Tous les matins du monde es una
profunda reflexión sobre la creación artística (lindando lo metafísico), que
utiliza como coartada argumental la relación entre dos de los mejores músicos
del barroco francés. Frente a la vida retirada de Monsieur de Sainte Colombe,
su concepto casi metafísico de la materia sonora, la búsqueda de un
metalenguaje en la viola de gamba, su alumno Marin Marais se encumbra en la corte
real, que solicitaba melodías ingeniosas y efectistas para entretener sus
ocios. Rodada en planos fijos, deudora de las Vanités (naturalezas muertas o
vanidades del siglo XVII) es una película de difícil digestión para el adicto
al cine adrenalínicos o los
exegetas del último director de moda.
Eludiendo la coartada cultural y el sopor del cine literario, el film de Alain Corneau, les descubrió a los
culturetas de tertulia rancia, las sublimes creaciones de dos geniales
tañedores, y la existencia de un instrumento tan melancólico como la viola de
gamba, hasta entonces unicamente apreciado por los amantes de la Música Antigua. A
pesar de de contener todos los esquemas para convertirse en un fracaso de
taquilla, la película fué un rotundo éxito, casi un bestseller de cineclub. El
especialista Jordi Savall condensa en su arco toda la magnificencia y técnica
que requieren estas obras, arrancando tristezas antiguas o nostalgias,
habituado al diálogo con la endiablada digitación que requieren las partituras
de Marais, del cual ha grabado sus cinco libros para viola. Savall posee una
técnica certera y refinada; resuelve las dificultades con riqueza de matices y
marca los contrastes. La riqueza y precisión en los adornos del violagambista
catalán son insuperables. En esta banda sonora; que obtuvo el Premio César a la
mejor música; acomete con sobriedad y economía de medios admirable, la
tenebrista y anónima "Fantasía en
Mi Menor" o se enfrenta a L´Arabesque
de Marais, en un delicioso ejercicio con bellísimos resultados. La obra de
Lully; cabecera de grabación: titulada "Marche pour La Cérémonie des Turcs",
rompe la cadencia intimista e introspectiva del resto de la grabación, en un
acertado ejemplo de estética cortesana. Del gran clavecinista F. Couperin,
autor de obras alegres y humorísticas, la soprano Monserrat Figueras desgrana
una de sus Lecciones de Tiniebla,
con la habitual versatilidad y precisión de su instrumento vocal. La música
como expresión de los sentimientos más recónditos del hombre, la melodía como
viaje iniciático hacia uno mismo, se condensa en la secuencia en la que
M.Marais; pagado de si mismo; henchido de alardes técnicos y virtuosismo,
espera la respuesta para ser alumno de Sainte Colombe.
"Os admito como alumno, no por vuestra música, Sino por vuestro dolor"
El mismo dolor que habrá sentido
Savall al rechazar el Premio Nacional de Música debido a la nefasta gestión del
Ministerio. La historia siempre regresa para recordarnos que somos notas
aleatorias en la partitura de la vida.
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