es). Lo mejor que puede suceder con
los psicópatas, es que nunca tengamos que encontrarnos con ellos. Pero esto es
difícil, teniendo en cuenta que están por todas partes. Los estudios valoran entre un dos y un cinco por ciento de la población. Tan sólo hay que calcular
las posibilidades de tropezarse con ellos a lo largo de una vida. El cine ha
tenido en gran parte la culpa de difundir una imagen distorsionada del psicópata, que no se corresponde exactamente a la realidad, presentando personajes como el
erudito Hannibal Leckter o el sofisticado protagonista de American Psicko. El psicópata
de a pie (si puede utilizarse este termino) es una persona de apariencia
normal, capaz de camuflarse e imitar las emociones y los modos de convivencia
de los otros para conseguir lo que quiere. Es un maestro de la mentira,
narcisista extremo, que aprovechan las circunstancias con un sexto sentido como
un depredador. En cierto modo son cazadores siempre en activo. Las personas de
baja autoestima son sus presas favoritas. Tienen una habilidad especial para
detectar puntos débiles e imitar las emociones, si es preciso. Manipulan, viven
en constante violación de las normas sociales, que no les interesan, o les
resultan una molestia, por eso aparecen como delincuentes tempranos y
reincidentes, niñas de sexualidad precoz para manipular, torturadores de
animales sin rastro de piedad o arrepentimiento, pero capaces de fingir
emociones para su beneficio. Ególatras, cuyo paso por la vida de los otros es
devastador. El estudio demuestra que están en todos los ámbitos de la vida
cotidiana. Banqueros y estafadores que hunden a colectivos en la miseria sin
alterarse, abogados perniciosos, capos de la droga, etc. Son esas personas que
destruyen todo a su paso, sin conciencia, con una conducta sorprendentemente
amoral dentro de una aparente normalidad. Cuando se les describe a grupos de víctimas
los síntomas identificables, comprenden por que esas personas les han hecho
pasar un infierno en sus vidas. Tener la desgracia de encontrarse en la vida
con un psicópata, o convivir con él, es una de las experiencias más aterradoras
y anuladoras de la personalidad que pueden sucederle a alguien. Los testimonios
que transcurren a lo largo del libro son estremecedores, sobre todo cuando
proceden de niños. La psicopatía se manifiesta ya en la infancia, son
adolescentes terribles, precoces y manipuladores, que hacen sentirse culpables
a los padres y pensar que han fallado en su educación. En la vidas cotidiana
son tipos ingeniosos. Les gusta ser el centro de atención, no soportan la
frustración y consiguen manipular todo con su carisma y energía desbordante, de
tal modo que las personas que le rodean, apenas se dan cuenta de sus
contradicciones, mentiras y falta de emociones verdaderas. Es cierto que una
parte de ellos terminan siendo asesinos seriales o violentos delincuentes, pero
los verdaderamente peligrosos son los otros, los cotidianos. Aquellos que se
camuflan en la sociedad como depredadores, imitando emociones y repitiendo
rituales que han aprendido que les pueden ser útiles, pero que realmente no
sienten ni comprenden. Para ellos el dolor o el sufrimiento tienen el mismo
valor emocional que una mosca volando. Salvo que vayan a utilizarlo para
satisfacer su inmensurable ego y sus necesidades básicas e instantáneas,
entonces no dudarán en realizar el acto violento que sea necesario, para a
continuación servirse una cerveza, pensando que la otra persona lo merecía, si
es tan débil como para dejarse vencer. El psicópata no suda, no altera el ritmo
cardíaco ante situaciones de extrema violencia. Su lógica esta pervertida, pero
sabe exactamente lo que hace. Aunque en su mundo interior (si esto existe) lo justifique todo
desde ese pensamiento distorsionado. La única
defensa, es mantenerse alejados de ellos desde primer aviso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.